No bajes la guardia ante el SIDA
¿Conocen el nombre de Gaëtan Dugas? Desafortunadamente pasó erróneamente a la historia durante varios años como el paciente 0 del SIDA. Gaëtan era un joven homosexual asistente de vuelo canadiense que trabajaba para Air Canada en los años 80 del siglo pasado. Se distinguía por una sonrisa cautivadora y una simpatía que le convertía en un hombre admirado y deseado. Compraba su ropa en las mejores tiendas de París y Londres y pasaba sus vacaciones en las playas del Caribe y en México; aunque si tenía una característica distintiva era su proliferación sexual: se considera que estuvo con cerca de 2000 hombres, la mayor parte en Norteamérica. En marzo de 1984 falleció por una insuficiencia renal derivada de las infecciones y enfermedades provocadas por el SIDA. Un estudio publicado en la Revista Estadounidense de Medicina concluía que un asistente de vuelo canadiense había introducido el virus a Estados Unidos desde África. Los epidemiólogos interpretaron que la facilidad de viajar de este joven y su afición al sexo podían haber extendido el virus por primera vez. Tres años después de su muerte, el periodista Randy Shilts escribió el libro “And the band played on” en donde estigmatizaba aún más la imagen de Gaëtan al considerar que infectaba voluntariamente a sus compañeros sexuales, lo cual contribuyo a que se convirtiera en una figura odiada por todos. Hoy en día se sabe que el canadiense no fue el paciente 0 porque los estudios obviaban el periodo de incubación del virus, que puede llegar a los 10 años. Así que los científicos suponen que en los años 70 ya estaba en Estados Unidos, desde donde pasó al Caribe y después a África. No obstante, el biólogo evolutivo Michael Worobey encontró que la cadena genética del virus analizado tenía muchas similitudes con las halladas en Haití en los años 70, por lo que pudiera ser que mutara y después se expandiera por Norteamérica.
El hecho es que en el Día Mundial contra el SIDA todavía nos topamos con datos escalofriantes, pese a que el avance en las investigaciones para la búsqueda de una vacuna está siendo favorable. Es verdad que mueren menos personas al año por la enfermedad, que está más controlada y que la marginación social de estos pacientes es cada vez menor. Sin embargo, no podemos olvidar que a finales de 2014 había 36,9 millones de personas en el mundo infectadas por el VIH, casi el 50% mujeres y 1.8 millones de niños entre ellas; además, murieron 1,2 millones.
Después de varias décadas durante las cuales no dejábamos de oír hablar en televisión de la epidemia más grave del siglo XX, hemos pasado a una pasividad que tampoco acaba de ser favorable
Y otro dato que hay que tener en cuenta llegado directamente de la Organización Mundial de la Salud: el virus ha desarrollado resistencia a los fármacos que se emplean en la actualidad para detener la enfermedad, pasando en los últimos 5 años de un 5% a un 15%, lo que significa que esos medicamentos ya no son tan efectivos y que es necesario buscar esa ansiada vacuna que evite que el número de casos por fallecimiento crezca en el próximo lustro.
Después de varias décadas durante las cuales no dejábamos de oír hablar en televisión de la epidemia más grave del siglo XX, hemos pasado a una pasividad que tampoco acaba de ser favorable para que los datos dejen de estar estancados y se reduzcan hasta su práctica desaparición.
Así, encontramos que con motivo de la celebración de este día se ha presentado un informe en el congreso de Estudio de Sida (Gesida) en el que, sobre una muestra de 225 personas menores de 35 años entrevistadas, se concluye que el 50% tiene un alto riesgo de contraer la enfermedad porque mantienen varias relaciones sexuales al año con parejas diferentes y sin preservativo. Asimismo, si bien todos los encuestados reconocen que se trasmite por contacto sexual, un 27,9% afirman que es posible donar sangre con el VIH, casi un 18% estima que se puede contraer por la picadura de un mosquito y un 5% considera que el contagio puede llegar a través de los baños públicos y bebiendo del mismo vaso.
Los datos ponen de manifiesto que hemos bajado la guardia y que los más jóvenes han dejado de temer a esta enfermedad. Y es aquí donde se puede disparar la amenaza, porque tan peligroso es alarmar a la sociedad gratuitamente como dejar de vigilar los riesgos que puede causar un contagio que, en ocasiones, todavía hoy en día, conlleva la muerte.
Tal vez aún ahora haya que recordar que el VIH se transmite por sangre o semen y por tanto la mejor prevención es usar el preservativo masculino o femenino y no compartir nunca jeringuillas. Quizás es necesario recalcar que si se has mantenido relaciones sexuales dudosas o intuyes que podrías haber sido contagiado, deberías acudir al médico y contárselo para acceder a una sencilla prueba que te puede sacar de la incertidumbre al tiempo que sirva para evitar la propagación del virus. Además, se han reducido ostensiblemente la cantidad de fármacos a tomar, al tiempo que ha mejorado la calidad de vida del paciente, así que cuanto antes se tenga un diagnóstico el pronóstico será más favorable.
Es necesario que desde el gobierno se recupere la necesidad de concienciación a través de campañas publicitarias como aquel exitoso “póntelo, pónselo” que ha quedado para la historia, aludiendo al preservativo, pero la principal labor la debemos hacer cada uno de nosotros, responsabilizándonos de nuestros actos y entendiendo que el SIDA sigue presente y que el condón puede evitar muchas desgracias.