Trazos de memoria personal de la ley de bioclimatización de los coles andaluces
Siento una gran alegría porque la Ley de Bioclimatización para los colegios andaluces va a salir adelante por unanimidad. La presentó Podemos Andalucía en la pasada legislatura, llevó el asunto con decisión la entonces parlamentaria Libertad Benítez Gálvez, lo asesoró Francisco Javier Fernández y la ha empujado en esta legislatura Adelante Andalucía por medio del tesón del parlamentario Jose Ignacio García Sánchez. Pero nada hubiese sido posible sin la carta a la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Sra. Susana Díaz, de los niños y niñas del CEIP Pablo VI de Sevilla y sin la convicción, reivindicación y apoyo de las AMPAS, el colectivo Escuelas de Calor, y la participación de multitud de colectivos, colegios profesionales y organizaciones sindicales.
En los primeros días de junio de 2017, con un calor sofocante, se hizo viral la carta de los niños y las niñas de la clase de sexto C del CEIP Pablo VI de Sevilla en la que con una simpatía y elegancia extrema se quejaban del calor en el cole y reivindicaban soluciones. Es la carta de la imagen.
Al leerla decidí escribir un breve para intentar poner en el centro del problema su raíz, el calentamiento global debido al cambio climático, sus afecciones socialmente inesperadas y un enfoque de medidas paliativas que a su vez supongan luchar contra el mismo y no incrementar nuestra factura energética. En el artículo que más abajo se reproduce pedía una ley, dotada presupuestariamente, de acondicionamiento bioclimático y renovable en los centros educativos públicos andaluces. Del artículo tuvo conocimiento el grupo parlamentario de Podemos Andalucía en la pasada legislatura, me pidieron que hiciera un borrador de la ley.
Estos días se cumplen dos años y nueve meses de la carta viral
Estos días se cumplen dos años y nueve meses de la carta viral. A partir del primer borrador, se desató un proceso democrático de participación y empuje (AMPAs, Escuelas de Calor, sindicatos, colegios profesionales…) que terminó por mejorar la ley hasta el punto de que el informe favorable de los letrados del parlamento andaluz la calificó de “muy novedosa.”
La Ley para la mejora de las condiciones térmicas y ambientales de los centros escolares mediante técnicas bioclimáticas y el uso de energías renovables, ha sido respaldada finalmente, además de por el grupo parlamentario impulsor por el resto de grupos parlamentarios, todos. Un hito particularmente relevante en esta legislatura.
El calor extremo en las aulas de Sevilla detonó el asunto pero el bioclimatismo y las energías renovables pueden acometer cualquier problema de confort térmico (calor, refrescamiento, humedad, ventilación…) protegiendo la salud humana y la del planeta al mismo tiempo.
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Artículo publicado en Paralelo 36 Andalucía el 5 de junio de 2017 con la ilustración de la carta viral de las niñas y los niños de 6º C del C.E.I.P Pablo VI de Sevilla:
Por una ley andaluza andaluza para el acondicionamiento bioclimático de los centros educativos públicos andaluces
Ha saltado a la opinión pública la carta viral de un grupo de niños y niñas del CEIP Pablo VI de Sevilla en la que piden, casi suplican, que pongan aire acondicionado en su colegio porque están pasando mucha calor y esto les afecta al rendimiento escolar. “Las horas se nos hacen inagotables de tanto sufrimiento”, dicen. Y terminan con un simpático destacado, “CON ESTA CALOR NO PODEMOS SACAR MATRÍCULA DE HONOR”.
El asunto se ha hecho tan viral que la consejera de Educación, Adelaida García de la Calle, intervino públicamente proponiendo que la solución pasaba por unos toldos, algo más de aislamiento y un poco de sombra. Bien.
El cambio climático está aquí, en Andalucía, quedándose de lleno. Afecta a la productividad agraria, industrial y del resto de sectores económicos, a la salud ciudadana y a la naturaleza, y a muchas más cosas. A la vida en la comunidad escolar, por supuesto.
Los inviernos son cortos, las primaveras y los otoños repentinos e imprevisibles, los veranos lárgamente tediosos. Las épocas y episodios de calor intenso se solapan con el calendario escolar en periodos mucho más largos y con más horas diarias de calor sofocante.
Los niños piden lo que ven, chismes de aire acondicionado, ante la ocultación tecnológica y académica de otras posibilidades menos dañinas al medio ambiente y muchos más eficientes desde el punto de vista energético y económico. Todo el mundo sabe lo que cuesta, yendo a más, pagar la factura de la luz.
Decenios de falta de atención a la calidad constructiva climática de las edificaciones públicas y privadas, decenios de fiar el confort interno y externo de las edificaciones a “parcheos” posteriores con costosos aparatos de aire acondicionado y calefacción que consumen mucha energía fósil, han acabado por cerrar un círculo asfixiante.
Para afrontar el problema en el ámbito educativo, basta mirar primero a nuestra arquitectura popular y vernácula
Para afrontar el problema en el ámbito educativo, basta mirar primero a nuestra arquitectura popular y vernácula. Siglos de historia constructiva pueden indicarnos multitud de técnicas pasivas (no consumen energía) para mejorar el ambiente interior en las edificaciones. Mirar la historia de la arquitectura popular andaluza en cada zona, ya de mar, ya de sierra, ya urbana ya rural, e indagar y proponer nuevas soluciones con viejas o nuevas técnicas, combinándolas con el uso de energías renovables, para rehabilitar y mejorar la sensación térmica en nuestros centros educativos habría de hacerse ley.
Creo que la comunidad educativa, o sea, todo el mundo, deberíamos reclamar una ley, dotada presupuestariamente, de acondicionamiento bioclimático y renovable en los centros educativos públicos. Afectaría al empleo en el sector de la industria y la construcción, a la innovación tecnológica, a la investigación y, como dicen los niños y niñas del CEIP Pablo VI a no agobiarse y sacar las notas que “tenemos habitualmente”.
http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/carta-susana-diaz-alumnos-pri...