Sierra Nevada, Ahora y siempre.

Del insulto al halago

Política - María Andrade - Viernes, 12 de Junio de 2015
El PP ha modulado su discurso y ha pasado del duro ataque a Luis Salvador, centro de todas las críticas durante la campaña electoral y a quien este mismo jueves acusaba de "chantaje" y "extorsión", a calificarlo como "una persona que merece la pena".
Salvador y García Montero, este viernes.
Miguel Rodríguez
Salvador y García Montero, este viernes.

Luis Salvador se convirtió en el blanco de los ataques del PP durante la campaña electoral. 20 años “cobrando” del PSOE en los que fue senador con “ZP, que Dios lo guarde en su gloria”, en una etapa en la que votó “a favor de quitar los crucifijos de los colegios y la ley del aborto”.

Esos eran “sus antecedentes”, explicados con esas palabras por Juan García Montero, que no ahorró calificativos entonces para advertir a los granadinos que votar a Ciudadanos era votar al PSOE, por el pasado socialista de su líder, que había protagonizado “un cambio de chaqueta”. 

Ciudadanos era, llegó a decir García Montero, “una engañifa” que estaba dando a entender que era una opción para “matizar” al PP. O PP, o cuatripartito con Ciudadanos, Podemos, PSOE e IU. Así lo aireó el Partido Popular en manifestaciones públicas y en los folletos que repartió por Granada.

Y uno de esos folletos asía en sus manos Luis Salvador, al día siguiente de las elecciones, cuando exigió a José Torres Hurtado que se disculpara públicamente como condición indispensable para sentarse a dialogar con el PP. 

Salvador exigió las disculpas de Torres Hurtado en una rueda de prensa en la que mostró los folletos contra Ciudadanos. m.rodríguez

Las disculpas llegaron en forma de comunicado y fueron aceptadas. “Pelillos a la mar”, dijo entonces el presidente provincial del PP, Sebastián Pérez. 

Pero posteriormente hubo otra exigencia: Ciudadanos no dialogaría con el PP si Torres Hurtado no se marchaba y renunciaba a ser alcalde. Y esa exigencia provocó de nuevo tensión, no ya tanto entre el PP y Ciudadanos, como entre Torres Hurtado y Salvador, que en estas semanas ha cuestionado la edad del alcalde y ha manifestado que la renovación era necesaria para acabar con "prepotencias" y "malos hábitos". 

De “chantaje” y “extorsión” llegó a calificar este jueves el alcalde lo que le exigía Luis Salvador, para insistir en que tras haberlo dicho “842.422 veces”, añadía otra vez más que “no” se iba. Ya lo dijo el lunes cuando se escenificó el apoyo de sus ediles y de Sebastián Pérez –que en estas dos semanas ha tenido que despejar dudas sobre su relación con el alcalde, “magnífica” y “espléndida”, según él-. En estas circunstancias “no me voy a ir nunca”. 

Pero se irá, aunque no ahora, sino después de las elecciones generales. Se ha desvelado tras un día, el viernes, en el que de nuevo el discurso del PP se ha ido matizando. 

Del “chantaje” a “la extorsión” que veía en él y en su partido, Ciudadanos,  24 horas antes, Torres Hurtado, a través de un comunicado por la mañana, consideraba que era “la persona  adecuada, tanto personal como políticamente, para participar con lealtad y plenas garantías democráticas en el nuevo periodo” de la etapa municipal de Granada que se abre. 

Salvador y su equipo de concejales, expresaba en ese comunicado el alcalde “cuentan con una gran formación y experiencia personal, que serán muy beneficiosas para el desarrollo de Granada”. 

En ese momento, poco antes de la una de la tarde cuando Ciudadanos y PP estaban sentado en un hotel despejando el diálogo, estaba aún por llegar el definitivo. Otro comunicado en el que, tras el almuerzo, José Torres Hurtado desvelaba que habían salvado “el obstáculo” que los separaba. 

Y entonces, definitivamente los calificativos hacia Luis Salvador han adquirido otro tono y los gestos se han relajado, con abrazos y apretón de manos. “No lo conocía y sinceramente tengo que decir que es una persona que merece la pena”. Lo ha dicho el secretario general del PP de Granada, Santiago Pérez, que hoy, cerrado el acuerdo entre Ciudadanos y PP, ha agradecido “la claridad, la transparencia y claridad de ideas” de Luis Salvador y su disposición a establecer un diálogo “franco y tranquilo”.