Política de ocurrencias
"El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones".
Winston Churchill
No hace aún seis meses comentaba con un antiguo amigo las vicisitudes que a diario me encontraba en los medios relativas a la posible colaboración entre UPyD y Ciudadanos, y después de todo mi esfuerzo para aclararle por qué no sería posible a corto plazo ningún tipo de acuerdo y de enumerarle la larga lista de diferencias de origen, programa, y garantías democráticas, que le relaté mientras me oía con una tenue y socarrona media sonrisa, me dejó terminar y, tras un breve silencio, me espetó: “ No te canses. Estáis equivocados. En un país donde lo que dice Belén Esteban crea opinión, no sirven las ideas , solo las ocurrencias y en eso lleváis mucho retraso porque Rivera lo comprendió desde el principio.”
Lo vengo recordando casi a diario nada más ojear las portadas de los periódicos donde, día sí y otro también, se relatan las ocurrencias con las que Albert Rivera y su gente nos sorprenden.
Después de su empeño en enseñarnos a los andaluces como tenemos que aprender a ganarnos la vida, es rara la jornada en que no nos deleitan con otra ocurrencia que nos alegre la jornada a todos aquellos que creíamos que era necesaria una mínima preparación para pretender optar a gobernar las vidas de los demás.
No estamos hablando en todo caso de propuestas más o menos controvertidas, que pueden admitir críticas, como dejar sin AVE aquellas zonas del país que no fueron escogidas por los gobiernos anteriores, o incrementar el IVA de los productos básicos ,o exponer la salud pública de todos los ciudadanos dejando sin asistencia primaria a los inmigrantes sin papeles, como si el hecho de no tener papeles de residencia inhabilitara también a los virus que puedan portar o legalizar la prostitución, en un batiburrillo ideológico que deja descolocado al más pintado.
De lo que hablo es de auténticas ocurrencias dignas del Club de la Comedia: que si prohibir que puedan vivir más de dos personas por habitación en una vivienda, que si jubilar a todos los políticos con más de 35 años, y eso por hablar solo de las que va soltando de forma inmisericorde el gran jefe del partido naranja porque, si incluyéramos las que van repartiendo a diestro y siniestro sus acólitos, faltarían folios.
Es conocido el juicio y muerte de Sócrates y de cómo, tras imputaciones falsas, el gran padre de la filosofía y el saber, se negó a cambiar su pena de muerte por una multa , como así se le propuso, y después rechazó también la huida que sus discípulos le habían preparado porque entendía que ,si aceptaba esas deshonrosas salidas, salvaría su vida pero habría perdido significado su existencia al haber traicionado todo aquello que había defendido.
Si UPyD hubiese aceptado, sin más, la propuesta de Rivera cuyo mayor logro reconocido fue comenzar su carrera política ,después de una extensa carrera profesional de dos años como becario en La Caixa, fotografiándose desnudo en su primer cartel electoral, quizás habríamos logrado escaños y sillones y no se habría oído una voz más alta que otra dentro del partido por parte de todos aquellos que necesitan la atracción del poder, pero, para el resto de afiliados y simpatizantes de UPyD ,que somos mayoría, habría perdido todo significado los siete años transcurridos desde su fundación.
Porque, entonces, la política no merece la pena. Y no merecería la pena nuestro esfuerzo y trabajo.
Y, al final, el condenado Sócrates es recordado por todos y nadie recuerda a sus acusadores.