El agua de Buenos Aires hermana al río argentino de la Plata con el Darro
J.A./Ayuntamiento
Cuenca y Palmiotti antes de unir las dos aguas.
El río argentino de la Plata y el granadino Darro han quedado hermanados gracias al vertido de dos litros de agua recogidos hace unos días en su curso bonaerense. El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, y José Palmiotti, defensor del Turista y del Extranjero de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires, han sido los encargados de sellar, al mediodía del 16 de marzo de 2017, los lazos que unen a los pueblos situados a ambos lados del Atlántico, vertiendo agua del río de la Plata en el Darro, a la altura del puente Cabrera. El río de la Plata y la ciudad de Buenos Aires fueron fundadas por el accitano Pedro de Mendoza.
"Que el caudal de agua sea permanente y un gesto de unidad de vida", ha sugerido el alcalde. Para Francisco Cuenca, Granada no puede entenderse sin el agua, elemento al que la ciudad "está conectada", convirtiéndose en "la esencia de su patrimonio y en seña de identidad".
Momento simbólico en el que se han unido las dos aguas. j.a./ayuntamiento
El hermanamiento entre 'la plata del río argentino y el oro del Darro', en términos metafóricos, forma parte de las actividades programadas en el marco del Festival Internacional de Tango de Granada. El agua del río de la Plata arrojada al Darro procede del lugar donde nació el tango. El festival, que se celebra desde hace unos días, abrió sus puertas con la proyección de un corto de tres minutos sobre la recogida del agua y su envasado en un recipiente artístico de cristal. La traída a Granada ha estado precedida de los correspondientes trámites migratorios y de aduana para su autorización por parte de las autoridades argentinas y españolas, según ha informado el Ayuntamiento.
La música y el tango han puesto la nota de color. En vivo y en plena Carrera de Darro, los artistas Carlo Andreolli, el grupo Tango y falsas promesas y la pareja de baile colombiana Jhony Blandón y Alejandra Ramírez han marcado sus ritmos y pasos. Cuando todo parecía acabado, el poeta Chema Cotarelo alzaba su voz desde una ventana de un edificio próximo, recitando el poema Oro y Plata, compuesto para la ocasión; una balada evocadora de la de los tres ríos de Lorca.
