'De pitidos, vivas y otras celebraciones'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 15 de Octubre de 2021
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Esta semana hemos asistido a una nueva celebración del Día de la Hispanidad con un lustroso desfile de las Fuerzas Armadas después de un año en el que tuvo que omitirse por la pandemia. Y ya estamos acostumbrados a que un sector, seguramente el más radical y reaccionario del público, muestre su desacuerdo con el gobierno por medio de pitidos al presidente Pedro Sánchez. Curiosamente, al aparecer el rey y su esposa no se oyó ningún grito en contra sino todo lo contrario, aplausos; es decir, que es fácil deducir que una parte de ese público está en contra de un mandatario elegido democráticamente por la ciudadanía y que la mayoría del mismo está a favor del monarca que lo es únicamente por haber nacido en una familia concreta, cuyo padre, por cierto, se ha visto obligado a marcharse del país para no soliviantar a una población después de protagonizar portadas como presunto defraudador de Hacienda.

Ya sabemos que los pitidos son una tradición en esta celebración siempre que gobierna la izquierda mientras que cuando está en el poder la derecha no surge ni un gesto de desaprobación. Así que la conclusión es que los actos lúdicos de este día gustan más a una parte que a otra

Ya sabemos que los pitidos son una tradición en esta celebración siempre que gobierna la izquierda mientras que cuando está en el poder la derecha no surge ni un gesto de desaprobación. Así que la conclusión es que los actos lúdicos de este día gustan más a una parte que a otra.

Y es lógico. Llevamos 500 años festejando una fecha que para muchos historiadores supuso el inicio del declive de civilizaciones enteras a quienes se les ha sometido y ninguneado durante siglos excepto para convertirlos en esclavos o sirvientes de los nuevos terratenientes. Muchos de los pueblos indígenas de Centro y Sudamérica de la actualidad ni siquiera aceptan que la independencia de su país con respecto a España supusiera la liberación porque fueron los mestizos y las clases más pudientes quienes continuaron con el poder, al tiempo que las razas más oscuras seguían dedicándose a servirles y continuaban ostentando los puestos más sacrificados y marginales de la sociedad. Así que para ellos, esta fecha supuso el punto de partida de una vida de esclavitud y oscurantismo en la que se han convertido en testigos del expolio generalizado de todas las tierras que habían habitado en solitario, con la selva Amazónica a la cabeza.

Si fueron nuestros ancestros quienes cometieron tales tropelías debería de ser más sencillo para nosotros pedir ese perdón

Por eso, los ciudadanos de muchos países americanos están empezando a levantarse para exigir que España pida perdón por las barbaridades que se cometieron con el descubrimiento. Claro que teniendo en cuenta que ninguno de nosotros estaba aquí cuando sucedió parece algo sorprendente; más cuando aludimos a los antepasados de personalidades americanas como Andrés López Obrador, el presidente mexicano que fue el primero en lanzar dicha exigencia, porque sus abuelos maternos eran españoles, concretamente de Cantabria y Asturias, así que ese perdón también debería en parte pedirlo él mismo.

Aunque siendo sinceros, tampoco costaría tanto hacer el gesto simbólico de reconocer las barbaries que se cometieron con el descubrimiento de América, el genocidio de pueblos enteros, el sometimiento e incluso el robo de todas las riquezas que acumulaban los indígenas. Si fueron nuestros ancestros quienes cometieron tales tropelías debería de ser más sencillo para nosotros pedir ese perdón.

Cualquiera de esos con la pulserita rojigualda son españoles porque el destino, Dios o el azar hizo que nacieran en esta tierra

Y ya puestos, en vista de cómo se está desvirtuando la fiesta estaría bien que se modernizara y tal vez aludiera a la diversidad de razas, a la integración, a la multiculturalidad. Desafortunadamente, si surgiera la propuesta algunos se encargarían de vetarlo, esos que enarbolan la bandera española y para defenderla son capaces de asestar una paliza a quien consideren que la denigra o ridiculizar a un inmigrante.

El orgullo patrio es una patochada que se han inventado algunos para menospreciar al resto de los pueblos. Considerarnos mejores significa otorgar a otros el título de peores. Cualquiera de esos con la pulserita rojigualda son españoles porque el destino, Dios o el azar hizo que nacieran en esta tierra, pero un despiste podría haberlos colocado en Nigeria, Rumanía o Irak y eso los habría convertido en nigerianos, rumanos o iraquíes.

… todos ellos forman parte de una misma entidad denominada España y defender la bandera o la patria es lo mismo que proteger todo el compendio, no solo a aquellos que piensan como nosotros o los que nos hacen sentir orgullo patrio

No es que no quiera a mi país, adoro la costa mediterránea y la cantábrica, me encanta la meseta castellana y los montes del norte de España, disfruto del sol, del carácter tosco de la sierra y el amable del litoral, de la personalidad forjada por mezcla de vikingos, fenicios, romanos, vascones, judíos, musulmanes y cristianos. Todos ellos han dejado su poso en esta tierra mil veces conquistada y recolocada. Acepto las opiniones de los españoles que enarbolan la bandera y gritan vivas a España y también la de los catalanes que se sienten independientes, porque también son parte del  país, y cuya gentileza y hospitalidad he degustado en cada visita. Me agrada que unos seamos de izquierdas y otros de derechas porque eso genera debate y todos formamos parte de la misma piel de toro. Unos creen en Dios y otros sólo en lo que ven, unos confían en las autoridades y otros, en cambio, las detestan. Hay asesinos, violadores y psicópatas dentro y fuera de las cárceles y también cantantes, humoristas o ingenieros que nos facilitan nuestro día a día. Y aunque algunos nos gusten y otros, no, aunque nos identifiquemos con los azules y no con los rojos, aunque nos sintamos del Real Madrid y no del Barca, aunque amemos Andalucía y odiemos Cataluña o viceversa, aunque unos se enorgullezcan de la bandera y otros se avergüencen, aunque haya quién crea que como en España no se vive en ningún sitio y también quién piense que este país no tiene remedio, aunque unos hayan decidido marcharse a trabajar a Japón y otros hayan llegado cuando eran niños del país del sol naciente para vivir en nuestro país… todos ellos forman parte de una misma entidad denominada España y defender la bandera o la patria es lo mismo que proteger todo el compendio, no solo a aquellos que piensan como nosotros o los que nos hacen sentir orgullo patrio.

Y ser patriota, para mí es precisamente eso: ampararlo con todos sus defectos y virtudes, sin rechazar ninguna  porque gracias a ellos somos como somos y vivimos como vivimos y eso no lo va a cambiar ninguna fecha del calendario, así que sin el día de la Hispanidad seguiríamos siendo el mismo país y con una fiesta más comprensiva con todas las culturas americanas que arrasaron los españoles que acompañaron a Colón seguramente ganaríamos en coherencia.

 

 

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).