Fran Navarro: "Creo que nuestra generación ha comprendido mejor que ninguna otra que la política está en todas partes"
'Fran Navarro Prieto nos habla desde la inconformidad, nos enfrenta contra todas las injusticias acometidas por el ser humano, las referencias al maltrato animal y a la precariedad laboral vivida por muchos, son recurrentes. Su voz no quiere pasar desapercibida, quiere ser escuchada y comprendida'
En El bello mundo, podemos observar un majestuoso uso de la doble voz, así como una despierta conciencia reivindicativa. Fran Navarro Prieto nos habla desde la inconformidad, nos enfrenta contra todas las injusticias acometidas por el ser humano, las referencias al maltrato animal y a la precariedad laboral vivida por muchos, son recurrentes. Su voz no quiere pasar desapercibida, quiere ser escuchada y comprendida. En su poema Conversación con el psicólogo, Fran Navarro nos enfrenta al miedo de ser percibidos por un Otro, que siempre evalúa.
J:
Simplemente esto: estoy cansada
de ser interpretada por los demás.
Psicólogo:
Caravaggio no estaba interesado en los rostros, sino en los momentos. Lo que da vida a un rostro es el momento que está atravesando. Sin él, el rostro es una cáscara vacía, una cáscara de naranja. El momento favorito de Caravaggio era el momento de la conversión.
J:
Me refiero al yo que está debajo de varias capas de yo,
de miles de capas de yo. Cada uno de esos yoes
nace como respuesta a una expectativa.
¿Mi cuerpo? Un racimo de interpretaciones fallidas.
Psicólogo:
Por eso, Caravaggio solía decir: se precisa tanta capacidad para pintar un buen cuadro de flores como uno de figuras. Las flores y las frutas también pueden atravesar momentos.
J:
Quiero ser tan hermoso como el océano.
Psicólogo:
Muchos de los cuadros de Caravaggio suelen estar compuestos por una figura humana al lado de un cesto de frutas. Caravaggio justificaba así la perfección de su pintura: es cierto que las frutas son tan perfectas que los pájaros podrían comérselas. Pero también es cierto que las figuras humanas son tan perfectas que los ahuyentarían.
J:
A veces le rezo al océano.
Psicólogo:
El inventario de objetos de Caravaggio revela que, en 1605, Caravaggio tenía dos espejos: un gran espejo para estudiar su propio cuerpo y otro con forma de escudo para ver su rostro deformado.
J:
Quiero ser como el océano. Ilimitada, indefinido, inabarcable.
Psicólogo:
Incisiones (incisioni). Así llamamos a los golpes que Caravaggio daba con el mango del pincel sobre el lienzo fresco. Lo hacía para crear contraste, para, de algún modo, herir a las figuras de sombra, de modo que fuesen plenamente humanas.
J:
En todas las relaciones que he tenido… nadie me ha conseguido ver de verdad. Nadie ha visto nunca a mi yo de verdad.
Psicólogo:
Transformar un espacio lleno en un espacio vacío y luego llenarlo de lo que uno quiera. Este era el método de Caravaggio para deshacerse de los demás.
J:
Ya no estoy interesada en los hombres. Ni en lo que dicen, ni en los que piensan, ni en lo que hacen.
Psicólogo:
Desarrolla ese pensamiento.
J:
Me pregunto qué hace del sexting algo tan excitante.
Psicólogo:
Caravaggio era un amante de la sombra.
Cualquier rostro en la oscuridad puede ser el rostro de Dios.
Un gran ejemplo de esta doble voz y el lenguaje entrecruzado, sería su poema Yo en el estudio/ Habitación junto al mar.
Si digo agua ¿beberé?
-Pizarnik
fuera del poema hay un lenguaje
una habitación
que no comprendemos del todo
con grandes zonas de luz
si lanzamos la red se nos escapa
con grandes zonas de sombra
la realidad no cabe en dos ojos
una habitación junto al mar
uno da un paso hacia el mundo
donde uno puede decir: mar
y el mundo se echa atrás
como si se estuviese bañando
y uno da un paso hacia sí mismo
donde puede decir: sol
el alma se echa atrás
decir calma paz tranquilidad
uno está escribiendo de repente
aquí no hay ningún dolor
una gaviota en la ventana
aquí nadie paga un precio por existir
y es el mundo que da un paso hacia ti
aquí la música de las olas habita la pared
y el mundo y tú os miráis el uno al otro
el mandato azul del océano
y os separáis
ha llegado la época donde la piel y el aire
al fin y al cabo todo está bien así
han roto su habitual frontera
yo en el estudio
y si digo amo amaré
los pájaros en la playa en silencio
y si digo agua beberé
pues saben que yo tengo sus palabras.
– Al principio, hemos mencionado que has estudiado Filosofía y que, actualmente, estudias Literaturas Comparadas, ¿qué afinidades crees que existen entre ellas dos? ¿O por el contrario, observas más diferencias?
'Siempre he querido conocer todo en profundidad: la filosofía sin la literatura me parecía como un espíritu sin cuerpo. Ahora lo pienso así: ambas son disciplinas que me han hecho comprender mejor lo que me rodea'
– Creo que más bien es mi biografía la que pone en relación la literatura comparada con la filosofía. Siempre he querido conocer todo en profundidad: la filosofía sin la literatura me parecía como un espíritu sin cuerpo. Ahora lo pienso así: ambas son disciplinas que me han hecho comprender mejor lo que me rodea. Sobra decir, además, que los textos filosóficos y los literarios comparten precisamente eso: el ser textos delante de los cuales uno se pone para comprenderse a sí mismo desde ellos. No veo tanta diferencia entre un libro de Heidegger y una novela de detectives. En este sentido, mi forma de leer es absolutamente omnívora: leo todo con los mismos ojos. Quizás por eso no me sentía totalmente cómodo en filosofía; cuando leo un texto filosófico no estoy tan interesado en la verdad que contiene como en su carácter de texto artístico o creativo. Después de todo, los filósofos, al igual que los grandes escritores son, antes que nada, creadores de lenguaje. Gente que ha conseguido definir el mundo que les rodea en sus propios términos.
– ¿De qué manera crees que han podido afectar los estudios de Filosofía y Literatura en tu poesía?
'Desde hace tiempo, no me puedo pensar a mí mismo sin la formación filosófica y literaria que he recibido'
– Um, es una pregunta difícil. Diría no que hayan afectado, sino que han creado las condiciones para que yo pueda escribir. Desde hace tiempo, no me puedo pensar a mí mismo sin la formación filosófica y literaria que he recibido. Es como cuando lees un gran libro: a raíz de su lectura, todo cambia en cierto sentido, la historia te acompaña para siempre: está dentro de ti.
– Por lo general, la gran mayoría de los autores y artistas jóvenes, poseen, como tú, una fuerte conciencia política, sin embargo, entre las generaciones que nos preceden existe la percepción errónea de que no nos interesa la política, ni poseemos compromiso ideológico ¿por qué crees que sucede?
– Creo que nuestra generación ha comprendido mejor que ninguna otra que la política está en todas partes: en la ropa, en las redes sociales, en lo que comes y en lo que lees. Quizás la gente de la que hablas la asocia más con la militancia o con la acción política directa. Además, simplificar aquello que hace la juventud… siempre lo he visto problemático.
–Continuando con la temática, una de las características más destacadas por la crítica en tu poesía, son los rasgos politizados con los que carga. He leído muchas entrevistas en las que te preguntan directamente sobre tu decisión sobre practicar el veganismo. Para no ser reiterativa, prefiero ahondar más en la cuestión y preguntarte: ¿El arte (o la poesía en tu caso) debe estar inherentemente sujeto a un discurso político o crees que se puede reducir, tan solo, a la experiencia estética?
'Respondiendo más a tu pregunta, diría: no tengo ni idea de lo que debe hacer el arte. Solo sé reconocer un buen libro cuando lo leo. A veces, ese libro tiene un contenido político explícito; otras, ninguno'
– Digamos que en El bello mundo me interesaba explorar el lado estético del veganismo. La suerte de “democracia corporal” que proclama el veganismo cuando toma en consideración el sufrimiento de los animales me parecía eminentemente creativa. Siempre me ha llamado la atención que los grandes escritores hayan obviado de ese modo la cuestión animal (excepciones las hay: Tolstoi, Coetzee). Respondiendo más a tu pregunta, diría: no tengo ni idea de lo que debe hacer el arte. Solo sé reconocer un buen libro cuando lo leo. A veces, ese libro tiene un contenido político explícito; otras, ninguno. Anyways, generar belleza en un mundo que se ocupa sistemáticamente por destruirla ya me parece un acto político. No deberíamos olvidar que la lucha contra el cambio climático (o el antiespecismo), por poner un ejemplo, es también una lucha por la belleza.
–¿Cuáles eran tus expectativas cuando comenzaste a escribir El bello mundo?
– No tenía muchas. Ni siquiera me percibía a mí mismo como escritor. Tampoco tenía nada publicado por aquel entonces ni conocía a nadie del mundo de la literatura. Solo quería permitirme la libertad para escribir lo que quería escribir.
– En tu escritura juegas con el lenguaje de una manera increíble. No te constriñen los cánones poéticos dominantes. Por ejemplo, en tu poesía hay versos tachados, que en lugar de ser eliminados directamente, permanecen ahí, a la vista del lector ¿a qué se debe?
'Se me viene a la cabeza un consejo que Anne Carson daba a sus estudiantes: “actúa para que el centro no exista”. Es un buen consejo poético'
– Se me viene a la cabeza un consejo que Anne Carson daba a sus estudiantes: “actúa para que el centro no exista”. Es un buen consejo poético. En mi caso, diría que para contar lo que quería contar tuve que inventar una forma. No me valía la forma de lo que había leído. En algún sentido el libro puede leerse desde esa ansia por diferenciarse.
– A raíz de esto, ¿qué importancia tiene dentro de la poesía, y de la escritura en general, lo que no se dice?
– En todo acto creativo hay una lucha entre lo que se quiere decir, lo que se puede decir y lo que queda sin decir. Lo no dicho es un resto necesario de la escritura. Un resto que precisamente nos empuja a seguir escribiendo. Nunca se puede decir todo, pero siempre queremos decirlo.
– Al igual que sucedía con María Domínguez, tú también has vivido en muchos lugares distintos, por causa de tus estudios. Cuando esto sucede, me gusta preguntar a mis entrevistados, qué diferencias notan entre Granada y otros lugares, en lo que a producción poética se refiere. ¿Es Granada más inspiradora que otros lugares?
– No me gusta esencializar mi relación con los lugares, y aunque Granada es y ha sido un lugar para la amistad, imagino que lo que he escrito lo podría haber escrito (quizás de otra manera) en cualquier otra parte. Tengo la sensación de que siempre escribimos a pesar de...
– Y ahora, la pregunta trampa que nadie sabe cómo responder del todo, ¿cuál es tu libro favorito? ¿Y el último que has leído?
Lo del libro favorito...voy a decir Ser y Tiempo de Heidegger o las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein, porque su lectura me marcó profundamente. Aunque para ser sincero mi libro favorito siempre es el último libro que he leído con atención. En este caso, el último que he leído ha sido Red Roses for Bronze, de H.D.
– Y, por supuesto, recomiéndanos a los jóvenes autores que más te gusten.
Diría Edad de Rodrigo García Marina o Los días eternos de María Elena Higueruelo.
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