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El triunfo de los mediocres

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 24 de Marzo de 2017
Kiko Rivera.
youtube.com
Kiko Rivera.

Casi 700.000 personas han visto ya en Youtube cómo Kiko Rivera, el autollamado cantante, destroza una canción con gallos que difícilmente se esperarían de alguien que se dedica a la música. Por supuesto, creo que la mayoría ya sabíamos que su carrera no acariciaría los límites del Belle canto, pero de ahí a escuchar a una gallina clueca va un trecho. Casi todos hemos soñado alguna vez con ser bailarines o cantantes o pintores o futbolistas de éxito, pero nuestro sentido del pudor y el conocimiento de los límites que tenemos para destacar en estos campos nos hicieron descartar esas opciones en un momento dado de nuestras vidas. ¿Por qué entonces hay personajes como Kiko Rivera, que han desoído estas advertencias internas? Seguramente porque viven en un mundo en el que el pudor queda reservado a los demás.

No es el primer caso. También tuvimos la oportunidad de disfrutar a mandíbula batiente de las cualidades de Enrique Iglesias, hace unos años, en otra memorable grabación en estudio que ponía los pelos de punta por la forma tan exagerada de desafinar. Por fortuna para él, esto no ha supuesto un obstáculo para que se convierta en uno de los cantantes más escuchados del momento en el mundo.

La mediocridad siempre ha despuntado ocasionalmente, pero por el hecho de que nos hayamos transformado en una aldea global, hoy está más a la orden del día que nunca.

Y es que estamos en una época en la que no triunfa el mejor sino el que interesa a ciertos grupos de poder que se convierta en el más seguido.

Es verdad que la mediocridad siempre ha despuntado ocasionalmente, pero tal vez por la inexistencia de Internet o por el hecho de que nos hayamos transformado en una aldea global donde la difusión mundial es más sencilla que hace unas décadas, hoy está más a la orden del día que nunca.

¿Cuántas veces nos hemos horrorizado por el trato que hemos recibido de funcionarios o de otros profesionales cara al público? ¿En cuántas ocasiones hemos ido a un taller de coches a arreglar la avería correspondiente y hemos salido con menos dinero y el mismo problema en el vehículo? ¿En cuántos momentos hemos sido testigos de cómo conseguía un ascenso en nuestro trabajo una persona incapaz para el puesto sólo porque mantenía una relación familiar o de amistad con los jefes?

La sociedad está avanzando por un camino sinuoso que nos lleva, sobre todo, a la infelicidad. Porque, en realidad, entiendo que los que más sufren son aquellos que están en el lugar incorrecto, pese a que en apariencia sean considerados como personas de éxito.

¿Alguien puede ser feliz si no disfruta en su trabajo, si se siente sobrepasado o si no le gusta lo que hace aunque erróneamente entienda que el dinero que le dan compensa esta insatisfacción?

Lo primero que deberíamos enseñar a nuestros hijos es a saber elegir porque actualmente la mayoría de los jóvenes seleccionan sus estudios en función de las salidas profesionales. Cuando yo iba a pasar a la Universidad me aconsejaron que hiciera informática, ingeniería o enfermería porque eran opciones que aseguraban un trabajo. Muchos de mis compañeros se decantaron exclusivamente por ese motivo hacia esas carreras, sin valorar si realmente querían dedicar sus esfuerzos a esos sectores para el resto de sus días. El resultado fue que, al acabar el periodo de formación, una gran crisis impidió que muchos de ellos acabaran trabajando para lo que habían estudiado.

Estoy convencido de que Kiko Rivera tiene cualidades, aunque no sea para la canción. Tal vez nos hemos perdido un camionero excepcional o un electricista de lujo, pero seguramente nunca se lo planteará porque dentro de su nivel social entiende que esa es una rebaja excesiva que no está dispuesto a sufrir.

Todos tenemos cualidades y limitaciones. Aquello en lo que somos buenos es normalmente lo que nos gusta y es ahí donde de verdad deberíamos destacar. Tendría que darnos igual la valoración social si nos centráramos en aquello que nos apasiona, pero la sociedad está programada para desviarnos hacia empleos que nos harán infelices.

El mediocre no es el que no llega a ser el número uno sino el que se pasa la vida quejándose de lo que no tiene y trabajando en lo que no desea. Seguro que mucha gente pensará que con las dificultades laborales de la actualidad es lógico que trabajemos en lo primero que encontremos, pero es precisamente en una época de crisis, en la que no hay empleo para casi nadie, cuando tenemos la oportunidad de elegir lo que nos gusta, e incluso prepararnos más para ello. Y es que hoy en día es tan difícil trabajar de médico como de camarero.

Estoy convencido de que Kiko Rivera tiene cualidades, aunque no sea para la canción. Tal vez nos hemos perdido un camionero excepcional o un electricista de lujo, pero seguramente nunca se lo planteará porque dentro de su nivel social entiende que esa es una rebaja excesiva que no está dispuesto a sufrir.

Sería genial que cada uno de nosotros pudiéramos hacer aquello que más nos gusta, porque de esa forma ganaríamos a profesionales contentos, con capacidad de superación, con ganas de mejorar cada día, sin expresar frustraciones, sin sentirnos víctimas de nuestra situación. Y de esta forma, la sociedad podría evolucionar hacia un mundo en el que cada uno ocupara el lugar que le corresponde, en el que la mediocridad dejara de existir y los mejores de cada sector tal vez no estuvieran en el número uno, pero sí que serían triunfadores porque disfrutarían de sus días. ¿Es una utopía? Tal vez, pero ya lo dijo Einstein: “Como no sabía que era imposible, lo hice”.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).