Nubya Garcia expone su visión del jazz como género abierto y vivo en el colaborativo Source
El jazz ocupa un lugar muy particular en la música popular. Nacido en Nueva Orleans entre finales del siglo XIX y principios del XX, su expansión coincidió con los inicios de la grabación musical, lo que lo convirtió en un género particularmente consciente de sí mismo. Los músicos e intelectuales afroestadounidenses lo acogieron como una forma de expresión artística y política privilegiada para dicha comunidad, especialmente a partir de la emergencia del bebop en los cuarenta, lo que lo situó en un curioso punto medio entre sus orígenes populares y unas ambiciones estéticas propias de la alta cultura. Después, la erupción del rock and roll como medio artístico de la revolución contracultural de los sesenta dejó al jazz en un lugar incómodo. La fusión y la abstracción devoraron al género en los setenta y ochenta, hasta que una ola de neotradicionalismo encabezada por Wynton Marsalis lo llevó a un punto de cierto estancamiento. Desde entonces parece que el jazz esté constantemente preguntándose: ¿cuál es el lugar del jazz ahora? Entrados ya en la tercera década del siglo XXI, en la era de internet, la pregunta sigue siendo pertinente.
Desde entonces parece que el jazz esté constantemente preguntándose: ¿cuál es el lugar del jazz ahora? Entrados ya en la tercera década del siglo XXI, en la era de internet, la pregunta sigue siendo pertinente
Una de las respuestas más interesantes es la que está llegando en los últimos años desde Londres. Se ha conformado allí una escena vibrante, joven y ecléctica, como corresponde a los tiempos. Para quienes quieran una guía sintética, configurada además por sus protagonistas, We Out Here (2018) da un repaso a sus actores principales. Destaca la figura del saxofonista Shabaka Hutchings, director musical del LP e integrante de grupos como Sons of Kemet, The Comet is Coming y Shabaka and the Ancestors. Your Queen is a Reptile, de los primeros, fue mi disco favorito del 2018, una obra maestra que combinaba un esquema sónico relativamente simple (la sección melódica la componen apenas una tuba y un saxofón) pero de brutal intensidad, gracias a sus dos baterías, con una visión política radical. El año pasado, Trust in the Lifeforce of the Deep Mistery, del segundo grupo, mostró un camino aún más innovador con sus combinaciones de hip hop, electrónica y hasta metal. Erigido en embajador de la escena, Hutchings se ha convertido en uno de los músicos a seguir incluso para quienes no somos fanáticos del jazz.
Pero esta gran generación de artistas no se acaba con él, claro. El tubista Theon Cross (compañero de Hutchings en Sons of Kemet), el batería Moses Boyd, las trompetistas Yazz Ahmed y Ms Maurice y la saxofonista Nubya García destacan también tanto en solitario como en sus múltiples colaboraciones e intercambios. Esta última me fascinó con When We Are (2018), un EP en el que la cara A la ocupaban dos composiciones ricas e intensas mientras que la cara B presentaba atrevidos remixes de ambas canciones. Descubrí así que Garcia había participado en Your Queen Is a Reptile, que era integrante de los grupos Nérija y Maisha, y que tampoco le teme a colaborar con artistas de otros géneros, como muestra su reciente presencia en græ, de Moses Sumney (donde, cómo no, también aparecía Shabaka Hutchings). Cuando supe que este verano nos llegaría al fin su primer LP en solitario, empecé a contar los días, emocionado.
Nubya no decepciona en Source, donde nos presenta un jazz proteico y abierto a muchas influencias, pero anclado por la profundidad espiritual y la seriedad técnica que dan forma a su visión artística
Nubya no decepciona en Source, donde nos presenta un jazz proteico y abierto a muchas influencias, pero anclado por la profundidad espiritual y la seriedad técnica que dan forma a su visión artística. Una seriedad que no debe confundirse con cargante formalismo, nada más lejos: Nubya se toma muy en serio su arte, y por eso mismo se obliga a ir a lugares nuevos y sorprendentes. El hilo conductor que la guía en este ejercicio y que da sentido al disco, como sugiere la hiperactividad artística antes descrita, es el intento de construir poder colectivo, la búsqueda de esa fuente que menciona el título (fuente de energía, de inspiración, de esperanza) en la colaboración y los proyectos compartidos. Al mismo tiempo, Garcia es consciente de esa otra fuente esencial que es el pasado: las influencias musicales que hacen de Source un proyecto tan rico tienen en común el gran tronco africano, pese a producirse en puntos muy distantes de la diáspora. Desde el dub reggae jamaicano a la cumbia pasando por el soul o la música afro-cubana, Nubya y su banda exploran los puntos de encuentro entre las distintas formas de expresión musical de origen afrodescendiente para comprender mejor su propia herencia cultural.
Y menuda banda la que acompaña a Garcia. La gran variedad de influencias se ve correspondida con una versatilidad admirable tanto por parte de la solista como por sus tres escuderos. Joe Armon-Jones a menudo nos deja con la boca abierta tocando tanto el piano como distintos tipos de órganos, Daniel Casmir toca el contrabajo oscilando entre una labor discreta para sostener el conjunto y algunos solos espectaculares, y la batería de Sam Jones pasa de desatar un caos controlado a tocar con elegante contención. La intensidad de “Pace” contrasta con la delicadeza de “Together Is a Beautiful Place to Be”, pero en ambos casos Garcia construye composiciones brillantes con grandes ganchos melódicos, para después mostrar su buen gusto en solos muy diferentes entre sí, pero siempre intensos. La química entre estos cuatro es evidente, y resulta especialmente palpable en algunos diálogos entre Garcia y Armon-Jones en los que la coordinación armónica parece producto de la telepatía.
Además de estos tres compañeros hay, por supuesto, otros invitados, como las voces de Ms Maurice, Cassie Kinoshi y Richie Seivwright, integrantes de Nérija y Kokoroko, la trompeta de la propia Ms Maurice en un par de cortes, o la sorprendente colaboración con el grupo colombiano La Perla en la excelente “La cumbia me está llamando”. Pero el núcleo del disco, lo que lo hace tan apasionante, está en la potencia de este cuarteto a la hora de interpretar las ideas de Garcia. Es por ello que los momentos menos inspirados del álbum son los que prescinden de esa fuerza: “Stand With Each Other” se compone de saxofón, una percusión imaginativa y las voces de las tres coristas antes mencionadas, pero sin la interacción con sus compañeros Nubya no emociona de la misma manera y la canción pasa rápidamente sin dejar demasiada huella. Del mismo modo, aunque se entiende la idea de terminar el disco con “Boundless Beings”, a la que la cantante chicagüense Akenya puso de forma improvisada una letra muy adecuada para esa función, lo cierto es que se nota en exceso que originalmente este iba a ser un simple interludio. Al no ser trabajado y expandido por la banda, se queda a medio camino y deja con una sensación de anticlímax.
Pese a ello, el disco es fantástico. Canciones como la sincopada “Before Us: Demerara & Caura”, la enternecedora “The Message Continues” o la odisea dub de “Source” captan la atención del oyente durante toda su duración y son difíciles de olvidar. No hay duda de que Nubya Garcia es una de las artistas con una visión más atrevida a la par que disciplinada del camino a seguir para que el jazz sea actual y relevante en el presente sin dejar de estar enraizado en su propia tradición y en otras tradiciones musicales hermanas. No puedo esperar a ver cómo se sigue desarrollando su carrera – tanto en solitario como en sus colaboraciones, que a juzgar por lo mostrado hasta ahora seguirán siendo muchas y muy buenas.
Puntuación: 8.2/10
Si quieres escucharlo, pincha en el siguiente enlace: Nubya Garcia - Source