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Artículo de Opinión

Granada 2031

Cultura - Agapito Pageo - Lunes, 22 de Junio de 2020
Agapito Pageo, desde su experiencia en las candidaturas de otras ciudades que han aspirado a la capitalidad cultural europea, analiza los retos de Granada para afrontar con éxito el proyecto.
Logo y mensaje de la candidatura de Granada.
IndeGranada
Logo y mensaje de la candidatura de Granada.

Antonio Jara ha sido uno de los mejores alcaldes de Granada. Su entrevista en un periódico local de Granada del domingo del 14 pasado contiene reflexiones atinadas, llenas de experiencia, con algunas referencias críticas a la endogamia y a la selección de los recursos humanos en los partidos llenas de sentido común y en las que en parte me sentí reconocido cuando recordaba mis años de estudiante de Derecho de la Facultad de Granada. Allí pude conocer a un buen numero de profesores que luego fueron cuadros del PSOE, como Juan José Ruiza Rico, Juan Montabes, Curro Valls, Manolo Bonachela o Pepe Vida, el más influyente de todos los dirigentes granadinos en Madrid junto a María Izquierdo. En la entrevista mencionada Antonio Jara, cuya trayectoria en la Alcaldía fue su contribución más relevante y valiosa a la vida pública y a la mejora de Granada, despacha el asunto de la capitalidad del 2031 con una displiciencia que intentaré despejar, porque estoy seguro que su liderazgo puede contribuir mucho a la mejora de la ciudad que gobernó durante muchos años.

Las ciudades que apostaron por la capitalidad cultural, y que, bien ganaron o que bien solo presentaron sus candidaturas hasta el final supieron utilizarla para mejorar sus ciudades

Las ciudades que apostaron por la capitalidad cultural, y que, bien ganaron o que bien sólo presentaron sus candidaturas hasta el final supieron utilizarla para mejorar sus ciudades; las que ganaron obtuvieron posicionamiento internacional, mejoraron su imagen, sus infraestructuras y  estimularon el turismo. Hay numerosos estudios que así lo corroboran el impacto económico y la construcción de marca. Pero las que perdieron dejaron también huella en su ciudad: la Córdoba actual es impensable sin una apuesta de largo alcance que hicieron sus sucesivos alcaldes, incluyendo José Antonio Nieto al que cupo el honor de presentar la candidatura, aunque ésta finalmente fue derrotada por la de San Sebastián, por razones que algun día saldrán a la luz. Córdoba mejoró sus infraestrucuturas culturales, construyó el Centro de Interpretación del Conjunto Histórico, sentó las bases y casi llegó a inaugurar ese año el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, mejoró y construyó los puentes que unen la ribera del Gualdalquivir, rehabilitó la Sala Orives...El esfuerzo inversor descansó sobre todo en ese liderazgo municipal, pero la candidatura supo ser un estímulo y una carta de negociación con la Junta, pero también sirvió para construir autoestima, amor de los cordobeses a su ciudad, y movilizó la participación ciudadana. Es cierto que el hecho de que no ganara generó frustración, pero el legado de la capitalidad quedó para siempre.

Granada tiene la oportunidad de pelear la capitalidad y eso intentó con toda su energía el equipo de Paco Cuenca en medio de múltiples dificultades políticas y presupuestarias, y ese debe ser el camino a seguir. No obstante, al igual que hay una gran literatura sobre porqué fracasan los países, hay una gran experiencia en saber cómo fracasan las candidaturas a capitalidad cultural. Resumo las 5 principales y planteo un reto:

1. La capitalidad cultural no es un proyecto de marketing, sino de transformacion de la ciudad. Todas las ciudades que quieran ganar debe de tener claro que lo importante no es 2031 sino la construcción de una hoja de ruta que arranque de sus potencialidades y construya sobre ellas: equipamientos, capital intelectual, inversiones, son claves y ayudan a dibujar el horizonte al que queremos llegar.

2. Competencia. El proyecto de capitalidad cultural será competitivo y mal camino es empezar exibiendo agravios comparativos o apoyos del Parlamento de Andalucía que puede dar, pero que no debe dar. Tanto derecho tendrá Granada, como Córdoba, si decide presentarse de nuevo, Huelva, Málaga, Almería, Sevilla, o cualquiera de las ciudades andaluzas, que por cierto, no tienen que ser capital provincial.

3. Consenso político. El camino es largo hasta el 2031, pero si los partidos no firman un pacto y lo cumplen, la candidatura no saldrá adelante. El consenso garantiza la continuidad del proyecto mas allá de los cambios de Gobierno, obliga a todos y creará en la  ciudad un espíritu de proyecto compartido que es el que Antonio Jara echa en falta en Granada. Es difícil, pero no imposible. Consenso sobre el proyecto, el enfoque, las herramientas, los recursos.

4. No construir alianzas. Las capitalidad es un proyecto en el que necesariamente deben estar todas las instituciones: autonómicas y provinciales, pero también la Universidad de Granada que celebra el mismo año el V Centenario de su creación por Carlos V. Volveré sobre ello. La Junta deberá atender la capitalidad si el proyecto presenta desde el primer minuto potencialidades para la ciudad y para sus habitantes mas allá del 2031, es decir antes del 2031. Granada tiene retos en materia de infraestructuras culturales y urbanas. Es una ciudad con una tradición y unos recursos patrimoniales infinitos y con una realidad rica en música, literatura, artes plásticas, audiovisuales etc, y debe pelear con la Junta, mas allá de la capitalidad para modernizar, poner en valor y convertirlo en un activo permanente de la ciudad. Si formula bien el proyecto tendra que competir, pero tiene un camino propio para mejorar. A la vista está lo que otras ciudades hicieron y hacen.Y ese esfuerzo de alianza y consenso debe hacerse también con el sector privado, con sus aportaciones y con sus herramientas. Pero sin proyecto, no se puede articular nada.

5. No entender la proyección europea. La capitalidad no es un proyecto para desempolvar del ropero las glorias pasadas ni para mostrar lo que ya está y es conocido: La Alhambra como gran tópico, la gastronomía, para lo que todavía hay grandes insuficiencias, la Semana Santa o el flamenco. Todos esto ejes, en sí mismo, son también grandes retos y en el caso del flamenco un profundo vacío en una ciudad llena de artistas y con un legado tan impresionantes como el de Enrique Morente, otra gran asignatura pendiente de una ciudad que, de tan ensimismada, no sabe ver lo que tiene. La cercanía desenfoca. Vuelvo al punto: cualquier capitalidad necesita presentar un proyecto cultural que ponga en valor y actualice los valores europeos, que consiga atraer no turistas, sino ciudadanos europeos y que refuerce el proyecto desde los valores de democracia, tolerancia, bienestar social y diversidad cultural que están en el ADN de nuestra Europa de hoy. Por decirlo fácil, el 2031 no puede ser local, sino europeo. Granada deberá construir desde lo que hay y desde lo que puede haber de europeo en su historia, en sus personalidades culturales y científicas, en su capital intelectual desperdigado por España y Europa. Conviene advertir que todos estos criterios son tenidos en cuenta por los Comités de Selección que la Comisión pone en marcha para escoger a la ciudad ganadora.

6. El V Centenario de la Universidad como oportunidad. La feliz coincidencia debe convertirse en proyecto compartido, no en realidades distintas. Hay muchos retos que se pueden abordar juntos, muchos esfuerzos para sumar, muchos recursos a compartir. Pero ha de haber un punto de partida común necesario. Una idea sobre la que sumar. La reflexión que he compartido hasta ahora sólo me lleva a uno: La Universidad Europea como concepto a construir, y todo lo que de ella se deriva: proyecto  culturales compartidos, proyectos cienticos, proyectos empresariales, proyectos de convivencia y de aprendizaje. ¿Qué es el programa Erasmus, que tanta huella deja en la ciudad, sino una apuesta por la ciudadanía europea, por el intercambio de talento y de  conocimiento? La Universidad es la primera industria de Granada y ciudad y universidad se necesitan.Mas allá de los desencuentros localistas y de egos que luchan por sus parcelas, construir un proyecto conjunto es un reto, pero es también una obligación. Y tenemos además un largo pasado por revelar. En una ciudad tan apegada a la historia, la creación de la Universidad por Carlos V es también un reto para desentrañar los orígenes del proyecto europeo que arranca de la propia figura del Emperador. Pero sobre todo, es un asunto de futuro para Granada, el proyecto que debe unir y hacer creer a la ciudad en sí misma. Una carrera que correr y que sólo el esfuerzo de recorrerlo ya será un exito. Pero el tiempo apremia si Granada quiere jugar ese partido. También puede seguir llorando como Boabdil ante la pérdida de su amada ciudad.

Agapito Pageo Consultor de empresas y máster en gestión cultural. Fue director de Cooperación Cultural  de la Junta de Andalucía y consultor de las candidaturas de Córdoba y de Oviedo, Gijón y Avilés para la capitalidad cultural española del 2016.