Campaña Inagra contenedor marrón.
MANUEL MARTÍNEZ-CARRASCO Y REYES (1883-1954)

El granadino que salvó Bolonia de ser destruida por los bombardeos en 1944

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 14 de Febrero de 2021
El periodista e investigador Gabriel Pozo Felguera recupera del olvido en este espléndido reportaje a otro insigne granadino, Manuel Martínez-Carrasco y Reyes, quien evitó en la II Guerra Mundial el bombardeo de la ciudad italiana de Bolonia al convencer al Mariscal Montgomery. Pero el Rector del colegio mayor universitario más antiguo de Europa, también jugó un papel trascendental en las relaciones entre España e Italia, trajo a Guadix la copia de la Piedad de Miguel Ángel, y hasta le debemos que en Granada se consuman los helados italianos en Gran Vía. Esta es su historia.
Manuel Martínez-Carrasco, ataviado como caballero dela orden de Malta, en un óleo que luce en el Colegio de Bolonia.
IndeGranada
Manuel Martínez-Carrasco, ataviado como caballero dela orden de Malta, en un óleo que luce en el Colegio de Bolonia.
  • El Rector del Colegio de Bolonia convenció al Mariscal Montgomery, jefe del ejército aliado en Italia, para que no desalojara a los nazis con una lluvia de bombas

  • Dirigió el Colegio de Bolonia entre 1919 y 1954; recuperó y potenció la institución tras el declive ocasionado por las guerras italianas del siglo XIX

  • Trajo la copia de la Piedad, de Miguel Ángel, que hay en Guadix para colocarla sobre la tumba de su madre en el panteón familiar

  • Sus dos hermanos menores estuvieron a punto de ser fusilados a causa de un azulejo que colocó en el patio de su casa y que los milicianos creyeron una svástica nazi

  • Los granadinos de los años cuarenta comieron helados de los Italianos gracias a la máquina para fabricarlos que ayudó a pasar la frontera española

El día 12 de diciembre de 1954 murió repentinamente un hombre paseando por la Gran Vía de Granada. Alto, maduro, de porte elegante. Pocos sabían que se trataba del Rector del colegio mayor más antiguo de Europa, ubicado junto a la universidad más antigua del mundo, la de Bolonia, desde hacía seis siglos. Que fue el granadino que salvó Bolonia de perecer bajo las bombas aliadas. Ni tampoco el importantísimo papel cultural que jugó durante cuatro décadas en las relaciones España-Italia. Ni siquiera que fue el que trajo la copia de la Piedad del Vaticano a Guadix. Ah… y que los granadinos comieron helados de los Italianos después de la guerra gracias a él. Un granadino ilustre, injustamente olvidado, que ahora cobra actualidad por los manejos de Moncloa y de la Casa del Rey para mangonear el Real Colegio de Bolonia. Ésta es parte de su historia.

Manuel Martínez-Carrasco Reyes Almansa Almansa es el nombre de un granadino que ha comenzado a aparecer en la prensa nacional. Y seguirá apareciendo de refilón, porque el asunto traerá cola. Fue encargado de dirigir el Real Colegio de Bolonia entre 1919 y 1954. No sólo dirigir, sino enderezar el rumbo de una institución que tuvo que atravesar un complicado siglo XIX en Italia y la primera guerra mundial. A Manuel Martínez-Carrasco se le conoce en Italia como el Rector, con mayúscula. En Granada, desgraciadamente, es bastante desconocido.

Manuel Martínez-Carrasco fue el primero de los tres granadinos que han ocupado el rectorado del Colegio de Bolonia (precisamente desde 2015 lo rige el granadino Juan José Gutiérrez Alonso)

El Colegio de Bolonia tiene nada menos que 657 años de historia, es el más antiguo del mundo. Fue fundado por el cardenal Gil del Albornoz y suficientemente dotado de rentas que jamás ha precisado depender de ningún estado. Lo rige un patronato en el que están el Vaticano y los descendientes del fundador y la Casa Real, entre otros. Ahora el gobierno español está intentando “confiscarlo” con turbios argumentos que no son objeto de este artículo. El Colegio de Bolonia fue fundado en el siglo XIV para formar juristas y personas capaces de gobernar estados, reinos y obispados. Manuel Martínez-Carrasco fue el primero de los tres granadinos que han ocupado el rectorado del Colegio de Bolonia (precisamente desde 2015 lo rige el granadino Juan José Gutiérrez Alonso).

Entre los muchos méritos, reconocimientos y condecoraciones que reunió en su vida Manuel Martínez-Carrasco, el más importante de todos fue evitar que las tropas aliadas destruyeran con sus bombas la ciudad histórica de Bolonia. Pero no adelantemos acontecimientos de esta breve biografía cargada de anécdotas de un hombre tan singular.

Manuel salió buen estudiante y encaminó su vida personal y profesional al Derecho y las Letras, en las universidades de Granada, Valencia y Madrid

Nuestro personaje nació en la casa familiar de la calle Mano de Hierro de Granada, el 1 de noviembre de 1883. Fue bautizado cuatro días después en la parroquia vecina de San Justo y Pastor. Era el primogénito de cuatro hermanos: Manuel, Miguel, Antonio y José. Manuel salió buen estudiante y encaminó su vida personal y profesional al Derecho y las Letras, en las universidades de Granada, Valencia y Madrid. Se presentó a oposición de cátedra de Derecho Penal en 1912, pero había mucha competencia y no la sacó. Durante los siguientes años consiguió una beca para doctorarse en Derecho por la Universidad de Bolonia, la más antigua del mundo. Residió en el Real Colegio de España de Bolonia (Colegio San Clemente de los Españoles). Allí le cogió la Primera Guerra Mundial, con el edificio convertido en improvisado hospital.

Castillo de Albinea, en Reggio Emilia, una de las muchas propiedades que tuvo el Colegio de Bolonia, residencia veraniega del Rector. Actualmente es propiedad de la familia Maramotti, propietarios de la marca Max Mara.

Tras la guerra, en 1919, Manuel fue nombrado rector del Colegio de Bolonia, con el encargo de resucitar una institución que contaba con propiedades suficientes para mantener una actividad académica sobresaliente. A eso dedicaría ya el resto de su vida. Comenzó por reformar, ampliar y decorar las instalaciones del palacete, muy deterioradas tras el saqueo de las tropas napoleónicas y las continuas guerras por la unificación italiana.

Durante aquellas obras siempre se acordó de su Granada natal y dejó plasmados al fresco sus escudos de armas familiares

Durante aquellas obras siempre se acordó de su Granada natal y dejó plasmados al fresco sus escudos de armas familiares, además de los de las localidades más ligadas a su linaje: Huéscar, Guadix y Granada. Todos permanecen pintados al fresco en las bóvedas de sus cruceros.

Escudos de Huéscar, Granada y Guadix, en una bóveda del Colegio de Bolonia. En los extremos aparecen los de Linares y Vera.

Poco a poco fue recuperando y acrecentando el prestigio que tuvo el Colegio de San Clemente desde el siglo XIV hasta comienzos del XIX. Regresaron los estudiantes españoles, por allí pasaron reyes españoles e italianos; de allí salieron juristas que después fueron grandes personajes de la política y de la administración españolas. Se encargó de estrechar relaciones e intercambios con las universidades de toda Europa, especialmente de Oxford y Cambridge.

Don Manuel, el Rector, ganó prestigio y presencia en Italia. Se codeó con la nobleza italiana y con la monarquía, también con el Vaticano. Fue condecorado con la Gran Cruz de Malta y nombrado cónsul español en Bolonia, embajador ante la Santa Sede y agregado cultural de la Embajada Española en Roma

Don Manuel, el Rector, ganó prestigio y presencia en Italia. Se codeó con la nobleza italiana y con la monarquía, también con el Vaticano. Fue condecorado con la Gran Cruz de Malta y nombrado cónsul español en Bolonia, embajador ante la Santa Sede y agregado cultural de la Embajada Española en Roma. Viajó por medio mundo en embajadas diplomáticas e hizo de mediador en conflictos. Permaneció en su puesto con todos los regímenes políticos que sufrió España entre 1919 y 1954: con la monarquía de Alfonso XIII (con quien compartió cacería más de una vez); con las dictaduras de Primo de Ribera y del General Berenguer; con la II República; la guerra civil; y tres lustros de dictadura franquista. Nunca fue removido de su cargo al tratarse de una institución de carácter privado, sin ninguna subvención de tipo estatal.

En el patio del Colegio, sentado a la izquierda del rey italiano Vittorio Emanuele III.

No se olvidó de España ni de Granada

El Rector solía frecuentar España y Granada. Nunca perdió sus relaciones con el terruño. Estuvo muy pendiente de su hermano Miguel (que también cursó Derecho con él en Madrid) y de sus hermanos Antonio y José, encargados de administrar su enorme patrimonio en la provincia de Granada, especialmente en las comarcas de Guadix y Baza. Buena parte de los libros de derecho editados en Italia los remitía a la Universidad de Granada, con cuyos catedráticos mantenía correspondencia. Facilitó que algún estudiante granadino también fuese becado por el Colegio de Bolonia (caso de Alfonso García-Valdecasas y García-Valdecasas, natural de Montefrío. Su hijo José Guillermo García-Valdecasas y Andrada-Vanderwilde fue rector entre 1979-2015).

El apellido Martínez-Carrasco, en sus múltiples ramas, ha estado presente en la Real Maestranza de Caballería de Granada desde su fundación

El apellido Martínez-Carrasco, en sus múltiples ramas, ha estado presente en la Real Maestranza de Caballería de Granada desde su fundación. Manuel ocupó el cargo de jefe de protocolo (En la actualidad, tres de sus sobrinos-nietos forman parte de la junta directiva de la RMCG).

Busto que conserva de él la Real Maestranza de Caballería de Granada, obra de Enrique Pérez Comendador.
Retrato de Manuel Martínez-Carrasco, vestido como maestrante de Granada

Durante los duros años de guerra civil en España, el Rector ideó un ingenioso sistema en envío de comida para mantener con vida a la parte de su familia atrapada en Almería. Por tratarse de personas significadamente monárquicas, primero fueron encarcelados o custodiados en checas de la ciudad, para después sufrir privaciones. Manuel, en su calidad de diplomático, enviaba maletas llenas de cubitos de sopa americana en la valija de Gibraltar. Después conseguía que llegaran hasta Almería. Sus familiares estuvieron subsistiendo con aquella sopa durante el resto de guerra civil en una Almería fiel a la República.

La familia heladera de Paolo di Rocco recurrió al Rector y éste consiguió que la máquina pasase la frontera española y llegara a Granada para deleitar a las hambrientas bocas de los granadinos de posguerra

Muy poco después, con la autarquía y el aislamiento del régimen franquista, no había forma de que España consiguiera maquinaria, repuestos y combustible. Fue el caso de la heladería La Veneciana (los populares Italianos, de la Gran Vía). Precisaban de una máquina italiana para poder fabricar sus famosos productos, pero no había forma de conseguirla. La familia heladera de Paolo di Rocco recurrió al Rector y éste consiguió que la máquina pasase la frontera española y llegara a Granada para deleitar a las hambrientas bocas de los granadinos de posguerra.

El Rector fundó una asociación para estrechar las relaciones entre los estados italianos y España, especialmente a nivel universitario y de formación. Fue una especie de incipiente Programa Erasmus de intercambio de estudiantes

El Rector fundó una asociación para estrechar las relaciones entre los estados italianos y España, especialmente a nivel universitario y de formación. Fue una especie de incipiente Programa Erasmus de intercambio de estudiantes. También fue un adelantado en la creación del Instituto Cervantes, ya que puso en marcha la Casa Cervantes, más o menos con los mismos objetivos que la institución que actualmente dirige el granadino Luis García Montero. [Es probable que Miguel de Cervantes conociera el Colegio de Bolonia pues en su ambiente estudiantil se mueve la trama de su novela La señora Cornelia].

El bombardeo de la II Guerra Mundial

Entre 1940 y 1945 el Colegio de Bolonia permaneció cerrado a efectos estudiantiles. El Rector lo convirtió en hospital de guerra. En la primavera de 1944, los ejércitos aliados habían desembarcado en Italia y comenzaban a presionar a los alemanes hacia el Norte. La mayoría de ciudades históricas que se vieron envueltas en combates sufrieron los destrozos de las bombas. Bolonia concentraba por entonces grandes contingentes de los ejércitos nazis. El fuego de obuses de tanques ya había causado destrozos en el patrimonio. Las tropas alemanas se parapetaban en Bolonia, sin duda una de las ciudades con mayor y mejor casco histórico medieval.

Patio del Colegio de los Españoles en Bolonia.

El 31 de octubre de 1944, el rector Manuel Martínez-Carrasco reunió con urgencia a la Asociación de Amistad con Italia (es decir, a los antiguos colegiales de San Clemente). Los planes apuntaban que la aviación aliada y el octavo ejército del Mariscal Montgomery iban a bombardear Bolonia para hacer salir a los nazis. El bombardeo hubiese acabado con dos milenios de historia de aquella ciudad, además de causar miles de víctimas inocentes.

Entre todos movieron los hilos necesarios para convencer el jefe de los ejércitos aliados en Italia de que no cometiera tan terrible acción

El Rector y sus colegiales contactaron rápidamente con colegas de los países aliados, especialmente a través de sus antiguos amigos de Oxford y Cambridge, que para 1944 muchos eran diputados o militares de alta graduación en el ejército inglés. Entre todos movieron los hilos necesarios para convencer el jefe de los ejércitos aliados en Italia de que no cometiera tan terrible acción.

Gracias a la idea y a las gestiones del Rector, la ciudad de Bolonia se salvó de una segura y destructiva lluvia de bombas angloamericanas. Esta gestión, además de conseguir el envío de alimentos a los boloñeses, nunca la olvidaron en la ciudad italiana.

Propietarios de la Piedad de Guadix

La copia de La Piedad que se exhibe en la Catedral de Guadix desde hace veinte años es propiedad de la familia Martínez-Carrasco. Está ubicada en un lugar diferente a su destino original, tras pasar por lamentables vicisitudes. Se trata de una reproducción bastante exacta en tamaño y materiales de la original que esculpió Miguel Ángel para el Vaticano entre 1498-99.

Allí fue donde la vio el rector Manuel Martínez-Carrasco y quedó impresionado de la calidad de la pieza; tanto como unos años atrás había descrito el párroco de la iglesia de San Miguel de Guadix, Manuel Pezán Ortiz, la contemplar el original

Su origen se encuentra en el taller de un escultor desconocido del pueblo italiano de Querceta, a unos diez kilómetros de las famosas canteras de mármol blanco de Carrara. El conjunto de la Virgen con el Cristo yacente en su regazo fue expuesto por primera y única vez en el Salón del Arte de Bolonia, donde obtuvo el primer premio en la modalidad de escultura. Allí fue donde la vio el rector Manuel Martínez-Carrasco y quedó impresionado de la calidad de la pieza; tanto como unos años atrás había descrito el párroco de la iglesia de San Miguel de Guadix, Manuel Pezán Ortiz, la contemplar el original (según relató en el periódico local Patria Chica).

El rector no dudó un instante en pedir precio por ella. Contactó con sus tres hermanos en Guadix y decidieron adquirirla entre todos. El destino sería la capilla de la parroquia de Santiago de Guadix, lugar que deseaban rehabilitar para trasladar allí los restos de su madre, fallecida y enterrada en Granada pocos años antes. Precisamente su madre también llevaba el nombre de Piedad (Reyes Almansa).

Piedad Reyes Almansa, fallecida en los años veinte.
Copia de la Piedad, ubicada en la capilla de los Martínez-Carrasco en la iglesia de Santiago de Guadix, entre 1931 y 1936.

La escultura estaba en Guadix, en el panteón familiar de los Martínez-Carrasco, a principios del año 1931. Fue colocada sobre un altar en el que figuraba la Cruz de Malta, que ostentaba el Rector, y tras ella una cruz de mármol, también de Carrara. Igual que la original del Vaticano. (Actualmente, esta capilla santiaguista lleva el nombre del Sagrado Corazón).

En la capilla de la Piedad de Santiago permaneció colocada la copia de Miguel Ángel en espera de que llegara el momento de trasladar junto a ella los restos de Piedad Reyes Almansa

En la capilla de la Piedad de Santiago permaneció colocada la copia de Miguel Ángel en espera de que llegara el momento de trasladar junto a ella los restos de Piedad Reyes Almansa. Pero no hubo tiempo, ya que en el verano de 1936 llegó la guerra civil y Guadix fue objeto de infinidad de barbaridades contra el patrimonio histórico, cultural y religioso. La escultura fue utilizada como diana de prácticas de tiro en el interior de la iglesia. En pocos días fueron desmoronadas a balazos las cabezas de la Virgen y Cristo, las piernas y las partes más sensibles. El resultado fue un bloque marmóreo en deplorables condiciones, con trozos de plomo incrustados.

Estado en que quedó la escultura tras ser destrozada en 1936. LA HORNACINA.COM
Tras su restauración en 2001, expuesta en la Catedral de Guadix.

Tanto el bloque principal como los más de trescientos añicos fueron arrumbados en un rincón de la iglesia, como un escombro más. Hasta que en 1970 fueron recogidos los pedazos que se pudo (los pequeños se perdieron) y guardados en espera de mejor ocasión para recomponerla. La ocasión se presentó en 2001 por iniciativa del Obispado de Guadix y la Junta de Andalucía. Después de tantos años y tanto trasiego se habían perdido piezas del puzzle.

Le tocó encajarlos a la restauradora Mariángeles Lázaro Guil, discípula de López Burgos y licenciada en modelado por la Universidad de Sevilla  (También modeló el monumento a la huelga de la Construcción de 1970 en Granada). Ésta dedicó casi todo el año 2001 a la ingente tarea de recomponerla y esculpir con mármol de Carrara las partes que faltaban

Le tocó encajarlos a la restauradora Mariángeles Lázaro Guil, discípula de López Burgos y licenciada en modelado por la Universidad de Sevilla  (También modeló el monumento a la huelga de la Construcción de 1970 en Granada). Ésta dedicó casi todo el año 2001 a la ingente tarea de recomponerla y esculpir con mármol de Carrara las partes que faltaban. Aproximadamente un 28% de la obra que hoy contemplamos en la Catedral de Guadix es obra nueva; el resultado fue tan satisfactorio que hay que ser un experto para darse cuenta de que es un puzzle.  El 14 de diciembre de 2001 ya estaba recolocada en su actual ubicación.

La documentación relativa a la compra en Italia, traslado y colocación de la Piedad en la parroquia de Santiago se perdió en el incendio del archivo parroquial. Los Martínez-Carrasco ya no tienen la capilla como panteón familiar, en parte porque durante las obras de reforma de 1931 fueron trasladados los restos de sus antepasados al cementerio de Guadix; la matriarca Piedad Reyes Almansa continúa en la bóveda familiar de Granada.

Dos penas de muerte por un simple laburu

Los dos hermanos menores, Antonio y José Martínez-Carrasco, eran quienes se encargaban de llevar la administración de los inmensos latifundios que poseía esta hacendada familia en varios municipios del noreste de la provincia de Granada, e incluso en la de Almería. Tan sólo en la Sierra de Baza, en el término municipal de Dólar, poseían varios miles de hectáreas de encinar y tierras de cultivo, con millares de cabeza de ganado. Suyos eran los cortijos de El Raposo, Benajara y La Marota.

Cortijada de El Raposo, en la Sierra de Baza, con la ermita de los Martínez-Carrasco del siglo XVIII. JOSÉ ÁNGEL RODRÍGUEZ.

Cada verano acudían a sus fincas a dirigir las tareas del esquilo de ovejas. Allí les cogió el golpe de estado de julio de 1936. A finales de mes se presentó en El Raposo un grupo de milicianos anarquistas a requisar los animales y a colectivizar las tierras. A los propietarios, enfilados como el resto de “señoricos” de la comarca, les sometieron a infinidad de vejaciones, palizas y humillaciones. Incluso también vejaron a su tía Josefina que les acompañaba. Los dos fueron detenidos, encarcelados y trasladados a prisiones populares de la comarca.

Las columnas milicianas los iban conduciendo por sus fincas para que les descubrieran todo lo que había de valor. Se incautaron del cortijo del Conejo, en Hernán Valle. Hasta que finalmente llegaron al centro de Guadix, donde poseían el Palacio y Huerta de Carrasco

Su hermano Miguel, casualmente se había quedado descansando en Fiñana, donde tenían casa y propiedades. Se lo llevaron preso a Almería y lo tuvieron entre una checa y en el barco-prisión Astoy-Mendi. Hasta que logró escapar en un pesquero hacia Argelia, Melilla y desde allí volver a Granada para hacer la guerra en el Peñón de la Mata.

Mientras tanto, sus hermanos Antonio y José habían tenido menos suerte. Las columnas milicianas los iban conduciendo por sus fincas para que les descubrieran todo lo que había de valor. Se incautaron del cortijo del Conejo, en Hernán Valle. Hasta que finalmente llegaron al centro de Guadix, donde poseían el Palacio y Huerta de Carrasco. Ahí se agravó su calvario.

Los anarquistas vieron un azulejo en el suelo del patio que entendieron era una 'svástica' nazi. Y se armó el revuelo. Si los hermanos Antonio y José habían conseguido seguir con vida hasta entonces, un tribunal popular les acusó inmediatamente de ser filonazis

Toda la familia Martínez-Carrasco Reyes era sobradamente conocida por ser monárquica, no pertenecía a la CEDA ni a Falange. Los incontrolados de la columna Maroto que campaban por Guadix había fusilado a varios centenares de personas y cometido infinidad de atrocidades para finales del verano de 1936. Durante la ocupación de la Huerta de Carrasco, los anarquistas vieron un azulejo en el suelo del patio que entendieron era una svástica nazi. Y se armó el revuelo. Si los hermanos Antonio y José habían conseguido seguir con vida hasta entonces, un tribunal popular les acusó inmediatamente de ser filonazis. Ser admirador de Hítler en 1936 era uno de los peores pecados que podían cometerse en la anárquica zona republicana.

Laburus o cuatrisqueles que abundan en caseríos y señalizaciones de la zona cantábrica y vasca.

Debió haber un tira y afloja entre los milicianos de Guadix, que deseaban fusilar a sus “señoricos” a toda costa, y el juzgado militar establecido en Baza, como nueva capital republicana de Granada. Así llegaron hasta principios de 1937, con los Martínez-Carrasco vivos de milagro, bajo la acusación de habérseles encontrado en su casa un azulejo con el símbolo del nazismo.

El juez de instrucción de Baza en cuyas manos cayeron se llamaba Eduardo Capó Bonnafous. Hombre de buena formación, que había estado estudiando en Italia, conocía el prestigio del rector del Colegio de Bolonia y la historia del azulejo. Unos meses antes de la guerra ya había enjuiciado un pleito de riegos que afectaba a los Martínez-Carrasco y se la contaron.

El juez conocía perfectamente la historia de la supuesta svástica nazi. En realidad aquel azulejo era el símbolo del laburu o cuatrisquel de la zona norte de España, quizás un emblema antiquísimo, de origen celta o vasco. Una especie de trébol de cuatro hojas, bien mirando hacia la derecha o la izquierda

El juez conocía perfectamente la historia de la supuesta svástica nazi. En realidad aquel azulejo era el símbolo del laburu o cuatrisquel de la zona norte de España, quizás un emblema antiquísimo, de origen celta o vasco. Una especie de trébol de cuatro hojas, bien mirando hacia la derecha o la izquierda. Lo había comprado y traído de Italia el rector Carrasco, mucho antes de que Hítler creara el partido nazi y su svástica. De hecho, el laburu abunda en el País Vasco, Asturias y Cantabria desde tiempo inmemorial; incluso el Partido Nacionalista Vasco (PNV) lo utilizó como emblema mucho antes que Hítler. Exactamente igual que el alemán.

Pero los milicianos de la comarca de Guadix seguían empeñados en llevar a los hermanos Martínez-Carrasco ante un pelotón de fusilamiento. El juez Capó no fue capaz de convencer a los tribunales populares de que aquello no tenía nada que ver con la simbología nazi. Así es que la mejor manera de poner a salvo a los dos hermanos era enviarlos a la prisión de Murcia, con el pretexto de que allí ya se encargarían de fusilarlos.

Mientras tanto, el juez Capó realizó gestiones ante el presidente del tribunal supremo republicano, Mariano Gómez González (1883-1951), que había sido profesor suyo. Los Martínez-Carrasco fueron conducidos más tarde a la prisión de Valencia, coincidiendo con el traslado a la capital del Turia de todo el gobierno de la República. Allí fueron visitados por sus familiares almerienses, tratando de explicar el equívoco y solicitar el perdón.

Antonio y José Martínez-Carrasco estuvieron encarcelados durante muchos meses por culpa del equívoco del laburu, o por la ignorancia que campaba en el populacho exaltado

Antonio y José Martínez-Carrasco estuvieron encarcelados durante muchos meses por culpa del equívoco del laburu, o por la ignorancia que campaba en el populacho exaltado. El asunto llegó finalmente hasta el presidente de la República. No fue reconocido el error, ni anuladas las sentencias de muerte a los dos hermanos. Prefirieron guardar silencio sobre aquella terrible metedura de pata, sólo detectada y defendida por el juez Capó, para no molestar a los tribunales populares de Guadix. La solución final fue que a Antonio y José Martínez-Carrasco se les intercambió por dos oficiales republicanos que estaban presos en cárceles franquistas.

Cuando en 1939 regresaron a la comarca de Guadix, ya todo el mundo los daba por muertos. Pudieron comprobar la cantidad y calidad de destrozos que habían sufrido sus posesiones durante la guerra civil. Pero al menos habían conseguido salvar la vida. [Al azulejo se le perdió la pista; es muy probable que corriera la suerte que la escultura de la Piedad. El Palacio de Carrasco, ya ruinoso, fue demolido hace algo más de un año].

Linaje de hondas raíces

Los primeros Carrasco eran originarios de la zona cantábrica o sur del País Vasco. Su presencia está atestiguada en el siglo XIII en la conquista del Reino de Murcia. A finales del siglo XV, ya radicados en Lorca, acompañaron a los Reyes Católicos en la conquista de Granada. Acabaron por establecerse primero en Huéscar y desde allí fueron extendiéndose y cruzando su sangre con infinidad de otros apellidos de hidalgos o nobles castellanos. Incluso también lo hicieron con los Benajara, una familia nazarita que se cristianizó durante la Guerra de Granada (1482-92).

Los Martínez-Carrasco componen en la actualidad infinidad de ramas, relacionadas con apellidos de la nobleza. Tres de sus antepasados, entre ellos su abuelo paterno (Manuel, 1828-1902), fueron alcaldes de Guadix; varios diputados provinciales; registradores de la propiedad; abogados; y, sobre todo, grandes terratenientes

Los Martínez-Carrasco componen en la actualidad infinidad de ramas, relacionadas con apellidos de la nobleza. Tres de sus antepasados, entre ellos su abuelo paterno (Manuel, 1828-1902), fueron alcaldes de Guadix; varios diputados provinciales; registradores de la propiedad; abogados; y, sobre todo, grandes terratenientes. Además de las fincas en la Sierra de Baza, tuvieron varias cortijadas más en las proximidades de Guadix; en varios pueblos del Marquesado (Miguel Carrasco Almansa era en 1897 el mayor propietario de Ferreira; vendió 11,3 hectáreas para abrir el hoyo de las Minas de Alquife), etc.

La parte troncal del archivo de los Martínez-Carrasco fue comprada hace unos años por el Estado. Está depositado en el Archivo Histórico Provincial de Granada, contiene abundantísima documentación desde finales del siglo XV hasta 1898.

Manuel, el Rector, y Antonio murieron solteros; están enterrados en Granada. Miguel y José tuvieron descendencia. Miguel está enterrado en Fiñana

No hemos podido averiguar el motivo por el que el Rector colocó el azulejo con el cuatrisquel en el patio de su casa de Guadix. Quizás quisiera con ello reforzar el origen norteño de su apellido; tampoco es descartable que lo utilizara como un símbolo-homenaje al sol, de buena suerte y virilidad, tal como es utilizado por infinidad de culturas en varias regiones del mundo.

Manuel, el Rector, y Antonio murieron solteros; están enterrados en Granada. Miguel y José tuvieron descendencia. Miguel está enterrado en Fiñana.

También los musulmanes nazaritas lo emplearon de dos formas: componiendo solería con ladrillos de canto y en palillería de antepechos

Cuatrisquel en la Casa del Gigante, Ronda.
AGRADECIMIENTOS:

A los sobrinos-nietos del Rector, Alfonso Martínez-Carrasco y Espinosa, y a José Miguel Martínez Carrasco Pignatelli por la gran cantidad y calidad de documentación que me han aportado para elaborar este artículo.

La desagradable anécdota de supuesta svástica está contenida en las memorias del juez Eduardo Capó Bonnafous (La estrella polar, memorias de un juez de instrucción en España, 1934-39, editado en México en 1964). Este fue el juez republicano que salvó la vida a los hermanos monárquicos Antonio y José Martínez-Carrasco Reyes.