Dando por bueno que seguramente nos toque "coser" en el PSOE en los próximos tiempos, y eludiendo, por razones lógicas de espacio y oportunidad, las causas del "descosido" (que haberlo, haylo), dedicaré los siguientes párrafos a esbozar alguna reflexión sobre qué coser, cómo hacerlo y hacia donde dirigimos la puntada y el hilo.

Hay que coser la relación de lealtad interna entre las gentes del PSOE. Curiosamente esta operación hay que hacerla después de cada ocasión en que la voluntad mayoritaria de la militancia (en urnas secretas, claro) no se ha correspondido con la voluntad también mayoritaria de los órganos del Partido. Ambas legitimidades, valga la redundancia, legítimas. Pero yo coseré en el sentido de que sean las militantes y los militantes del PSOE, quienes en afortunada expresión de un veterano socialista, "dan la batalla sin esperar la medalla",  ante una urna y una cabina, establezcan la relación de lealtad interna. No de otra manera, en el tiempo que vivimos, restableceremos la lealtad para con la gente que, fuera del partido,  nos espera en busca de respuestas.

Hay que coser la ubicación ideológica y estratégica de la socialdemocracia española en el complejo panorama político y social en el que estamos inmersos. Puede ser un debate, largo tiempo aplazado o diferido, pero la ciudadanía exige decisión, y más en tiempos de crisis e incertidumbres. En tiempos en los que buena parte de antiguos votantes socialistas han desertado, y gran parte de los y las nuevos votantes ni se plantean votarnos por no considerarnos una alternativa válida ni creíble. Yo coseré en el sentido de ubicarnos en el reconocimiento de errores y en la asunción de responsabilidades políticas, que nada tienen que ver con el "autoflagelo" , para, a partir de ahí, buscar espacios políticos y sociales que complementen los principios clásicos del socialismo con otros como ecologismo, pacifismo, radicalismo democrático, laicismo, consecución de nuevos derechos y libertades, globalización alternativa, límites al capitalismo financiero global o federalismo. Y no sólo de palabra.

Hay que coser, y no me cansaré de decirlo y escribirlo, en la comprensión de la nueva realidad política en que vivimos. Una realidad sin mayorías absolutas, una realidad sin partidos "nítidamente" ganadores ni hegemónicos, aunque nos pese. Una realidad plural, incluso dispersa, en la que serán necesarios acuerdos trasversales, casi siempre con participación de más de dos fuerzas políticas. Yo coseré para despejar de nuestras mentes "viejos y atávicos fantasmas", legítimos pero empobrecedores, y que además nos condenan a no gobernar para transformar. Para superar el enigma irresoluble de no querer pactar a izquierda, a derecha ni a centro. Para avanzar en capacidad de entender porqué existen otros partidos políticos y porqué los vota mucha de "nuestra" gente.

Y hay que coser, y hacerlo con extremo cuidado, en la búsqueda de las mejores personas para llevar puesto el "nuevo traje", valga la expresión. Algunos requisitos: fortaleza ideológica, formación y capacidad política, autonomía intelectual y económica y, por supuesto, respaldo democrático interno y credibilidad y coherencia externas.

Para eso, y no para otra cosa, coseré.