Resistencia no, Resiliencia
El pasado miércoles, en la primera sesión tras las vacaciones en el Congreso de los Diputados, escuché a Gabriel Rufián dirigirse, especialmente a Pablo Iglesias, pidiéndole “que aguantaran… que si lo hacían, ellos también aguantarían”. El tema en cuestión era la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la petición de resistencia aludía a la negativa a que el gobierno negociara con otros grupos políticos, especialmente con Ciudadanos, la formación liderada ahora por Inés Arrimadas.
Esa llamada a la resistencia, (parecido al mensaje de WhatsApp de Rajoy a Bárcenas que ahora ha recobrado vida con el caso Kitchen), intenta evitar la ‘tentación’ de que el gobierno de coalición progresista negocie con otros grupos parlamentarios y consiga otra mayoría diferente a la de la investidura, con lo que disminuiría notablemente la posibilidad de influencia política de Esquerra Republicana de Catalunya
Esa llamada a la resistencia, (parecido al mensaje de WhatsApp de Rajoy a Bárcenas que ahora ha recobrado vida con el caso Kitchen), intenta evitar la ‘tentación’ de que el gobierno de coalición progresista negocie con otros grupos parlamentarios y consiga otra mayoría diferente a la de la investidura, con lo que disminuiría notablemente la posibilidad de influencia política de Esquerra Republicana de Catalunya.
Recuerdo que la frase fue expuesta con la aparente solemnidad con la que recrea sus intervenciones el portavoz de los independentistas, con las pausas y descomposición de las palabras habituales. Tal y como lo soltó pareció que quedaba muy satisfecho de su intervención y encantado de haberse escuchado. Es habitual en este político esta actitud de querer sentenciar con sus declaraciones con continuas amenazas y advertencias al gobierno de Pedro Sánchez siempre apelando a la izquierda, “desde la izquierda”.
No he escuchado al portavoz de ERC mantenerse tan firme en esa posición en Cataluña ante sus socios también independentistas pero de derechas, bastante más de derechas de lo que parece, por mucho que les favorezca la comparación con la derecha nacionalista española. No le he visto a Rufián esos remilgos para cohabitar, aunque con muchas dificultades últimamente según parece, con los herederos de Pujol, la antigua Convergencia y Unión, con los fugacionistas de Puigdemont, con los de JuntsxCat, el PdeCat o lo y los que sean ahora en las próximas elecciones. Nunca se han mostrado tan escrupulosos en las esencias de la izquierda con los que, independientemente de los diferentes nombres que han barajado, representan a la alta burquesía catalana la que convivió y estrujó al máximo al Estado durante la dictadura consiguiendo un desarrollo asimétrico. Aquellos son los mismos que ahora mueven los hilos del independentismo creyendo que les iría mejor a sus intereses económicos estar fuera de España. Lo otro, lo de la identidad cultural, la lengua y eso está bien, pero el motivo fundamental del secesionismo es ‘la pela’ hablemos claro.
La llamada a la resistencia es un cálculo más en función de los tiempos políticos, de sus tiempos políticos, sobre todo ante la eventual convocatoria de elecciones, directa o automática, para el mes de febrero en Cataluña, una vez se produzca en los próximos días la vista en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo del recurso a la condena a Quim Torra
Este Rufián, (lo estoy llamando por su apellido, no lo estoy calificando), apela al bloque de investidura pretendiendo arrogarse un protagonismo sobrevalorado y queriendo arrimar el ascua (sólo) a su sardina. Los independentistas de izquierda, de nuevo, no piensan ni en España ni en Cataluña sino en sus propios intereses y expectativas políticas. La llamada a la resistencia es un cálculo más en función de los tiempos políticos, de sus tiempos políticos, sobre todo ante la eventual convocatoria de elecciones, directa o automática, para el mes de febrero en Cataluña, una vez se produzca en los próximos días la vista en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo del recurso a la condena a Quim Torra a un año y seis meses de inhabilitación por delito de desobediencia a la Junta Electoral Central, por incumplir la orden de retirada de los lazos amarillos de edificios públicos.
Esa negativa llevó a la composición actual del Parlamento con la subida de Vox y el desplome de Ciudadanos, aún rehén de la foto de Colón. Esquerra no se situó en la izquierda que ahora reclama en esa ocasión y las consecuencias las pagamos todos
Es verdad que gracias también a ERC se consiguió desbloquear la formación del gobierno actual y salió adelante la investidura de Pedro Sánchez, pero también ‘gracias’ a ellos, no lo olvidemos, se tuvieron que disolver las cámaras y convocar nuevas elecciones, tras su voto, con las derechas, contra el ambicioso proyecto progresista de presupuestos generales tramitado por el gobierno anterior, con el apoyo de Unidas Podemos, entonces en la oposición. Esa negativa llevó a la composición actual del Parlamento con la subida de Vox y el desplome de Ciudadanos, aún rehén de la foto de Colón. Esquerra no se situó en la izquierda que ahora reclama en esa ocasión y las consecuencias las pagamos todos.
Con su menguada representación parlamentaria Ciudadanos puede, y a mi parecer debe tener una relativa influencia en el proyecto de Presupuestos, y ensanchar la base de apoyo al Gobierno, pero tampoco pueden pretender que los presupuestos sean ‘anaranjados’. Si no hubiera sido por el ego y ambición de Rivera y su estrategia fallida del sorpasso al PP, (cuando Podemos pretendía lo mismo con el PSOE), quizás su capacidad de influencia sería mayor, pero las cosas son como son y aquella operación, que gozó de un exorbitado apoyo mediático, (quiero decir del poder económico), quedó deslegitimada por la soberanía popular. Hoy por hoy Ciudadanos no puede decir que tiene una posición entre los dos ‘bloques’, más bien que se encuentran ‘bloqueados’ tras sus pactos generalizados con el PP y Vox en ayuntamientos y Comunidades Autónomas y su España Suma, frustrados en Galicia por Feijó, de nuevo emergente candidato a líder de la derecha para desplazar a Fra-Casado. Pero sí puede iniciar el camino hacia un re-posicionamiento político que le permita volver a conectar con un electorado ‘moderado’, de-centro y de-cente, que no entiende como ha quedado engullido por la derecha la formación naranja.
Lo ideal sería que el acuerdo alcanzara también al Partido Popular, pero la actitud de Casado impide que se pueda contar con ellos; los populares están en otras cosas, y a pesar de la operación de maquillaje de moderación efectuada con el relevo de sus portavoces, siguem presa del apoyo de la ultraderecha en las CCAA y ayuntamientos en los que gobierna y no se les puede ‘echar cuentas’ ni siquiera para que cumplan con la obligación constitucional de renovar diferentes órganos del Estado...
La aprobación de los Presupuestos es el reto más importante del gobierno de coalición y un tema fundamental para el conjunto de la sociedad española en las circunstancias excepcionales que estamos atravesando. No es cuestión de RESISTENCIA sino que la palabra a emplear, el objetivo a conseguir es la RESILIENCIA. Lo ideal, si hablamos en términos de país, del conjunto de la sociedad, es un acuerdo amplio, desde la izquierda que gobierna y que tiene una amplia mayoría parlamentaria, en el que participen otras opciones políticas, además de los socios de gobierno, no sólo Ciudadanos, sino también el PNV, Más Madrid, el BNG… y en el que en principio sólo cabe excluir a la extrema derecha de VOX. No es una cuestión sólo aritmética, de conseguir un voto más de los necesarios, se trata de alcanzar un acuerdo que tenga un mayor significado político.
Lo ideal sería que el acuerdo alcanzara al Partido Popular, pero Casado, a pesar de la operación de maquillaje realizada con los relevos de sus portavoces, no se puede contar con ellos; los populares están en otras cosas, presa del apoyo de la ultraderecha en las CCAA y ayuntamientos en los que gobierna y no se les puede echar cuentas ni siquiera para que cumplan con la obligación constitucional de renovar diferentes órganos del Estado
Lo ideal sería que el acuerdo alcanzara también al Partido Popular, pero la actitud de Casado impide que se pueda contar con ellos; los populares están en otras cosas, y a pesar de la operación de maquillaje de moderación efectuada con el relevo de sus portavoces, siguem presa del apoyo de la ultraderecha en las CCAA y ayuntamientos en los que gobierna y no se les puede ‘echar cuentas’ ni siquiera para que cumplan con la obligación constitucional de renovar diferentes órganos del Estado... El PP sigue instalado en su estrategia del “cuánto peor, mejor” que acuñara Rajoy y su temor no está en que lo de los Presupuestos salga mal sino en que salga bien. Estos pretendidos patriotas prefieren que le vaya mal a España con tal de que le vaya mal al gobierno ‘social-comunista’.
En esta tesitura política la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado debe permitir la necesaria estabilidad para que avance la legislatura y para que los que resisten en su empeño de derribar al gobierno asuman, de una vez por todas, el resultado de las últimas elecciones y la legitimidad de Pedro Sánchez. Las derechas tienen que comprender que su obligación y función es plantear alternativas, ofrecer soluciones, ejercer una oposición leal en las instituciones que dé lugar al inicio de una etapa de normalización de la vida parlamentaria y de la política en la que se destierre el clima de odio y confrontación que han implantado que resulta un lastre político, y que ya ha llegado también a afectar a la convivencia ciudadana.
La palabra no es Resistencia sino Resiliencia. Los Presupuestos deben servirnos para ser más resilientes, para tener más capacidad de recuperarnos frente a las adversidades, las que padecemos y las que pudieran eventualmente sobrevenir. No se trata de resistir, se trata de salir de la crisis sanitaria, económica y social, más fuertes
La palabra no es Resistencia sino Resiliencia. Los Presupuestos deben servirnos para ser más resilientes, para tener más capacidad de recuperarnos frente a las adversidades, las que padecemos y las que pudieran eventualmente sobrevenir. No se trata de resistir, se trata de salir de la crisis sanitaria, económica y social, más fuertes, sin que nadie se quede atrás, avanzando o transitando hacia un nuevo modelo económico que nos haga menos dependientes del monocultivo del turismo y que este vire hacia la sostenibilidad; unos presupuestos que inicien un ciclo de refuerzo, de blindaje incluso, de los servicios públicos, (educación, sanidad, dependencia), que nos hagan resistir mejor (aquí sí vale el término) el impacto de la pandemia y de otras que pudieran llegar -si no abordamos la emergencia climática a nivel planetario, a buen seguro que padeceremos nuevas zoonosis y sufriremos gravemente los efectos del ‘cambio global’-; unos presupuestos que aborden la transición ecológica y la estrategia de economía circular diseñada para esta década; unos presupuestos, en definitiva, que nos permitan canalizar los fondos europeos que vamos a recibir en los próximos años hacia una economía baja en carbono, un sistema energético basado en las renovables, para lo que será necesario una apuesta decidida por la digitalización y una inversión fuerte en investigación y en innovación.
Estos retos eran una opción, una alternativa antes de que el covid_19 sacudiera el planeta. En este momento se ha convertido en la única opción, en la alternativa para afrontar el futuro. Cuánto antes empecemos mejor nos situaremos en el escenario internacional y si conseguimos colocarnos a la vanguardia en algunos sectores en los que tenemos un extraordinario potencial más fuertes y competitivos seremos y nos convertiremos en una sociedad más cohesionada, que falta hace.