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'Vivir sin luz'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 5 de Noviembre de 2021
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En los últimos años no ganamos para sustos. Cuando salíamos de la crisis de la construcción, nos llega la pandemia y, por si fuera poco, desde hace semanas vemos cómo un volcán está cubriendo de lava la isla de La Palma ante nuestros atónitos ojos. Pero es que ahora, cuando parecía que retornábamos poco a poco a la normalidad, llega la ministra de Defensa de Austria Klaudia Tanner y dice que «la cuestión no es si habrá un apagón, sino cuando». Añade que es «un peligro real, pero subestimado» y su colega el ministro del Interior Karl Nehammer concluye que «si no hay electricidad, la seguridad del suministro, el tráfico, las comunicaciones y la seguridad pública están amenazadas». De hecho, el ministerio de Defensa austríaco ya está iniciando ensayos de respuesta a esta advertencia que, según el gobierno de este país, afecta a toda Europa.

En definitiva, de lo que están hablando es de que puede producirse un apagón a nivel de toda Europa que dure días o semanas como mínimo. Es decir, que durante ese periodo no se podría utilizar nada eléctrico, ni calefacciones, ni aire acondicionado, ni vitrocerámicas, ni teléfonos móviles

En España nos cuentan que somos una isla energética y que aunque sea posible no es probable y que el suministro en nuestro país está garantizado, pero resulta que los austríacos ya avanzaron en 2017 los peligros de una pandemia en los siguientes diez años y la posibilidad real de que se produjera… ¿Les suena?

En definitiva, de lo que están hablando es de que puede producirse un apagón a nivel de toda Europa que dure días o semanas como mínimo. Es decir, que durante ese periodo no se podría utilizar nada eléctrico, ni calefacciones, ni aire acondicionado, ni vitrocerámicas, ni teléfonos móviles. El suministro de agua también estaría en peligro porque las bombas de agua requieren energía eléctrica, así como las tarjetas de crédito. ¿Y qué me dicen de tiendas y supermercados, muchos de los cuales carecen de luz natural para moverse por el interior? Por supuesto, el caos se extendería por doquier y más, si esta situación se prolongara en el tiempo.

Uno se pregunta cómo en una sociedad tecnológica, supuestamente tan avanzada, estamos aún expuestos a semejante riesgo y los expertos son tajantes al respecto: Puede ocurrir por distintos fallos técnicos, por desajustes en el sistema, sobrecargas por picos de demanda, ataques cibernéticos, boicoteo hacia una zona del mundo concreta e incluso por causas extraterrestres, como ya sucedió en Québec (Canadá) en 1989, donde millones de personas se quedaron a oscuras por una fuerte tormenta solar o geomagnética.

Así que con estos tenebrosos augurios, que según los austríacos podrían hacerse realidad a partir de 2025, los ciudadanos más previsores ya se han hecho con el kit de emergencia: alimentos no perecederos y agua potable, baterías externas, pilas, velas, linternas, camping gas, mecheros y cerillas, radio a pilas, botiquín básico...

Como digo, si no fuera porque está avalado por un gobierno, sería de esos asuntos surrealistas que nos provocarían carcajadas. El caso es que llevamos meses escuchando hablar de la oleada de apagones sin precedentes en China, que ya sucedió en Nueva York el 13 y 14 de julio de 1977, cuando toda la ciudad se quedó sin luz, que algo semejante sufrieron en La India en 2012, llegando a afectar a 700 millones de personas durante un día entero, que también cuatro millones y medio de personas en Suecia se enfrentaron al mismo suceso entre el 27 de diciembre de 1983 y el 25 de marzo de 1984.

Así que con estos tenebrosos augurios, que según los austríacos podrían hacerse realidad a partir de 2025, los ciudadanos más previsores ya se han hecho con el kit de emergencia: alimentos no perecederos y agua potable, baterías externas, pilas, velas, linternas, camping gas, mecheros y cerillas, radio a pilas, botiquín básico, el tanque del vehículo lleno de gasoil o gasolina y dinero en efectivo.

Después de enfrentarnos a un virus que nos ha tenido sorbido el seso durante año y medio, no estoy dispuesto a entregarme a otra obsesión para hacer acopio de bienes por si acaso

Yo que he visto muchas series apocalípticas como Walking dead o Revolution, donde precisamente dibujaban un mundo distópico tras un apagón mundial definitivo, tengo dudas. Y es que, claro, ¿quién puede echar gasolina a diario por si mañana nos quedamos sin luz durante tres semanas? ¿Quién tiene el espacio suficiente en su casa para acumular todo lo que se pide y un bidón de no sé cuántos litros de gasolina por si acaso? ¿Quién puede garantizarme que después de guardar bajo el colchón dos ó tres mil euros durante los próximos meses, no me canse o los necesite justo antes de que se produzca el apagón? ¿Qué pasará si guardo más dinero que todos mis vecinos y en mitad del apagón ellos, que ya han gastado incluso las dos velas que tenían, se dan cuenta? ¿Y qué podría comprar con ese dinero si las tiendas estarán cerradas y nadie saldrá a la calle por temor a lo que le pueda pasar?

Realmente, si uno lo piensa entra en una vorágine de terror que no conduce a ningún sitio. Después de enfrentarnos a un virus que nos ha tenido sorbido el seso durante año y medio, no estoy dispuesto a entregarme a otra obsesión para hacer acopio de bienes por si acaso.

Mira que me gusta vivir, pero siempre he pensado, con mucho egoísmo por mi parte seguramente, que si cae un meteorito y muere el 90 por ciento de la población mundial, me gustaría estar dentro del porcentaje que sucumbe, porque los que sobrevivan van a tener que sufrir lo indecible para seguir luchando por la vida y también acabarán muriendo. Así que solo me queda cruzar los dedos y esperar que el gobierno austríaco se equivoque o arriesgarme a que si hay un gran apagón europeo, los astros se pongan de mi parte y me ocurra justo el día en que llene el depósito de gasolina, que saque una importante cantidad dinero y que haya hecho una generosa compra en el supermercado.   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).