'Salvar el mundo'
"La lectura es la primavera de todo”. O, al menos, debería serlo para quien la encare con las manos vacías, sin prejuicios ni ideas de plomo a los que agarrarse. Y esta certeza tan literaria, tan frágil en una sociedad en la que lo importante no es la verdad sino lo que tú estés dispuesto a creer, es de las pocas que atesora Mónica, la protagonista de El jardín herido (Almuzara, 2023), novela con la que Rafael Ruiz Pleguezuelos, narrador que se desenvuelve con gran habilidad en sus expediciones por los entresijos del alma humana, obtuvo el Premio Jaén en su última edición.
La primavera de casi todo. Ojo. Y viceversa, añadiría yo que no tengo de botánico ni los andares. Porque “qué me dicen del simbolismo contenido en el gesto de atrapar flores en un libro”. En un libro de poemas o en una de esas novelas que se quedan con nosotros hasta el final de los tiempos
La primavera de casi todo. Ojo. Y viceversa, añadiría yo que no tengo de botánico ni los andares. Porque “qué me dicen del simbolismo contenido en el gesto de atrapar flores en un libro”. En un libro de poemas o en una de esas novelas que se quedan con nosotros hasta el final de los tiempos. Atrapar flores que podrían llamarse, fíjense, por decir un nombre al azar, Mónica. Sí. Es verdad. Exactamente igual que nuestra protagonista. Una mujer contradictoria, de éxito aparente, que extrae de las flores que vende en su floristería todas las metáforas necesarias para interpretar la realidad que le rodea. Ya saben. Cada flor, aunque nos parezca mentira, disfruta de su lugar y de su momento. Mónica. Una mujer, todavía por florecer, que busca su lugar en un mundo que se tambalea sin que nadie se percate de ello. O lo que es peor. Sin que nadie quiera percatarse de ello. Qué remedio. Con frecuencia, la mejor manera de esconderse es mirar hacia otra parte. Mónica. Una mujer de pocas palabras, las justas para pasar el día, que, sin embargo, nos conduce con verbo fluido por las arbitrariedades, las paradojas y los entusiasmos de esos mártires del activismo que, cada cual a su manera, luchan por el futuro del planeta. Mónica. Que, después de toda una vida, apenas templada ya por los últimos rescoldos de su juventud, tiene más que asumido que el mero hecho de ser mujer no la convierte en nadie especial. Lógico. “Lo que hagas como mujer es lo que realmente te define”. Quién dudaría, una vez cerrado el libro de Rafael, de que nos encontramos ante un verdadero maestro del aforismo. Y claro, con todos estos antecedentes a cuestas, ella, la Mónica que nos ocupa, la que brotó y creció en un pueblo de la Sierra de Baza aunque ahora recorra los campos de asfalto de una gran ciudad, la que apenas se ve a sí misma como un bosquejo de la flor que anhelaría ser, es normal que crea que todavía no ha hecho nada con su vida. Nada de lo que pueda sentirse mínimamente satisfecha. Y así nos lo narra su voz, una voz de tinta que se expande por el libro sin gustarse en absoluto. Una voz que, si me permiten un caprichito de lector, imagino suave pero contundente, o titubeante tal vez, al menos en esas ocasiones en las que uno no debería titubear, tan tenaz y tan efímera como la mayor parte de esas flores que maneja con esmero y, a la par, con cierto remordimiento ecológico en la trastienda de su jardín herido.
En uno de los pasajes más bellos de 'El jardín herido', Rafael Ruiz Pleguezuelos, que además de un buen goreño es un buen amigo y un magnífico escritor, nos recuerda que, en las mejores páginas de las obras de Lorca, “el mundo vegetal vibra para el lector”
En fin. A lo que iba. Que me pierdo entre petunias, crisantemos, rosas blancas, gretas, y claveles negros. En uno de los pasajes más bellos de El jardín herido, Rafael Ruiz Pleguezuelos, que además de un buen goreño es un buen amigo y un magnífico escritor, nos recuerda que, en las mejores páginas de las obras de Lorca, “el mundo vegetal vibra para el lector”. Y por eso, porque desde esa perspectiva la lectura se convierte en la primavera de casi todo, y también porque, una vez leída esta historia, ya saben, la historia de una chica independiente y autónoma que va por la vida a la manera de esos dientes de león que no precisan de nadie que los polinice para seguir concediéndonos algunos deseos, me siento en deuda con su autor, quisiera recomendarles que se acerquen a ella. A El jardín herido. Piénsenlo. Incluso si las argumentaciones o las excusas o las evasivas que habitualmente utilizan para seguir viviendo como si nada mientras el planeta se nos va a pique se ciñeran con excesiva frecuencia al egoísmo. Porque, qué quieren que les diga, tal y cómo estamos, salvar el mundo, nuestro mundo, bien pudiera ser la mejor manera de salvarse uno mismo.
Ficha técnica:
Editorial: ALMUZARA
ISBN: 9788411318211
Año de edición: 2023
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
Nº de páginas: 208
También podemos encontrar algunos de sus poemas en antologías de diversa índole, destacando entre las mismas Todo es poesía en Granada (2015), Ciudad celeste (2016), Lift off Especial Bowie (2016), Antología de poesía iberoamericana actual (2018), Antología de poesía viejoven (2020), Cabo de Gata: espuma y versos (2021) y Humuvia (2023).
Además, por su obra poética, ha obtenido numerosos reconocimientos, como el VII Certamen Águila de Poesía, el VIII Premio Federico Muelas y, más recientemente, el XLV Premio de Poesía “Rafael Morales”.
Maestro de profesión, Martínez Clares fue director de la revista “Puerta de la Villa”, ha formado parte del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses y, en la actualidad, colabora en diversos medios digitales y en revistas literarias.
Más información en:
WEB: https://sites.google.com/view/jlmartinezclares/inicio
BLOG: http://jlmartinezclares.blogspot.com