'Publicidad menos efectiva'
La nueva ley de comunicación acaba de autorizar 40 minutos más de anuncios durante el día para cada emisora de televisión. Aunque podría parecer que es una buena noticia para las cadenas porque ingresarán más, tal vez no deberían de contentarse demasiado teniendo en cuenta la reducción de efectividad que el exceso de publicidad por doquier está produciendo.
Si buscas en internet un sofá cama, en los siguientes días te encontrarás con que cada vez que abras una página verás a ambos lados anuncios relacionados con esas búsquedas. Los anuncios nos asedian desde la calle, las redes sociales, el cine, la televisión, la radio, las revistas y periódicos e incluso en los artículos que compramos a diario
Si buscas en internet un sofá cama, en los siguientes días te encontrarás con que cada vez que abras una página verás a ambos lados anuncios relacionados con esas búsquedas. Los anuncios nos asedian desde la calle, las redes sociales, el cine, la televisión, la radio, las revistas y periódicos e incluso en los artículos que compramos a diario. Tanto es así que los propios consumidores colaboramos promocionando la marca después de pagar un precio por ella, es decir, es un negocio redondo para las compañías porque cobran al cliente, por ejemplo, por las bolsas, y lleva impresa la publicidad del negocio al que pertenece convirtiéndose en un anuncio humano andante.
Y a pesar de todo, hay que reconocer que la efectividad del sector se ha reducido ostensiblemente. ¿Quién, con unos cuantos años, no recuerda aquella canción de «Una coca cola y una sonrisa»? ¿O el eslogan de una marca de jabones que decía: «Busque, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo»? ¿O incluso aquella cancioncilla de «las muñecas de famosa se dirigen al portal…»? ¿O cómo esperábamos con ansia el anuncio de Freixenet cada Navidad porque aparecía una estrella internacional nueva cada temporada?
Definitivamente, la publicidad ha dejado de ser lo que era. Gran parte de los consumidores no desaprovecha la oportunidad de hacer zapping cuando un programa, una serie o una película se interrumpe
Definitivamente, la publicidad ha dejado de ser lo que era. Gran parte de los consumidores no desaprovecha la oportunidad de hacer zapping cuando un programa, una serie o una película se interrumpe. De hecho, cuando cliqueo para saltar esos anuncios que irrumpen en mitad de un vídeo en Youtube, la mayoría de las veces no me da tiempo siquiera a imaginar de qué tratan, ni me interesa.
Los sesudos profesionales del medio buscan, por tanto, nuevas formas de engatusarnos, de llegar a nosotros e impregnar nuestra esencia con la necesidad de hacernos con esos productos que nos convencen de que son imprescindibles para el resto de nuestras vidas.
Sin llegar a ser especialista, hace tiempo que sospecho que no nos quieren contar el punto al que ha bajado la efectividad de la publicidad en televisión
Sin llegar a ser especialista, hace tiempo que sospecho que no nos quieren contar el punto al que ha bajado la efectividad de la publicidad en televisión. En primer lugar, porque cada vez más gente está dejando de verla para ocupar su tiempo en las plataformas, donde también hay anuncios, pero de forma más sibilina; en segundo lugar, porque interrumpir una película durante quince o veinte minutos para publicidad puede hacer que el público descarte la posibilidad de continuar viéndola, igualmente cuando se trata de un programa; y en último lugar, porque hay tal volumen de anuncios que destacar entre ellos es cada vez más difícil.
Reconozco que los publicistas deben de ser mejores cada día para captar la atención del espectador. Por eso, la noticia de que la nueva Ley de comunicación va a permitir un aumento del tiempo de publicidad en cada emisora puede poner en un serio aprieto al sector. No lo digo solo yo, la Asociación Española de Anunciantes ya ha alertado de que este incremento se puede traducir en un «hartazgo» del público y en una eficacia más limitada de dichos espacios publicitarios.
No es algo que sirva para alegrarnos, teniendo en cuenta que el 1,23% del PIB está generado por las 43.000 empresas de publicidad del país, que mueven 18.720 millones al año. Miles de puestos de trabajo dependen de la estabilidad del sector, pese a que en la época de la pandemia se desplomó, porque el año pasado se observó un aumento del gasto de las compañías, lo cual impulsó la recuperación de la industria publicitaria.
El hecho es que, en mi casa, cada vez que Peppa Pig es interrumpida por un anuncio me veo en la obligación de salir corriendo a cambiar de canal ante los chillidos de mi pequeña que no soporta que le escatimen un minuto de sus dibujos animados preferidos
El hecho es que, en mi casa, cada vez que Peppa Pig es interrumpida por un anuncio me veo en la obligación de salir corriendo a cambiar de canal ante los chillidos de mi pequeña que no soporta que le escatimen un minuto de sus dibujos animados preferidos. Por otro lado, ya hace tiempo que evitamos ver películas en televisión y ni siquiera programas en directo, con el fin de pasar la publicidad del tirón sin tener que detenernos en ella o acostarnos una hora más tarde. Así que, ya no recuerdo ni un solo eslogan actual de un anuncio, quizás no sea generalizado, pero si a mí me ocurre supongo que a otros televidentes también les sucederá y eso quiere decir que un incremento del tiempo de publicidad servirá para que más gente vaya buscando alternativas para evitar escuchar veinte minutos de anuncios que hacen que olvides incluso lo que estabas viendo.
Seguramente la publicidad y el marketing llegará un momento en el que se reinventen, acostumbrados a adaptarse a nuevas circunstancias, pero también puede que de repente se vean con el agua al cuello por haber saturado al televidente hasta el punto de que el mensaje pierda toda su efectividad.