`Pezzicola´
Rosa Aguilar, consejera de Cultura, compareció en el enardecido Patronato de la Alhambra bajo de la forma de Lexatín y de repente sobrevino la calma. La consejera convirtió la olla exprés en un jardín japonés. Los efectos miorrelajantes de Aguilar (incompatibilidades aparte) son bien conocidos desde que estuvo al frente de la no menos excitante Consejería de Obras Públicas y, como primer ejercicio, se dedicó a tranquilizar a una legión de alcaldes soliviantados que pedían justicia contra la insolencia de la Junta de Andalucía. Es verdad que Aguilar, a larga y en dosis abusivas, tiene efectos contraproducentes, pero de primeras es un calmante extraordinario.
En un par de horas Rosa Aguilar echó para atrás la propuesta (inverosímil) para nombrar director de la Alhambra a Manuel Pezzi y mandó el atrio a reposar bajo la sombra de los bonsais. Se acabaron las prisas. Hasta el próximo sakura (el florecimiento de los cerezos) aún falta un año.
No sé a quién se le ocurrió en el Partido Socialista la candidatura de Pezzi pero ha logrado justo lo contrario: borrar al veterano político granadino para ocupar cualquier puesto de consenso. Yo conozco a uno que ya tenía preparado incluso un juego de palabras para cuando Pezzi ocupara la silla gestatoria de la Alhambra: cada vez que se produjera un barullo a la entrada del monumento se tomaría una pezzicola.
Pero no hará falta. A Rosa Aguilar sólo le faltó anunciar la convocatoria de un concurso internacional para elegir al nuevo director de la Alhambra. Es la salida mucho más prudente (y democrática) posible para elegir al próximo director del patronato. Hace falta un sabio: alguien que tenga los conocimientos y la experiencia suficientes para dirigir uno de los principales monumentos del mundo. El amiguismo o la influencia de las castas han perdido credibilidad. Los puestos técnicos ni se ceden ni se heredan: se ganan.
Lo de frenar el atrio es también una buena idea. El proyecto había adquirido una velocidad de vértigo que no está justificada ni con las necesidades de la Alhambra ni con las expectativas presupuestarias de la Junta de Andalucía.
Soseguémonos, hermanos, ha dicho la consejera Aguilar. Iros de vacaciones y nos vemos en septiembre. Que se aclaren las cosas, que los juzgados indaguen, que las aguas se clarifiquen y los nervios se apacienten. Mientras, tomaros a mi salud -pues Rosa soy- un te con flores.