Sierra Nevada, Ahora y siempre.
Crítica de arte

"Dies Irae"

Cultura - Francisco Bautista Toledo - Domingo, 5 de Mayo de 2024
El crítico de arte Francisco Bautista Toledo nos anima a visitar la exposición de fotografías de Javier Algarra instalada en la Corrala de Santiago, una propuesta que, como resalta, sorprende.
Javier Algarra, durante la inauguración de la exposición.
Jesús G. Latorre/Corrala de Santiago
Javier Algarra, durante la inauguración de la exposición.

¡Será un día de ira, aquel día/en que el mundo se reduzca a cenizas,/como predijeron David y la Sibila! (primera estrofa del himno Dies Irae)

En la Residencia Universitaria “Corrala de Santiago” de Granada, se ofrece, con el título "Matte Painting – El instinto del caos" una exposición de fotografías transformadas en composiciones artísticas, gracias al dominio estético, y maestría técnica en su oficio, de Javier Algarra, fotógrafo con amplio recorrido en publicaciones y vida profesional.

Esta exposición sorprende por la imagen estética mostrada, ya que convierte la fotografía en auténtica expresión pictórica, sustituyendo la habilidad del pincel por la técnica digital, dominio de este instrumento en el ejercicio común de la expresión plástica

Esta exposición sorprende por la imagen estética mostrada, ya que convierte la fotografía en auténtica expresión pictórica, sustituyendo la habilidad del pincel por la técnica digital, dominio de este instrumento en el ejercicio común de la expresión plástica. El final de todo proceso creativo culmina con la obra concluida, siendo ésta quien responde al significado artístico de su creación. En ella, si es de verdad una obra de arte, el equilibrio armónico sienta su presencia, apareciendo como espacio en el que se columpia la mirada, en ese suave vaivén de la imagen seductora, del momento del encuentro con el resquicio de la nada, vacío temporal que salva de la realidad continua, descubriendo el destello que capta la visión, atrapando el entendimiento. 

Javier Algarra ofrece un trabajo de sólida estructuración plástica, de largo trayecto en su elaboración, y amplitud de registros cromáticos, conjuntados en capas aéreas algunas veces, depositados con rotundidad en otras, consiguiendo piezas que abarcan universos en su interior, composiciones visuales que a su vez comprenden infinidad de historias y sugerencias, encuentros con la irrealidad y fantasía, asombro y escape para la imaginación. Surge desasosiego en el observador tras la impresión primera de su obra, la cual no camina sola, sino acompañada del halo sensitivo de una belleza extraña, la que aparece en el ocaso, en la extinción temporal de la mirada. 

Constituye la propuesta de Javier Algarra una reflexión metafísica sobre la fugacidad de la vida, la inconsistencia de su permanencia, el triunfo de la Naturaleza. Hay piezas de gran belleza e impacto contemplativo, portadoras de una acertada combinación cromática, buen gusto en la estructuración de los elementos que incorpora, inteligencia en el relato desarrollado y, sobre todo, lírica reflejada en su contenido. El caos del final es grandilocuente, como el atardecer en su esplendor, preludio del fracaso de la luz. 

Javier Algarra ha conseguido crear una magnífica propuesta visual, la cual estará abierta al público hasta el 31 de mayo.