Entrevista

José Miguel Valle: "Miguel era mi ídolo cuando tenía doce y trece años"

Cultura - JTG - Miércoles, 9 de Agosto de 2023
Entrevista con José Miguel Valle, autor de 'Miguel Ríos y El rock de una noche de verano', un libro publicado por Editorial Efe Eme en el que el autor nos traslada a 1983 y relata la mayor gira del rock español de todos los tiempos.
José Miguel Valle.
JTG
José Miguel Valle.

José Miguel Valle, narra en tiempo real (de 1983), la mayor gira del rock español de todos los tiempos: El rock de una noche de verano, de Miguel Ríos, con Leño y Luz Casal, que reunió a 600.000 espectadores.

Tras la repercusión estratosférica del álbum en directo Rock & Ríos, y de una intensísima, agotadora y en ocasiones caótica y enervante gira realizada durante los meses estivales de 1982, Miguel Ríos decidió al año siguiente poner en pie el mayor espectáculo del rock español de todos los tiempos: El rock de una noche de verano. 

Se trataba de la primera gira digna de llamarse así, no de actuaciones aisladas, en la que recorrería los grandes estadios de fútbol en compañía de los aclamados Leño y la debutante Luz Casal. Era apostar por el más difícil todavía

Se trataba de la primera gira digna de llamarse así, no de actuaciones aisladas, en la que recorrería los grandes estadios de fútbol en compañía de los aclamados Leño y la debutante Luz Casal. Era apostar por el más difícil todavía. La entonces estigmatización del rock dificultaba que los clubs de Primera División y los ayuntamientos se prestaran al inédito arrendamiento de estos gigantescos recintos. La grandiosidad de la gira y la epopeya de sus números generaron una mítica incluso antes de echar a rodar.

Cuarenta años después, en Miguel Ríos y El rock de una noche de verano, José Miguel Valle nos traslada a 1983 para desentrañar el día a día de esta fiesta multitudinaria que visitó treinta y tres ciudades y despachó más de seiscientas mil entradas. En sus páginas se relata con detalle cómo la gira devino acontecimiento de magnitud social, y por qué inspiró tanta fascinación, pero también desbordante controversia. Publica Editorial Efeeme

Portada de 'Miguel Ríos y el rock de una noche de verano'. 

─ Es su segundo libro sobre el granadino… ¿Personalmente qué le une a la historia de Miguel Ríos?

"Cuanto más conocimiento he adquirido de su trayectoria a través de las investigaciones y los libros que he escrito sobre sus discos y sus espectáculos, mi admiración es más profunda y mucho mejor confeccionada"

─ Me unen los férreos vínculos identitarios y sentimentales que proporciona la música que una persona escucha con entuasiasmada asiduidad antes de cumplir los veinte años. La música es un constructor de sentido, y por lo tanto acarrea mucha incidencia cuando la biografía es porosa y está abierta a mutaciones permanentes. A principios de la década de los ochenta la música ostentaba mucha centralidad en la conversación pública y consencuentemente en la configuración de las personas. Miguel era mi ídolo cuando tenía doce y trece años. Recuerdo que en una de las paredes de mi habitación del internado en el que estudié aquella temporada colgaba un póster suyo que irradiaba fuerza y otra manera de inscribirse en el mundo. En la adolescencia se idolatra mucho. Ahora no idolatro a nadie, pero admiro a muchas personas. Miguel Ríos es una de ellas. Y cuanto más conocimiento he adquirido de su trayectoria a través de las investigaciones y los libros que he escrito sobre sus discos y sus espectáculos, mi admiración es más profunda y mucho mejor confeccionada.

─ También escribe con un lenguaje barrial y rocanrolero de la época ¿fue su época?    

─ Sí, así es. He disfrutado mucho utilizando el argot de la calle de los ochenta, tan peculiar y a la vez tan extendido. Se hablaba así. Ahora bien, la gracia de la prosa del libro está en la mezcolanza. Conjugo retórica barrial y léxico ochentero con lenguaje literario, e incluso a veces desenvuelvo la descripición de hechos con prosa poética y enunciaciones de ensayo contemporáneo. 

─ Tiene gracia que lo pusieran a caldo por ser patrocinado por un refresco y por mencionar la colaboración oficial, cuando ahora no hay macrofestival sin aporte multimillonario de dinero público ¡y hasta el pope de la contracultura, Bob Dylan, llega a Granada patrocinado por un banco!

"La infusión de Kas en el espectáculo de Miguel Ríos era una ingenuidad comparada con la capacidad actual de colonización de las corporaciones y su invasiva retórica neoliberal en cualquier orden de la vida"

─ También entonces los artistas foráneos venían a España con un patrocinador. La gira de Rod Stewart aquel 1983 (cuando Rod Stewart era tras los Stones la figura más prominente del momento) coincidió con la de ‘El rock de una noche de verano’. A Rod Stewart lo patrocinaba Adidas y nadie le reprochó nada. Bruce Sprigsteeen tocó en el Palacio de los Deportes de Montjuic en Barcelona bajo el auspicio comercial de la cerveza Miler, y tampoco sufrió ningún alud de diatribas. Concuerdo contigo en que ahora cualquier festival es un cónclave atestado de patronazgos y marcas comerciales. Más todavía. Hasta los lugares llevan nombres de entidades comerciales. El cuarenta aniversario del ‘Rock & Ríos’ no se celebró en el Palacio de los Deportes de Madrid, sino en el WiZinc Center. Las más insignes paradas de metro se rebautizan con el nombre de empresas de telecomunicación. Los equipos de fútbol ceden su camiseta para convertirla en una valla publicitaria, e incluso en grotescos casos la llevan estampada en la parte trasera del pantalón corto. Hasta la Liga entrega su nominación a una entidad bancaria. La infusión de Kas en el espectáculo de Miguel Ríos era una ingenuidad comparada con la capacidad actual de colonización de las corporaciones y su invasiva retórica neoliberal en cualquier orden de la vida.  

─ Y Mire usted… ahí sigue todavía

─ Cuando escribí el libro del ‘Rock & Ríos’ agregué un epílogo que explicaba los últimos años en activo de Miguel, en el que incluía la despedida de 2011. Por supuesto la daba por bien cerrada, una trayectoria clausurada para siempre. Ocurre que el aplauso es muy adictivo, lo que más nos gusta a las personas es estar con personas que nos aprecian, si escarbamos en la genealogía de nuestras acciones veremos que todo lo que hacemos lo hacemos para que nos quieran, y creo que por eso Miguel retornó a los escenarios. También creo que no se bajará de ellos mientras el cuerpo le aguante. 

─ Leño tenían el finiquito previsto y firmado, en cambio sí fue el arranque de la carrera también muy longeva de Luz…

"Pocas veces alguien ha asumido tanta responsabilidad. Como luego hemos comprobado, salió airosa y apuntaló su carrera, que a mí me gusta mucho"

Leño en un principio desestimó participar en la gira porque sus miembros ya habían decidido poner punto final al grupo. Sin embargo, los animaron a cerrar a lo grande, hermosear su recuerdo participando en la gira más alucinante de toda la historia del rock español, y accedieron. El caso de Luz Casal era diferente. Era una chica apenas conocida con un solo álbum publicado. Tenía veinticuatro años y era de las pocas mujeres en un mundo tan masculinizado como el rock. Su papel fue crítico para el devenir de muchas propuestas femeninas. Quiero decir que además de su carrera personal, estaba en juego el de la mujer en el rock. Pocas veces alguien ha asumido tanta responsabilidad. Como luego hemos comprobado, salió airosa y apuntaló su carrera, que a mí me gusta mucho. 

─ Y por terminar por el presente, como analista del pensamiento, ¿qué papel cree que jugó el rock en la evolución de este país? Se lo pregunto porque aquella ‘basca’ es ahora la que nos gobierna y/o aspira a ello, en mitad de la cultura del razonamiento en tiktok de 15 segundos…

"El rock y la denominada entonces música morderna fueron vehículos de un tiempo nuevo. Representaron la ruptura cultural con la grisura y el acartonamiento mental del franquismo"

─ El rock y la denominada entonces música morderna fueron vehículos de un tiempo nuevo. Representaron la ruptura cultural con la grisura y el acartonamiento mental del franquismo. La mitad de la población era gente joven y la música, como te he comentado antes, poseía enorme magnetismo en la vida cotidiana. Un ejemplo. Cuando la gira de ‘El rock de una noche de verano’ llega a Madrid, al día siguiente Diario 16 le dedica la portada. Algo así es impensable ahora. Aunque colectivamente escuchemos poca música a pesar de oír mucha, los sonidos de la cultura popular continúan portando posicionamiento y mirada en cada canción. Son un motor utópico que ofrece horizontes con los que ensanchar lo posible. Esa es la aportación de la música y de la cultura en sentido lato. Y ahí radica el deber de cuidarla.