Seguimos igual, o no
Miguel Rodríguez
Pedro Sánchez pasea por Granada junto a Teresa Jiménez y Paco Cuenca.
Desde luego, seguimos igual, en lo referente a la situación política, a efectos de los medios de comunicación. No logro encontrar noticiario, tertulia, debate, editorial o columna, del medio que sea (salvo los deportivos, por razones obvias), a la hora que sea, incluso con la excusa que sea, que no repita, como un sonsonete, el mantra de que "la responsabilidad de que no tengamos gobierno en España es del PSOE", dando por supuesto que el candidato del partido ganador de las últimas Elecciones, ha dado todos los pasos necesarios para poder convertirse en presidente. Una y otra vez, insisto, por la mañana, el mediodía o la noche, en prensa y radio (supongo que en televisión igual o peor, pero la evito en vacaciones), desde todas las ópticas posibles, y sin posibilidad ni margen de error. La culpa es del PSOE y pare usted de contar. Es la verdad revelada, la idea salvadora, el mensaje definitivo.
Y sin embargo, no seguimos igual. La realidad es muy otra, por mucho que la propaganda oficial se empeñe, que bien que lo hace. Ha cambiado que la actitud politica del PP y su lider, el señor Rajoy, ha transitado de la indigencia y la pasividad, directamente a la indecencia y la desverguenza. A los ojos de todo el país, sin inmutarse y sin despeinarse, que ya tiene mérito. Quienes nos repetían que era urgente formar gobierno, no sólo no dan pasos en ese sentido, sino que se van de "puente", vuelven relajados y dan una nueva vuelta de tuerca a la situación, "ya si eso, iremos viendo". Es evidente, que si alguien quiere nuevas Elecciones es el PP, ellos sabrán la razón, y ahora andan enfrascados en buscar responsables y alejar de sí la evidencia de su irresponsabilidad con el país y sus gentes, así como la inmensa soledad política a la que les ha llevado su galopante corrupciòn, una y mil veces ignorada y pretendidamente tapada.
Y ha cambiado, para quien tuviera dudas, que la firmeza del PSOE en negarse a facilitar que la corrupción y los recortes sigan en el gobierno, no es un brindis al sol. Es una apuesta política de coherencia, de decencia pública y de ética comprometida con el futuro del país. Por tanto, no es una posición modificable en función de vaivenes coyunturales o de intereses cortoplacistas, curiosamente esgrimidos por los (llamésmosles así) adversarios políticos. Es una manera de ser y de estar en política, de cumplir lo que se dice que se va a hacer, de marcar, una y otra vez, las diferencias existentes entre la insensibilidad, la prepotencia, la corrupción y la falta de sentido ciudadano, y la justicia social, la transparencia, la participación y la democracia. Nada más y nada menos. O sea, habrá quien diga que seguimos igual. Pero para mi que no.