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Nathy Peluso presenta su candidatura a estrella del pop en español

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 11 de Noviembre de 2020
Nathy Peluso – 'Calambre'
Imagen de Nathy Peluso en la portada de 'Calambre'
Indegranada
Imagen de Nathy Peluso en la portada de 'Calambre'

En el contexto del nuevo pop en español, ese que surge en el cruce del hip hop, el reggaetón y todo aquello que se agrupó bajo la etiqueta de “música urbana”, hay pocas voces (en el sentido literal y en el figurado) tan distintivas como la de Nathy Peluso. La argentina afincada en España destacó primero gracias a ese single tan original y enérgico que era “Corashe”, para acto seguido dejar claro que su propuesta bebía de fuentes más diversas que las de la mayoría de sus contemporáneos en el EP La Sandunguera (2018). El proyecto rezumaba carisma, y aunque no fuera ni mucho menos perfecto invitaba a seguirle la pista: el dramatismo de “Estoy triste” se daba la mano con el humor sensual de “Gimme some pizza”, y sus flows sonaban sobre bases hip hop con clara influencia del soul y el jazz. Una combinación peculiar que Nathy presentaba con aún más desparpajo en sus estupendos directos. Era difícil mirar hacia otro lado, exactamente la cualidad que necesita una estrella del pop en ciernes.

Quizás no se trate de un trabajo totalmente redondo, pero no tiene canciones malas y algunos de los temas no solo son excelentes, sino que además lo son de una manera algo sorprendente: no tanto por su innovación como por su carácter vintage

Aunque han pasado más de dos años hasta que nos ha llegado el primer álbum de estudio, mi interés no había desaparecido. Pese a que los singles sueltos que había lanzado en este tiempo no habían captado tanto mi atención, sentía una gran curiosidad por saber lo que esta artista era capaz de hacer en formato largo. Desde luego, ese portadón a lo Grace Jones ejemplificaba nuevamente el magnetismo que define su trabajo; y aunque el single “SANA SANA” no me había convencido por sí mismo, seguía decidido a escuchar el álbum cuando llegara. Puedo decir que no me arrepiento. Quizás no se trate de un trabajo totalmente redondo, pero no tiene canciones malas y algunos de los temas no solo son excelentes, sino que además lo son de una manera algo sorprendente: no tanto por su innovación como por su carácter vintage.

 

Casi que lo peor del disco es su inicio, y no porque “CELEBRÉ” sea una mala introducción. Es solo que se pasa de machacona en su estribillo, pero tiene un gran gancho melódico (la parte del “these days no me queda nada”) y una base robusta, si bien no demasiado original. Aparte de esta canción, todas destacan más por lo positivo que por lo negativo. La ya mencionada “SANA SANA” despliega un swag que ya le gustaría a C. Tangana, “TRÍO” saca una sonrisa con su proposición indecente, “DELITO” consigue ser realmente sensual aunque su reggaetón con toques de dancehall no sorprenda... Peluso demuestra con más claridad que nunca que su punto fuerte es la versatilidad: encontramos por supuesto sonidos que vienen del hip hop, el soul y el jazz, pero también hay elementos de salsa, tango o R&B contemporáneo. Y lo más llamativo es que, como decía antes, el álbum destaca tanto en los momentos en que opta por el clasicismo como en aquellos en que apuesta por la fusión.

Así, “PURO VENENO” es salsa pura y dura, sin una coma cambiada a la fórmula tradicional, y funciona magníficamente. Del mismo modo, “LLAMAME” es un tema de neo soul canónico cuyo uso de los vientos recuerda fuertemente a “Betray My Heart”, de D'Angelo, e incluso hay algún momento en que Nathy consigue que su voz suene parecida a la del estadounidense, pero la historia que cuenta es inconfundiblemente suya. En el otro extremo, “AMOR SALVAJE” pasa de un hip hop minimalista a un estribillo R&B y después mete un sucio ritmo dembow, en un giro que pocas otras artistas podrían hacer con éxito. “BUSINESS WOMAN” empieza con una curiosa combinación de base G-funk y sintes inquietantes; estos últimos cobran sentido cuando hacia el final la base cambia y lleva la canción a territorios sonoros cercanos al horrorcore. Aún más sorprendente es la combinación de “AGARRATE”, cuya primera mitad suena a tango, con un melancólico acordeón por único acompañamiento de la voz de Nathy, y que de repente se convierte en un corte de hardcore hip hop sobre el que la argentina demuestra su estilazo.

Todo esto sin haber mencionado aún las dos mejores canciones del álbum. “BUENOS AIRES” es una nostálgica balada R&B que destaca desde la sutileza: una línea de bajo austera, un punteo de guitarra casi imperceptible, un estribillo pegadizo pero calmado. En “SUGGA” Nathy tiende puentes entre el latin jazz y el funk, obligándonos a bailar al ritmo que ella marca. En ambos casos, su camaleónica voz se mueve con comodidad e hipnotiza al oyente. La maleabilidad de su instrumento, unida a sus inflexiones únicas, son sin duda un capital de valor incalculable, que le permiten hacer todos estos juegos entre géneros y al mismo tiempo ser reconocible de inmediato. Quizás aún pueda pulir algunos elementos, pero en lo esencial su identidad artística está ya formada. Tiene herramientas de sobra para seguir innovando, consolidarse como una de las grandes del pop en español y darnos trabajos aún mejores; “ARRORRÓ” es un interludio interesante que puede marcar nuevas vías. Lo cual no quita que Calambre sea un muy buen disco, que merece ser disfrutado por sí mismo.

Puntuación: 7.8/10

Si quieres escucharlo, pincha en el siguiente enlace: Nathy Peluso – Calambre

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com