Preparados, listos… A por el Black Friday

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 25 de Noviembre de 2016
No compres solo por comprar. Ten cabeza.
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No compres solo por comprar. Ten cabeza.

Lo reconozco: me cuesta horrores ceñirme a la lista de la compra. Siempre escribo en mi pizarra los artículos que necesito para la próxima visita al supermercado. Hace unos años, con el estrés del trabajo nunca la tenía en mi poder cuando encontraba un hueco para acudir a la tienda, así que trataba de recordarlo, mal, y por eso acababa adquiriendo de todo menos lo que más necesitaba. ¡Qué rabia me daba llegar a casa y mirar esa lista para descubrir que se me había olvidado traer papel higiénico o pasta de dientes! Claro que no tanta como darme cuenta, a continuación, de que había comprado otras 6 latas de atún que se sumaban a las 12 que ya tenía o que tendría que comer mandarinas a todas horas porque en el lugar más visible de mi cocina lo primero que veía era la bolsa de 3 kilos entera pese a que acababa de traer otros 3 kilos. El resultado: siempre acababa tirando parte de esos productos perecederos porque se me estropeaban.

Ahora trato de llevar la lista siempre encima: le hago una foto con el móvil para tenerla conmigo; sin embargo, tampoco me sirve. Mi mente consumidora se deja influir por las ofertas inútiles y por artículos rebajados que pasan meses en mi armario. Casi lo tengo asumido: gasto más de lo que debiera.

Y parece que los grandes pensadores de esto lo tienen claro porque estudian todas las formas de que incrementemos con desmesura nuestro afán de ir de tiendas.

Vamos a ver, yo entiendo que estamos en una sociedad capitalista y que se rige por el consumo, pero de ahí a perder la cabeza con cada nueva oferta, va un trecho. Contábamos ya con las rebajas de verano y las de invierno, todo un clásico. ¿Quién no ha dicho alguna vez eso de: “Voy sólo a mirar” y ha vuelto con unas decenas de euros menos en el bolsillo? Entras en la tienda y ves los pantalones, camisetas y jerséis amontonados, llamándote, con grandes carteles que indican: “Hasta un 70% de descuento”. Cuando llegas a casa con uno de ellos, si miras la etiqueta de lo que te han rebajado te encuentras con que sólo han sido 2 ó 3 euros… ¡Vaya! Te has quedado con el artículo más caro. Aunque en realidad, si hubieras preguntado en el comercio habrías comprendido que sólo un par de pendas costaban un 70% más baratas, y en el resto la disminución de precio oscilaba entre el 10 y el 15%.  Eso si los ojos no se te van a los stands especialmente dispuestos para atraerte con productos de la nueva temporada, es decir, de rebaja 0. Y es que eso de toparte con gangas sólo les ocurre a unos pocos; el resto, caemos como tontos en las trampas a veces legales y otras fraudulentas que nos preparan en los comercios.

Y como antes de la Navidad parece que el consumo se estanca unos días, ahora han inventado el Black Friday, una nueva vuelta de tuerca a las rebajas. Fue el New York Times en 1975 cuando utilizó el término de “Viernes negro” por el caos circulatorio que se produjo el día después de la fiesta de Acción de Gracias, que se celebra el último jueves de noviembre, por culpa de los descuentos que ofrecieron muchos comercios. La palabra se popularizó al comprobar que los números rojos de los negocios se transformaban en negros ese día por la cantidad de ventas que realizaban, hasta que en 2005, el Black Friday se convirtió en una fecha clave para el consumo norteamericano.

A España llegó en 2010 y en tan sólo unos años ha seguido la estela estadounidense. Claro que aquí, que somos más chulos, incluso lo extendemos durante varios días, antes y después de esa fecha.

Así, hoy, de nuevo, los consumidores nos volveremos locos por encontrar el mayor descuento, la mejor oferta y por acumular artículos, muchos de los cuales, seguramente, ni siquiera los vamos a utilizar. Es la fiebre de tener más, de sentir que te has ahorrado 50 euros en un producto que valía 100 o eso es lo que te dicen… claro que la magia no sólo existe en los escenarios, también saben hacerla los comercios, y rebajan más aquello que no se vende con intención de hacerlo desaparecer definitivamente de la tienda. A ello hay que sumarle la venta online, que incluso supera en esta fecha a la tradicional.

Las asociaciones de consumidores nos advierten de que vayamos con la lista de lo que necesitamos en la mano, y que no les pase como a mí, que se ciñan a ella; nos recuerdan que no creamos en chollos porque pueden ser engañosos, ni confiemos en que todo esté rebajado en un comercio al 75% porque ponga un cartel que informe de ello en el escaparate: seguramente se referirá sólo a un pequeño grupo de artículos. No compren a lo loco, comparen precios, no acepten productos defectuosos, si acceden a través de Internet vayan sólo a páginas seguras, tengan en cuenta que también en la compra online puede devolverse el artículo hasta pasados 14 días desde la entrega del mismo y algo que parece una tontería pero que no lo es: no utilicen el ordenador para comprar de noche, es mejor que lo hagan de día y consulten con la familia para no llevarse disgustos cuando les saquen los colores por haber escogido algo de dudosa utilidad para el hogar.

Son consejos útiles fáciles de recordar pero que a la hora de la verdad muy probablemente se nos olvidarán. Hagamos un esfuerzo y pensemos que merece la pena antes de arrepentirnos de llenar la casa con cosas que nunca vamos a utilizar sólo porque cuestan menos que unos días antes o después. Además, las ciudades volverán a colapsarse, gastaremos más en gasolina, en parkings, en el café y el pastelito de antes de las compras y, si económicamente podemos permitírnoslo no habrá ningún problema, será nuestra decisión, pero sino… ¡Cuidado! No es más rico quién más tiene sino quién menos necesita.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).