Los Pérez: la imposible dictomía
Miguel Rodríguez
Santiago Përez y Sebastián Pérez.
Sebastián y Santiago, Santiago y Sebastián, Pérez ambos, al mando del PP granadino, viento en popa hacia no se sabe donde, guardando las esencias más conservadoras de la causa popular, incansables e inasequibles a ningún desaliento, por más tozuda e indiscutible que se ofrezca la terca realidad. Y se ofrece.
Soy de los que suele huir del dogma y de las verdades intocables de cualquier secta, pues ambas empobrecen la siempre plural perspectiva que ofrecen las cosas; y más, las cosas de la política. Por eso soy también de los que reconoce la complejidad y la dificultad para acometer esa huida. No siempre es fácil, a veces es conveniente, aunque no siempre sea necesaria. Todo en su justa y equilibrada medida. Por eso llama más la atención el empeño de los Pérez en abrazarse a una única verdad verdadera.
Aunque desde sus propias filas se les desmienta una y otra vez, con datos que ellos ocultan, aunque todos conocen. Aunque la realidad se ofrezca nítida y clara para cualquiera que no se ponga un pañuelo negro en los ojos. Aunque lleguen a convertirse en el “rey desnudo” que desfila desafiante ante el auditorio, convencido de la belleza de sus ropajes, aunque éstos no existan para quienes los observan. El caso es “sostenella y no enmendalla”, contra viento y marea.
Y ello, además, en el caso de Santiago, tras alcanzar la perfección en la adopción del papel de juez y parte. Por las mañanas, representante del gobierno de España para todos y todas los granadinos. Por las tardes, representante del PP sólo para la parte de granadinos y granadinas de dichas filas, pero usando la información obtenida por la mañana. Una dicotomía imposible, convertida en vergonzosa normalidad.
Y en el caso de Sebastián, tras proferir un grave daño, durante varios años, a la gente y a la ciudad por su ambición desmedida por ser Alcalde, abriendo fuego a diestro y siniestro, y nunca mejor dicho esta expresión, y subordinando toda operación política a sus ambiciones personales. Otra dicotomía inaceptable, elevada también a normalidad política.
Esperan los Pérez el premio a su actitud, y lo esperan pronto. Y a la vista del devenir de la superioridad popular, seguro que lo tendrán. Un pasaje a Madrid para ambos, lejos de la realidad granadina, que tanto se ha empeñado en desmontarles su versión. La contradicción se lleva mejor estando lejos. Al tiempo