El mundo al revés
O eso es lo que pretende alguna gente del PP, que, evidentemente, ya debe tener "del revés" su propio esquema mental, a golpe de contradicciones, falsedades, corruptelas y dobles lenguajes. Puede ser hasta comprensible. De modo que si una persona observa la comisión de un delito y lo denuncia, lo que debe investigarse son las razones (confesas o no) que la han llevado a denunciar y los motivos, seguramente ocultos, que la han guiado a dicha actuación. Por supuesto, del delito y de quien lo ha cometido, ni hablar.
Hay que escrutar la trayectoria de la persona que denuncia, sus aficiones y amistades, sus preferencias culturales o deportivas, y si, en algún momento ha formado parte de alguna asociación o colectivo de algún signo. Todo sea por intentar poner el foco en cualquier cuestión que no sea la fundamental. que no es otra que el hecho del delito. Y, de paso, procurar ganar tiempo (más bien perderlo) a ver si nos olvidamos que se cometió un delito y que nuestras normas prevén un castigo a quien lo cometió.
Es la increíble realidad política española protagonizada por el Partido Popular y algunos de sus dirigentes, auténticamente empeñados en superarse día a día y demostrar que no existe límite a la farsa y al ridículo político. Por muy lejano que pudiera parecernos dicho límite
Otras personas que también escriben en este medio han desarrollado, con más acierto que yo, la idea de la simplificación de los mensajes políticos en la era de las redes sociales y lo que ello conlleva. Vamos siendo conscientes de que, seguramente, todo no es lo que parece y de que la posibilidad de manipulación informativa va en aumento, a poco que se baje la guardia. No obstante, seguimos manteniendo la capacidad de discernir, incluso de entablar un debate razonablemente civilizado en torno a la mayoría de los asuntos y afortunadamente, gozamos de importantes niveles de libertad, posibilidad de contraste y controversia, así como de argumentar razonadamente.
Justamente por eso, y porque somos conscientes de la realidad que nos rodea, hay que llamar la atención, por lo grotesco, sobre esta auténtica desmesura de "poner el mundo al revés" que se pretende desde las filas del PP. No existen, ni pueden existir en democracia, circunstancias de ningún tipo que pudieran darse en una persona que sobrepasen en gravedad y en repulsa social, al hecho de la comisión de un delito ni a quien lo comete. Bien harían algunos y algunas en percatarse de esa obviedad, y hacerlo lo antes posible. Y, naturalmente, en asumir las consecuencias.