Raúl Alcover regresa a la ‘casilla de salida’
Tras su paso por los últimos momentos del colectivo Manifiesto Canción del Sur, el cantautor del Realejo emigró a Madrid para seguir adelante con una carrera musical que llega hasta hoy. Recién llegado a la capital y con la amistad anfitriona de otro que también arrancaba por aquel entonces, un tal Joaquín Sabina (de hecho se quedó a vivir en la famosa casa de la calle Tabernillas cuando el ubetense se mudó… ¡"a la calle del alegría"!), Raúl comenzó a actuar en el circuito de locales bohemios abiertos a los cantautores. Entre ellos, y por donde han pasado absolutamente todos, está la cueva de la calle Segovia que responde por El Rincón del Arte Nuevo. Allí hace 45 años dio su primer concierto madrileño y, como entonces, como si no hubiera pasado casi una vida entera entre ambos momentos, comenzó su actuación este fin de semana también con ‘Noche canalla’, aquel poema de Javier Egea musicado del que, en su momento, Sabina le dijo que o lo grababa Raúl o se la quedaba él.
Entre amigos, por lo recoleto del lugar y por la cualidad de los presentes, Alcover se sintió muy cómodo y confidente, acudió a su repertorio lorquiano que completa su último y muy recomendable disco, con sorpresas, como una apropiación bilingüe más que adaptación del ‘Pequeño Vals Vienés’, recordando que él estuvo en los inicios del proyecto ‘Omega’ por petición de Enrique Morente. No faltó su homenaje ‘Momentos’ al grupo de su barrio, Los Ángeles, de los que siempre cuenta que fueron decisivos en el despertar de su vocación; ni tampoco su himno a la resiliencia, ‘El sol siempre sale’, luminoso, vibrante, siempre optimista y estimulante.
Y cerrando el círculo de algún modo, en su emotivo regreso a la 'casilla de salida', anunció que su proyecto inminente es hacer un disco, por fin completo, dedicado al poemario de Javier Egea.