Sierra Nevada, Ahora y siempre.

'Yo no soy Ferreras'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 16 de Septiembre de 2022
Antonio García Ferreras en su programa de La Sexta, 'Al rojo vivo'.
Atresmedia
Antonio García Ferreras en su programa de La Sexta, 'Al rojo vivo'.

No es extraño que se reproduzcan las agresiones a profesionales de los medios de comunicación. ¡Cuidado! Ni las justifico ni las apoyo, únicamente observo la realidad y me entristece ver que nuestra profesión cada día concita un mayor rechazo social. Me refiero a la operadora de TVE Lorena Sopena, que en el trascurso de su jornada laboral, en los actos previos a la Diada en Barcelona, recibió insultos y amenazas antes de ser empujada, de que le propinaran varios puñetazos y de que le tiraran la cámara al suelo.

...esos que ostentan el verdadero título de periodistas, a veces sin haber acabado la carrera, y que permanecen sentados en un plató o en una sala de realización con el fin de manejar y manipular la información, dirigir la realidad, ocultar datos y dar pie a falsas noticias sin ningún pudor...

Cuando afirmo, con amargura, que no es extraño que se reproduzcan este tipo de agresiones me refiero a que cada vez es más evidente que hay dos tipos de profesionales de los medios de comunicación en este país: los que trabajan a pie de calle, se desplazan a cubrir la noticia y tratan de buscar todos los datos para trasmitirlos a la audiencia, los mandados, los que consideran un éxito destapar algo perjudicial para la sociedad y se esmeran en contar las injusticias de la vida; y, por otro lado, los jefes, esos que ostentan el verdadero título de periodistas, a veces sin haber acabado la carrera, y que permanecen sentados en un plató o en una sala de realización con el fin de manejar y manipular la información, dirigir la realidad, ocultar datos y dar pie a falsas noticias sin ningún pudor, conscientes de que las principales repercusiones las cobrarán los redactores, los reporteros, los técnicos, los fotógrafos o los operadores de cámara.

La defensa que esgrimió el reputado informador fue que nunca habían difundido una noticia a sabiendas de que fuera falsa, aunque es evidente que no contrastó lo suficiente algunas de ellas, pero lo que no explicaba es si hubiera dado la misma credibilidad a un periodista desconocido que a su reconocido íntimo amigo Eduardo Inda

A principios del verano se destapaba la careta de uno de los magnates de la comunicación de este país: Antonio García Ferreras. A través de los audios grabados por el expolicía José Manuel Villarejo descubríamos que el presentador participó en un linchamiento público de los líderes políticos de Podemos, a través de informaciones falsas poco antes de las elecciones en las que el partido de izquierdas tenía opciones de colocarse a la cabeza del resto de formaciones. La defensa que esgrimió el reputado informador fue que nunca habían difundido una noticia a sabiendas de que fuera falsa, aunque es evidente que no contrastó lo suficiente algunas de ellas, pero lo que no explicaba es si hubiera dado la misma credibilidad a un periodista desconocido que a su reconocido íntimo amigo Eduardo Inda, de donde se hizo eco de algunos de sus titulares, pese a que su diario online ha sido regularmente cuestionado desde distintos ámbitos de la sociedad.

Han transcurrido dos meses y, como si La Sexta quisiera pasar página y el resto de medios no estuvieran por la labor de remojar sus barbas después de ver las de su vecino cortar, parece que aquí no ha pasado nada. ¡Es muy bochornoso! ¿Qué ocurriría si se demostrara que tras la muerte de una persona en la mesa de operaciones hubiera un cirujano? Evidentemente, no podría volver a ejercer en la vida; conozco a periodistas que se negaron a contar una información sesgada porque perjudicaba a un amigo directo del director y acabaron despedidos; sin embargo, cuando alguien adquiere el estatus de periodista con poder automáticamente se le concede licencia para cometer errores a diestro y siniestro. Unas largas vacaciones y vuelta a la normalidad. ¡Yo no soy Ferreras!

Y hay miles de periodistas honrados en este país que tampoco lo son y a los que no nos llueven las ofertas simplemente porque no nos plegamos a ningún poder, porque entendemos esta profesión como un oficio dirigido a dar a conocer noticias sin convertirnos en ella...

Y hay miles de periodistas honrados en este país que tampoco lo son y a los que no nos llueven las ofertas simplemente porque no nos plegamos a ningún poder, porque entendemos esta profesión como un oficio dirigido a dar a conocer noticias sin convertirnos en ella, porque asumimos el coste de no ingresar en las filas de un partido político o de no apoyar al poder para medrar; uno se llena de impotencia al ver la impunidad con la que actúan los magnates de la prensa cuando se interceptan las escuchas de alguien que no tiene escrúpulos en aceptar la manipulación, la interferencia y el cambio de informaciones con el fin de trascender el límite de nuestras funciones para convertirse en el creador de la realidad.

Ferreras ganó audiencia y de calidad, cuando se habla de un público de clase media o alta, con ideas propias, más difícil de manipular, como si los espectadores con menor nivel cultural tuvieran menos calidad

Alguien podría pensar que se trata de un plan preconcebido: colocar al lobo al frente del cuidado de las ovejas; teniendo en cuenta que tanto Mediaset como Antena 3 han mantenido tradicionalmente una línea conservadora, La Sexta se convirtió en la virtual alternativa que contaba aquello que las demás no estaban dispuestas a destapar, desde una postura de izquierdas. Durante años, Ferreras ganó audiencia y de calidad, como se apostilla en la profesión, cuando se habla de un público de clase media o alta, con ideas propias, más difícil de manipular, como si los espectadores con menor nivel cultural tuvieran menos calidad.

El problema es que justo esa audiencia que le apoyó durante años va a ser la que le dé antes la espalda, porque el espíritu crítico no puede admitir a un presentador que le ha engañado

El problema es que justo esa audiencia que le apoyó durante años va a ser la que le dé antes la espalda, porque el espíritu crítico no puede admitir a un presentador que le ha engañado, que ha fabricado noticias para su interés particular y menos cuando había depositado en él su confianza. Y a falta de medios de comunicación que ofrezcan información al respecto, siempre quedan las redes sociales para conocer más y para seguir inflando el globo de su desprestigio profesional. Por eso, ya empieza a ser visible el descenso de audiencia del programa matinal, que probablemente empujará al resto del canal y acabará obligándole a reinventarse porque el Ferrerasgate le va a acompañar al periodista durante el resto de su vida como a Lydia Lozano aquello de la hija de Albano.

 

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).