La crisis de los refugiados: se acabó el tiempo
España se comprometió a acoger a 17.337 personas refugiadas antes del 26 de Septiembre de 2017. A día de hoy sólo unas 2.000 personas refugiadas han llegado a nuestro país. Apenas 1 de cada 10 prometidas. Con ello se ha traicionado la palabra dada y se han violado los derechos fundamentales de las personas refugiadas, regulados por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas de 1951 y el Protocolo de 1967.
Según la Convención, un refugiado es aquella persona que ha tenido que abandonar su lugar de origen o residencia habitual por razones políticas, religiosas, sociales, raciales o por ser víctima de la violencia de un conflicto armado. Las personas refugiadas no abandonan su país porque lo deseen, sino que lo hacen para proteger su vida y su seguridad, la suya y la de sus familias. Por eso estamos moral y legalmente obligados como sociedad a acogerlas y ayudarlas. No es algo potestativo, que podamos como sociedad elegir "no hacer", salvo que queramos situarnos al margen de la Ética y la Ley. Es una obligación. Por eso, al incumplir nuestros compromisos, se ha quebrado la confianza en la Europa que se dice de la "libertad, igualdad y fraternidad", de la solidaridad. Ahora, estas palabras resuenan como hipócritas en los oídos de las personas refugiadas. También en los de quienes siguen apostando por construir una sociedad diferente, basada en la justicia, la paz y el respeto a los Derechos Humanos y la legalidad internacional.
'El Mediterráneo se ha convertido en una gran fosa común con miles de muertos y desaparecidos'
El drama de las personas refugiadas prosigue cada día en las aguas del Mediterráneo, convertido ya en una gran fosa común con miles de muertos y de desaparecidos. Esta gran tragedia humanitaria, que copó titulares e informativos en 2015, ha sido deliberadamente ocultada a la ciudadanía en los últimos dos años por las autoridades españolas y europeas, con la complicidad de algunos medios de comunicación. La traición se prolonga en las políticas desplegadas por la Unión Europea -en las que España participa- destinadas a impedir a toda costa la llegada de estas personas a las fronteras exteriores del paraíso europeo. Acuerdos vergonzosos con países que no respetan los Derechos Humanos como Turquía o Marruecos o con Estados fallidos como Libia, sumida en la violencia, tienen el objetivo de convertirlos en las murallas exteriores de la UE, sin importar qué suceda en ellos con las personas refugiadas. Si a ello se añade el hostigamiento a las ONGs que operan en el mar salvando refugiados y la militarización represiva de la vigilancia marítima desplegada por FRONTEX, el cuadro dibujado no se corresponde mucho con el ideal democrático que dice defender Europa.
'España tiene recursos suficientes para acoger a los refugiados prometidos y a muchos más'
España tiene recursos suficientes para acoger a los refugiados prometidos y a muchos más. Sólo la ignorancia, la mala fe o la simple xenofobia pueden defender el argumento contrario. Avergüenza constatar que, por ejemplo, Líbano, un país bastante menos rico que España y con unos 5 millones de habitantes, acoge a un millón de refugiados sirios: uno de cada cinco habitantes. Por el contrario, en España, un país rico con 45 millones de habitantes, en 2016 sólo se tramitaron 15.755 solicitudes de asilo, poco más del 1% de las recibidas en toda Europa.
Por eso es necesario exigir al gobierno español un cambio radical en las políticas respecto a las personas refugiadas. Tiene que facilitar su llegada activando los procesos de reubicación, reasentamiento y tramitación del asilo, así como colaborar con las autoridades autonómicas y locales para garantizar su acogida adecuada. Tiene que urgir a la Unión Europea la apertura de vías seguras en el Mediterráneo para evitar más muertes en el mar y potenciar y apoyar a Salvamento Marítimo, la empresa pública de salvamento. Tiene que denunciar el tratado UE-Turquía y los acuerdos con los gobiernos de Marruecos y Libia para proteger la integridad y los derechos de las personas que transitan por esos países. Tiene que suspender la venta de armas a los países en conflicto o a quienes los alimentan, como es Arabia Saudita. Tiene, en definitiva, que respetar de forma efectiva la Carta Internacional de los Derechos Humanos, porque eso es lo único que puede hacer de España una sociedad verdaderamente..., humana.
Todo esto será lo que las organizaciones integradas en la Red Granadina por el Refugio y la Acogida reclamaremos el próximo sábado 30 de septiembre desde la Fuente de las Batallas, en Granada.
Pablo Simón Lorda, representante de la Red Granadina por el Refugio y la Acogida (RedGra). Simón, que es médico de familia y trabaja en Chauchina, es miembro de Médicos del Mundo y ha prestado asistencia humanitaria en Lesvos (Grecia)
Fotos: Pablo Simón