'Un pulpo, dos pulpos, tres pulpos'
Admitir pulpo como animal de compañía se ha convertido ya en un clásico de nuestra idiosincrasia, hasta el punto de que corremos el serio riesgo de transformar al célebre cefalópodo en algo más que un recurso del que echar mano para forzar alguna situación o meter con calzador algún concepto en la “realidad” que se nos quiere ofrecer como real. Vienen al pelo de lo anterior, tres aspectos de la realidad a los que sin duda califico como “pulpos” que se nos quieren hacer aparecer, no ya como animales de compañía, sino incluso como los mejores amigos del ser humano.
El primer pulpo es el de los Presupuestos, de los que, a punto de ser aprobados por una holgada mayoría parlamentaria, y pese a los ríos de tinta que se ha escrito con la excusa de los mismos (que no de los mismos, ni de su contenido, sus inversiones ni sus potencialidades), se sigue sin conocer de la misa la mitad por parte de quienes han pontificado contra ellos, los han denostado y descalificado
El primer pulpo es el de los Presupuestos, de los que, a punto de ser aprobados por una holgada mayoría parlamentaria, y pese a los ríos de tinta que se ha escrito con la excusa de los mismos (que no de los mismos, ni de su contenido, sus inversiones ni sus potencialidades), se sigue sin conocer de la misa la mitad por parte de quienes han pontificado contra ellos, los han denostado y descalificado y, en definitiva, nos han pretendido endilgar el pulpo de que son malos para España y sus gentes, no por lo que expresan sus números, sino por lo que expresan los números parlamentarios con los que se van a aprobar.
Lo más curioso es el esquizofrénico caso de quienes han valorado positivamente los acuerdos, incluso se han colgado las medallas de dichos acuerdos, pero no aceptan que otros coincidan con la bondad de esos acuerdos. Como si los acuerdos fueran cosa de una parte, y no una compleja aritmética y composición de varios componentes, en los que obviamente, se aceptan propuestas y se rechazan otras, para que el conjunto quede razonablemente a gusto de la mayoría. Basta un repaso a las votaciones de las diversas enmiendas para comprender la farsa vergonzante con la que algunos pretenden tapar su desprecio por las necesidades de las españolas y españoles, plasmadas en las partidas presupuestarias.
El segundo pulpo es el de la nueva Ley de Educación. Aquí el pulpo que nos han pretendido adjudicar no consistía en excusas, sino directamente en mentiras y falsedades, tan rápidamente desechables como se tarda en leer la ley
No admitir la totalidad de las enmiendas de nadie no es desechar las alternativas de nadie, es simplemente buscar el mejor acuerdo global, como parece que va a ser, por suerte para la ciudadanía y escarnio público de quienes votan negativamente por esas razones. No merecen comentario ninguno quienes votan negativamente por sistema. Por tanto, nada de líneas de colores, sean rojas, naranjas, verdes o violetas. Ese pulpo no lo compro ni lo admito regalado.
El segundo pulpo es el de la nueva Ley de Educación. Aquí el pulpo que nos han pretendido adjudicar no consistía en excusas, sino directamente en mentiras y falsedades, tan rápidamente desechables como se tarda en leer la ley. Ni desaparición de ninguna lengua vehicular, ni desaparición de la educación especial, ni animadversión ninguna hacia ningún tipo de educación. Únicamente la más elemental equidad e igualdad en el acceso al derecho a la educación en cumplimiento del mandato constitucional, aunque se ve que este fascículo del texto constitucional no se lo han estudiado bien los nuevos adalides del mismo, qué le vamos a hacer. Eso sí, este pulpo venía adobado con todos los prejuicios que las derechas mantienen sobre la educación igualitaria, los cuales han saltado a la palestra en todo su esplendor. Apuesta por la segregación y la no integración, por la enseñanza obligatoria de aspectos íntimos y personales, que nada tienen que ver con un curriculum académico, y defensa a ultranza de aspectos que nadie ha atacado, pero por si acaso.
Y el tercer pulpo que pulula por los mares de la actualidad es el supuesto “mandar a callar” a quienes no se callan ni bajo agua (y hacen muy bien). Háblese lo que se quiera, arguméntese en la línea que se considere, expóngase cuánto apetezca, y por tanto, estese preparado para recibir réplica argumentada, respuesta razonada y exposición contraria
Defender un modelo determinado de educación es legítimo, pero no puede usarse el mismo para criticar algo que no está en la ley, con la excusa de criticarla que algo queda. Este pulpo tampoco lo compro, ha sido congelado y descongelado varias veces ya y ya no sirve.
Y el tercer pulpo que pulula por los mares de la actualidad es el supuesto “mandar a callar” a quienes no se callan ni bajo agua (y hacen muy bien). Háblese lo que se quiera, arguméntese en la línea que se considere, expóngase cuánto apetezca, y por tanto, estese preparado para recibir réplica argumentada, respuesta razonada y exposición contraria. Como no puede ser de otra manera. Pareciera que se nos quiera vender que unas opiniones son inmaculadas, bondadosas y bienintencionadas, y por supuesto gozan de derecho divino a ser dichas, y que no comulgar con las mismas y argumentarlas en contrario obedece a oscuros designios, negras maquinaciones y es discutible el derecho a decirlas. Este tercer pulpo es el más pestilente de los tres, lleva fuera del agua demasiado tiempo y ya “huele”. O sea, que no sólo no lo compro, sino que lo devuelvo a los corrales (marinos) con la esperanza de que en compañía de moluscos y otras especies se pueda regenerar y volver un poco más aseadito.
Lo dicho, corremos el riesgo de pasar de aceptar pulpo como animal de compañía a que nos quieran meter el pulpo en la cama. ¡Y hasta ahí podíamos llegar¡.