Obras son amores

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 2 de Marzo de 2018
Reformas en la vivienda, un quebradero de cabeza.
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Reformas en la vivienda, un quebradero de cabeza.

Menos mal que la segunda parte de esta célebre frase del refranero español es: “…pero no buenas razones” porque en caso contrario empezaría a despotricar sobre la dichosa expresión.

Llevo un par de meses inmerso en las obras de mi casa y como es lógico he contratado al personal cualificado para ellas, pero el que piense que eso me exime de toda labor es que nunca ha afrontado una reforma. Más en nuestro caso, que tuvimos que mudarnos de piso porque nos quedábamos sin cocina y sin cuarto de baño.

Lo primero que debes saber si estás al inicio del camino es que los amigos, conocidos y familiares se quitarán de en medio pronto, incluso te dirán claramente que si sabes contar, con ellos no cuentes para ayudarte, y no tendrán problema en animarte a acabar pronto, porque querrán ver el resultado. Y te digo una cosa: No te quejes. Recuerda antes de hacerlo, la cantidad de amigos o familiares que previamente hicieron su obra y ante la cual tú, igualmente, hiciste mutis por el foro. Que es un rollo hacer una reforma propia pero la del prójimo es inaguantable.

Así que te tienes que poner manos a la obra solito: retirar y trasladar muebles, cubrir lo necesario, ordenar, desordenar, vaciar armarios… ¡Cuánta basura se llega a acumular en un piso! Da igual que sea de 50 metros cuadrados que de 150, siempre encontrarás lugares en los que depositar objetos y materiales que nunca volverás a utilizar, hasta que un día los veas y pienses: “¿No había tirado esto hace al menos 5 años?”. Pues no

Así que te tienes que poner manos a la obra solito: retirar y trasladar muebles, cubrir lo necesario, ordenar, desordenar, vaciar armarios… ¡Cuánta basura se llega a acumular en un piso! Da igual que sea de 50 metros cuadrados que de 150, siempre encontrarás lugares en los que depositar objetos y materiales que nunca volverás a utilizar, hasta que un día los veas y pienses: “¿No había tirado esto hace al menos 5 años?”. Pues no, la realidad es que ese jersey hortera que un día pensaste que era buena idea mantener en el altillo de tu armario, sigue ahí cogiendo polvo, por si acaso. Y todavía en ese momento en que lo encuentres dudarás qué hacer: Ya que lleva tanto tiempo conmigo, voy a guardarlo un poco más no vaya a ser que…Afortunadamente, las mudanzas son ocasiones para deshacerse de lo inútil y acabarás tirando kilos y kilos de objetos absurdos.

Después tendrás que planificar el orden de llegada de todo lo que vayas a comprar, si es que la obra dura un mes o más. Porque claro, si adquieres muy pronto el nuevo sofá y te lo traen, te encontrarás con que estorba a los obreros, pero es que en la tienda te pueden decir que el dichoso sofá tarda al menos un mes y medio en venir y si llega cuando los trabajos han acabado, puede ser que te veas en casa y sin tu ansiado asiento. De manera que tienes que ajustar los tiempos. Y si hablamos de la fontanería, todavía es más difícil.

Después de mirar mobiliario de baño en media Granada, llegamos a Leroy Merlin, el flamante nuevo centro comercial del Nevada dispuesto con todo para la casa. Nos gustó mucho un armario, que iba a juego con una columna y un lavabo, que a su vez pegaba con un grifo que obligaba a comprar de la misma forma el de la bañera. En fin, que adquirimos todo el material a principios de enero y pensamos que tendríamos que demorar la entrega porque el fontanero pretendía acometer a comienzos de febrero la instalación de los mismos. ¡Qué ilusos! Sólo a partir de la tercera semana nos empezó a llegar el pedido a plazos: un mueble por semana; elegimos el lavabo desplazado a la derecha y lo mandaron centrado, así que hubo que devolverlo; pedimos un mueble azul y lo enviaron blanco y todo iba alargando el plazo. Los mismos transportistas nos animaron a denunciarlo porque ellos estaban hartos de escuchar quejas de clientes al respecto. Ayer, después de reiteradas disculpas, varias reclamaciones, alguna incluso por escrito, y dos meses de espera, conseguimos que nos trajeran por fin el grifo de la bañera, eso sin, sin alcachofa, algo que el dependiente olvidó decirnos y que nos obligó a dar otro viaje a la fabulosa tienda. Afortunadamente había uno que hacía juego con el grifo y no tuvimos que hacer otro pedido y eso significa que por fin hoy va a poder instalarlo todo el fontanero; claro que con lo que no contaba era con que el hombre tiene que organizarse y me dice que hasta la semana que viene le es imposible venir a casa. De nuevo, toca esperar.

Sólo a partir de la tercera semana nos empezó a llegar el pedido a plazos: un mueble por semana; elegimos el lavabo desplazado a la derecha y lo mandaron centrado, así que hubo que devolverlo; pedimos un mueble azul y lo enviaron blanco y todo iba alargando el plazo. Los mismos transportistas nos animaron a denunciarlo porque ellos estaban hartos de escuchar quejas de clientes al respecto

Y luego está el mundo de los materiales de construcción: tantos metros cuadrados de suelo, tantos de azulejos, que si te quedas corto a la hora de medirlo y como no lo tengan en stock en la tienda tendrás que esperar varias semanas más para que lo traigan en tortuga desde Honolulú. Y para colmo, te sumarán el precio del porte, y tendrás que ir tú mismo a recogerlo al almacén oportuno. ¡Ah! Y que no te sobren muchas piezas porque no vayas a creer que puedes devolverlas. Te las quedarás para ti, para siempre, como recuerdo de la obra.

Olvídate de los plazos y de los presupuestos iniciales. Solo serán una aproximación bastante alejada, por cierto, por culpa de imprevistos. Mi albañil, profesional donde los haya y exquisito a la hora de trabajar, le llama los “poyaques”: “Po ya que tiramos el suelo vamos a tirar también el techo”; “po ya que tenemos que derribar una pared vamos a hacer un armario empotrado”; ”po ya que estamos, tendremos que poner las puertas nuevas”. Esos “poyaques” subirán el presupuesto hasta la cifra que no imaginabas al principio y ni siquiera podrás quejarte ante los trabajadores que has contratado porque es una decisión que tú mismo has tomado. Y claro, con la subida del precio también se demora el tiempo de espera y lo que iba a ser un mes se convierte en tres meses.

Olvídate de los plazos y de los presupuestos iniciales. Solo serán una aproximación bastante alejada, por cierto, por culpa de imprevistos. Mi albañil, profesional donde los haya y exquisito a la hora de trabajar, le llama los “poyaques”

Y mientras, vivirás en el caos de un piso en alquiler donde crees que vas a estar unas semanas y acabarás estando unos meses, y con muebles y cajas sin desembalar por todas las estancias, soñando con volver a tu casa y consciente de que la fecha se va alejando a un horizonte cada vez más diminuto.

¿He dado la impresión de que estoy agobiado con el tema? Que no, de verdad, que esto es para bien, que luego me alegraré el resto de mi vida y que mucha gente estaría encantada de poder cambiar la casa a su gusto. Eso sí, aviso para navegantes, es decir, para aquellos que vayan a ver el resultado final de los trabajos: como a alguien se le ocurra proponer una modificación que suponga otra obra o le pongo inmediatamente a él a hacerla, allí mismo, o le mando más lejos que el lugar de procedencia de los azulejos y baldosas. Se admiten críticas constructivas, pero con mesura, que eso de que “obras son amores” lo dijo alguien que nunca se había metido en una reforma integral, eso seguro.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).