'Los presupuestos tienen ideología'
Alguien ha reflexionado al respecto de la descomunal barbaridad que supone afirmar que "los presupuestos no tienen ideología", como parecen repetir los dirigentes del gobierno andaluz en estas fechas. Pero dado el tamaño de semejante desatino, que además es y será siempre mentira, creo que conviene volver a insistir en ello. Por mucho que se pregonen de unos presupuestos (en este caso, los del Gobierno de las derechas de la Junta de Andalucía) calificativos como neutrales, técnicos, equitativos, etc., y por más que se proclame que unas cuentas públicas sólo persiguen el bien común, al margen de intenciones políticas, la verdad es que no cuela.
La prueba radica en el hecho de que las derechas políticas nunca aprueban los presupuestos de los gobiernos progresistas. Unas veces usan como excusa los apoyos que dichas cuentas obtienen en las distintas instancias parlamentarias o plenarias
La prueba radica en el hecho de que las derechas políticas nunca aprueban los presupuestos de los gobiernos progresistas. Unas veces usan como excusa los apoyos que dichas cuentas obtienen en las distintas instancias parlamentarias o plenarias. Otras veces tiran de manual, y se limitan a repetir como papagayos "despilfarradores, intervencionistas y tal". La realidad es que no los apoyan, porque no los pueden apoyar, simple y llanamente. Porque no comparten las finalidades de los gastos y las inversiones. Porque no están de acuerdo, ni lo pueden estar, con el reparto de la carga económica e impositiva, con la protección social que ofrecen a los sectores mas necesitados, con el refuerzo de los servicios públicos y con las penalizaciones a quienes más tienen. En definitiva, porque los presupuestos tienen ideología, obedecen a unas prioridades políticas, y nunca podrán satisfacer por igual a todos y todas. Es sensato, razonable y adecuado que sea así. Existe disenso y debe existir disenso a la hora de hacer unos presupuestos. Por eso, es falso decir que no tienen ideología.
El Presupuesto plasma, en números, un programa político, unos compromisos políticos y unas prioridades políticas que se derivan de un modelo de sociedad que se defiende
El Presupuesto plasma, en números, un programa político, unos compromisos políticos y unas prioridades políticas que se derivan de un modelo de sociedad que se defiende. Si existen diferentes opciones políticas y diferentes modelos sociales, ¿cómo no van a existir diferentes propuestas presupuestarias? ¿Cómo no van a reflejar el instrumento presupuestario las diferencias políticas que existen en nuestra sociedad? Cuestión distinta es cómo se argumenten las diferencias y las opciones. Deseable sería que se olvidaran los manuales al uso, es decir que la oposición no siempre diga "que son los peores y los más dañinos" y que el gobierno no siempre diga que "son los mejores y los mas positivos".
Lo más opuesto a la política, a la dialéctica, al contraste (respetuoso y educado, por supuesto) de modelos y al debate democrático de prioridades, es considerar y mantener (ni siquiera como un eslogan facilón) que los presupuestos no tiene ideología
Lo más opuesto a la política, a la dialéctica, al contraste (respetuoso y educado, por supuesto) de modelos y al debate democrático de prioridades, es considerar y mantener (ni siquiera como un eslogan facilón) que los presupuestos no tiene ideología, y por tanto, pueden ser apoyados por todos los grupos políticos. Lo correcto y lo adecuado, además de lo conveniente, es argumentar, proponer, explicar y hacer didáctica con el debate presupuestario. Un Presupuesto no es bueno ni malo por el hecho de que contemple muchas o pocas partidas para un determinado territorio. Lo importante es el porqué y el para qué de las partidas. Muchas inversiones para fomentar el uso del vehículo privado, para carreteras innecesarias e inútiles o para cierres faraónicos de no se qué anillos, no hacen que un Presupuesto sea bueno. Afirmar, como ha hecho el vicepresidente (de hecho) de la Junta, señor Bendodo, que "es muy dificil decir no" a un Presupuesto porque aumenta las partidas, es la mayor prueba de la antipolítica ramplona que gobierna Andalucía.
El prestigio de la buena política consiste en explicar y hacer entender que una inversión de un euro es o no positiva, en función de a qué vaya destinada y a qué finalidad contribuye
El prestigio de la buena política consiste en explicar y hacer entender que una inversión de un euro es o no positiva, en función de a qué vaya destinada y a qué finalidad contribuye. Seguir midiendo la política en kilómetros de carretera, en toneladas de hormigón, en litros de agua embalsada o en metros cúbicos de gases creo que es erróneo, sin negarle toda importancia a esos datos.
Seguir comparando esas magnitudes con las destinadas al pueblo de al lado, en lugar de calibrar los beneficios que obtendrán las personas, creo que además de erróneo, es hipócrita y ciertamente injusto.
Así que menos frasecitas hechas para ocupar el titular. Los presupuestos, todos ellos, con toda la carga ideológica posible y con todo el modelo de sociedad que lo sustenta posible. Y los representantes públicos, gestores, ejecutores o controladores del presupuesto, a dar la cara en la defensa o en la alternativa de los mismos.