'Zahara canta a la ternura con dureza'

El pop español en el año 2021 estuvo claramente marcado por tres discos: a nivel comercial, C. Tangana dominó por completo las listas de ventas con El Madrileño; a nivel crítico, Maria Arnal i Marcel Bagés nos dejaron alucinados y se llevaron el Premio Ruido con su salto al pop electrónico en CLAMOR; y a medio camino entre ellos, Zahara triunfó en ambos aspectos con la honestidad brutal de PUTA. Un disco cuyo carácter conceptual, con letras centradas en los efectos del machismo y el abuso sexual en su vida y en la industria musical, unido a su cambio de sonido en favor de un synth-pop con querencias raveras, lo convirtieron en el tipo de álbum-fenómeno que asociamos a las grandes estrellas pop internacionales. Lo cual es bastante meritorio viniendo de una artista que se movía en el circuito indie, y supuso un cambio de tercio interesante a la hora de pensar las estrategias que puede emplear y el impacto que puede tener una artista de dicha escena. En fin, se trata de uno de los discos esenciales del pop español de la última década, quizás el más relevante de la era post-El mal querer, y como tal merece ser tratado.
El siguiente LP ha tardado, por tanto, en llegar, pero su single de 2023 “ESTA NO ES UNA CANCIÓN POLÍTICA” nos dejaba claro que su intención era seguir en la senda abierta por el disco anterior, tanto a nivel sonoro como de estilo lírico a tumba abierta
Zahara desde luego así lo ha hecho, dándole un ciclo de vida largo que incluyó un disco de remixes y una gira extensa e innovadora en su formato. El siguiente LP ha tardado, por tanto, en llegar, pero su single de 2023 “ESTA NO ES UNA CANCIÓN POLÍTICA” nos dejaba claro que su intención era seguir en la senda abierta por el disco anterior, tanto a nivel sonoro como de estilo lírico a tumba abierta. Y así ha sido: Lento Ternura, lanzado el 21 de febrero, es de nuevo un disco de synth-pop, incluso por momentos más contundente que PUTA, con sintetizadores más agresivos y distorsionados. Es, también, un disco donde la jiennense vuelve a abrirse en canal, en esta ocasión incidiendo más bien en las decepciones vitales, y en particular en la sensación de no estar viviendo realmente, de estar ausente de su propia vida. Este tema se introduce desde la primera canción, “Formentera”, y atraviesa especialmente las canciones centrales del tracklist. La resolución viene en los tres últimos cortes, que muestran que lo único que ancla a Zahara frente a esa sensación de despersonalización es la ternura del título y el recordar sus raíces (con las que tiene, no obstante, una relación complicada, como muestran las sutiles ambigüedades de “Soy de un pueblo pequeño”).
Así pues, en el aspecto lírico el disco es nuevamente brillante, como lo lleva siendo durante toda su carrera
Así pues, en el aspecto lírico el disco es nuevamente brillante, como lo lleva siendo durante toda su carrera. Es una pena, sin embargo, que sea el único plano en el que brilla de manera uniforme. Como colección de canciones, Lento Ternura es más bien inconsistente. Por una parte, algunas son canciones-concepto que no están del todo bien desarrolladas en lo musical. Es el caso de la retahíla de excesos de “Demasiadas canciones”, que termina cuando parece que va a estallar y se queda algo coja; o de “La ternura”, el tema que intenta sintetizar las lecciones del álbum, pero que no solo está falta de dirección, sino que además resulta ser la canción menos tierna, reincidiendo en la dicción a medio camino entre el recitado y el rap que ya me pareció de lo menos acertado de PUTA. Otros cortes simplemente adolecen de problemas compositivos: a “CTRL + Z” le falta un puente o algún otro elemento que dé un contrapunto a su llamativo estribillo. “Quién dijo”, a su vez, es una balada que empieza solo con piano y después incorpora bucles de sintes y coros con efectos, pero que no encuentra un paso firme y se limita a deambular sin resolver nada de lo que propone.
Y luego está “Tus michis”, una preciosa canción sobre la amistad como motor para la vida y como escudo frente a sus miserias, que cuando llega el estribillo se fastidia: se oyen unos maullidos sampleados que resultan bastante molestos y, la verdad, algo risibles
Y luego está “Tus michis”, una preciosa canción sobre la amistad como motor para la vida y como escudo frente a sus miserias, que cuando llega el estribillo se fastidia: se oyen unos maullidos sampleados que resultan bastante molestos y, la verdad, algo risibles. Esta sensación de quiero y no puedo, de que Zahara no termina de afinar el tiro pese a tener buenas ideas, marca el álbum en general. Aun así hay temas que sí resultan efectivos, especialmente al inicio del álbum: “Formentera” funciona bien como bienvenida al mismo, y deja uno de los momentos más inmediatos y adictivos, cuando entona ese “¿Ves? Aún sigo hablando en plural/como si no hubiese aprendido nada de la soledad”. A continuación, “Yo solo quería escribir una canción de amor” es el hit claro, con ese magnífico estribillo y el breakbeat que le da un dinamismo del que adolecen las otras canciones. “Nuestro amor”, por su parte, tiene un puente impresionante (“Es la rave, es el humo, es el éxtasis puro/Es el baile, es el ámame, es el dame más duro”) que le sirve para redondear una progresión muy inteligente.
Me parece preciosa la oda a su pueblo con la que termina el disco, repitiendo la jugada de “DOLORES” de rematar un álbum donde el protagonismo lo tiene la electrónica con una coda melódica apegada al terruño
También cabe destacar la original melodía vocal del estribillo de “¿Era esto la vida?”. Además, algunas de las canciones-concepto sí que funcionan: es el caso de “La violencia”, en cuya segunda mitad destaca su hipnótica forma de cantar, enganchando las sílabas de forma rítmica y haciendo que la canción crezca poco a poco a cada golpe de su voz. Del mismo modo, me parece preciosa la oda a su pueblo con la que termina el disco, repitiendo la jugada de “DOLORES” de rematar un álbum donde el protagonismo lo tiene la electrónica con una coda melódica apegada al terruño. Pese a ello, en última instancia Lento Ternura no termina de conseguir lo que se propone: hay demasiados pasos en falso para que su mensaje llegue con fluidez. Es cierto que era muy difícil hacer un disco que sucediese a PUTA, como también lo es que quizás merecía la pena incidir en las mismas estrategias. Pero se me ocurre que, como me sugirió mi amiga Jana, ahora que ha conseguido redefinirse como artista y reescribir el relato público sobre ella, quizás pueda volver al sonido de discos como Santa (2015) y recibir el trato que merece. O quizás no le interese. En cualquier caso, con alguien del talento de Zahara, siempre merece la pena estar pendientes de sus próximos movimientos.
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Puntuación: 6.9/10
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