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La noche oscura del alma de Lorena Álvarez

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 22 de Octubre de 2025
Portada de El poder sobre una misma, de Lorena Álvarez.
Portada de El poder sobre una misma, de Lorena Álvarez.

En el panorama nacional, pocos cantautores tienen una voz tan propia, definida y genuina como Lorena Álvarez. La asturiana debutó en 2012 con su álbum Anónimo, siendo precursora de la obsesión del pop español por rastrear ideas en las raíces de nuestro folklore, y desde entonces ha destacado por la creación de una discografía frugal, pero siempre consistente. Tuvieron que pasar siete años, algún excurso colaborando con su amiga Soleá Morente y un difícil proceso creativo, pero su Colección de canciones sencillas (2019) se acabó convirtiendo en un clásico silencioso, uno de esos discos de culto que no mucha gente conoce, pero que todo el que conoce admira. Desde entonces, más allá de algún trabajo en bandas sonoras y alguna breve colaboración, había vuelto a caer en el silencio, hasta que el 9 de octubre pasado lanzó El poder sobre una misma, su tercer álbum de estudio y una nueva demostración de su talento.

En muchos sentidos, se podría decir que es el disco de ruptura de Álvarez, aunque lo cierto es que va mucho más allá de lo que suelen hacerlo ese tipo de discos

En muchos sentidos, se podría decir que es el disco de ruptura de Álvarez, aunque lo cierto es que va mucho más allá de lo que suelen hacerlo ese tipo de discos. Ciertamente, hay algunas canciones dedicadas a su ex, en particular el divertido y descarado single “Increíble” (“Haces bien en no creerme,/porque soy increíble;/y tú, un poco cobarde/por no atreverte a quererme”). Pero la mayoría de estas canciones parten del estado emocional que ha provocado esa ruptura para enfrentarse a asuntos como el deseo, la soledad, y el amor en una clave más trascendental. En cierto modo, pues, el álbum es la plasmación de la batalla contra sí misma que ha librado Álvarez a raíz del fin del amor, explorando las dudas más hondas y hasta existenciales que ha despertado ese fracaso amoroso. La excepción es el primer corte, “Cuando el amor crece”, que expresa ese primer momento de ilusión y plenitud a través de elegantes paradojas (“Cuando el amor crece,/todo alrededor desaparece;/cuando crece el amor,/todo crece alrededor”) y preciosas metáforas (“Y dejemos de ser vagabundos/y empecemos a ser peregrinos”).

El álbum tiene una instrumentación bastante consistente: la mayoría de canciones tienen como base las guitarras acústicas, en torno a las cuales los sintes y el órgano dan color o aportan fondo armónico

El álbum tiene una instrumentación bastante consistente: la mayoría de canciones tienen como base las guitarras acústicas, en torno a las cuales los sintes y el órgano dan color o aportan fondo armónico. Las guitarras eléctricas son discretas y apenas dan unas pinceladas ocasionales en temas como “Cuando el amor crece” o “Disolver el deseo”, mientras que el piano solo aparece en “Rezo en secreto”. La percusión la ponen en su mayor parte shakers, y en los momentos más animados suena un bajo robusto y elegante. Además, la voz de Álvarez se ve arropada con frecuencia por coros: en unas ocasiones grandes acompañamientos grupales, en otras ecos fantasmales de sí misma. Pocos elementos más se cuelan aquí, pese a lo cual hay una gran variedad de tono entre las canciones. No hay más que comparar las dos canciones del LP que en más detalle examinan la naturaleza del deseo: “Una mirada oscura” y “Disolver el deseo”. La primera habla del mismo como de una especie de conjuro subyugante, un espacio liminal entre nuestra animalidad y “lo que hay al otro lado”, y musicalmente es solemne, sombría, espeluznante. En la segunda, en cambio, Álvarez enfrenta el deseo con una actitud distante, tratando de resituar su importancia, de dejarlo pasar en lugar de dejarse llevar por él, y corresponde a esa mayor ligereza temática con un ritmo de bolero.

El núcleo del álbum lo forman dos canciones largas, intensas y profundas, como son “Los pensamientos” y “Guíame”, separadas por la comparativamente breve y sencilla (aunque igualmente intensa): “Quién me va a querer a mí/si todo lo que toco lo destruyo”

Precisamente por esa variedad de tonos, la secuenciación no es azarosa: el disco empieza y termina con cortes más alegres, burlones, como la mencionada “Increíble” o “El poder sobre una misma”, mientras que concentra los temas más pesados en el ecuador del tracklist. Así, el núcleo del álbum lo forman dos canciones largas, intensas y profundas, como son “Los pensamientos” y “Guíame”, separadas por la comparativamente breve y sencilla (aunque igualmente intensa: “Quién me va a querer a mí/si todo lo que toco lo destruyo”, declama la asturiana, entre nubes y torbellinos de sintetizadores) “Se me daba cuidao”, que actúa como bisagra. “Los pensamientos” analiza el papel que estos tienen en nuestra vida psíquica desde un punto de vista propio del budismo zen (o del mindfulness): se centra en la capacidad que tienen para atraparnos y hundirnos, y trata de verlos con la necesaria distancia. “Guíame”, por su parte, es el gran grito existencial del álbum, una plegaria desesperada en la que Álvarez ruega que algo o alguien le dé la sabiduría y el autoconocimiento que necesita para ser feliz. Pese a la densidad temática, ambas canciones culminan en pasajes de consoladora belleza, en los cuales los coros muestran el poder sanador de la voz humana.

Entre suspiros de alivio por no haberse cortado el pelo en un arrebato y saludos afectuosos a la sanidad pública, Álvarez nos cuenta que tuvo que cancelar todo y escaparse al campo para recuperarse y reencontrarse con su libertad y autonomía

A ese himno existencial le sigue “Rezo en secreto”, otro tema donde Álvarez ahonda en su actitud ante el revés que ha experimentado: ha adoptado una espiritualidad callada y sin embargo comunicativa, expresada aquí en palabras, pero inefable. Sin embargo, esta disposición no rompe la soledad radical en la que ella se encuentra (“sola siempre estoy, sola siempre voy/yo sola”, entona al final del tema Soleá Morente), sino que más bien la acompaña en ella (“me une a las personas que me encuentro”; “me llena de firmeza cada día”). Después de esta densa reflexión, como decía antes, el álbum encara una recta final más liviana, con “Disolver el deseo” y sobre todo la divertidísima “El poder sobre una misma”. Esta canción plantea la crisis que ha atravesado nuestra cantautora desde un prisma casi chistoso, propio de quien ha salido ya del agujero, y con un punto más teatral (empieza anunciando: “esta historia está basada en hechos reales, y dice así”). Entre suspiros de alivio por no haberse cortado el pelo en un arrebato y saludos afectuosos a la sanidad pública, Álvarez nos cuenta que tuvo que cancelar todo y escaparse al campo para recuperarse y reencontrarse con su libertad y autonomía.

De este modo culmina el viaje en el que nos embarca este LP, que pasa por las profundidades antes de volver a emerger. Eso sí, ya sea en sus momentos más lúgubres o en los más pizpiretos, lo que siempre brilla es el talento de Álvarez. Sus exquisitas letras, su inteligencia compositiva, sus medidos arreglos, todo contribuye a hacer de El poder sobre una misma una experiencia deliciosa, desde el primer compás al último. Incluso las canciones relativamente menores juegan su papel en el tracklist. Por supuesto, los aficionados al folk y a la canción de autor lo disfrutarán; en particular, creo que los fans de artistas como Maria Rodés o la singularísima Joanna Newsom caerán sin remedio. Con todo, se trata de un álbum que irradia fe en el poder de la música para ayudarnos a atravesar nuestros trances más oscuros: basta que alguna vez hayas experimentado ese poder para que tú también te enganches.

Puntuación: 8.3/10

Pincha aquí para escuchar el disco

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com