Inagra en Navidad

'El mundo más allá de 'Fortnite'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 14 de Mayo de 2021
Niños jugando a la 'play'
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Niños jugando a la 'play'

Lo reconozco. Soy de los que de niño jugaba con la bicicleta, el patinete, la pelota o las canicas. Salía corriendo despavorido de la clase para coger mi bocadillo y marcharme a la calle a inventarme juegos con mis amigos del barrio, merendaba nocilla, foie grass, chorizo Pamplona, salchichón, jamón york o tulipán. Nunca fui a un comedor escolar porque mi madre nos hacía la comida en casa: garbanzos, lentejas, pucheros, verduras… La verdad es que muchas veces me quedaba dormido frente al plato en la cena porque nunca tenía hambre y me obligaban a comerlo y era tan cabezón que me seguía negando, hasta que el médico me recetaba unas botellas blancas de calcio porque no me alimentaba en condiciones, pero aun así, siempre había dos únicos platos (primero y segundo) y mi única decisión posible era comérmelos o dejarlos y no podía elegir otra cosa. Conocí el spectrum plus porque se lo compró un amigo y jugaba con él a los comecocos y pensaba que él era el más afortunado del mundo porque yo nunca llegué a tener uno.

Mi infancia, como la de los chavales de mi generación, fue feliz, la recuerdo siempre acompañado de amigos, siempre en la calle y algunas veces frente al televisor, cuando emitían dibujos animados, que ocurría pocas veces a la semana

Mi infancia, como la de los chavales de mi generación, fue feliz, la recuerdo siempre acompañado de amigos, siempre en la calle y algunas veces frente al televisor, cuando emitían dibujos animados, que ocurría pocas veces a la semana.

No creo que los niños de hoy tengan infancias desgraciadas, por supuesto, pero han cambiado los tiempos. Ahora lo más de lo más es el Fornite y la Nintendo Swift o la Play u otras consolas. Mi hijo de nueve años podría pasarse el día entero sin comer, delante de la pantalla, aunque se lo limitamos a ratos del fin de semana. Los youtubers triunfan con sus explicaciones y trucos, con sus juegos en directo para que su público se sienta tentado a hacerse millonario igual que ellos. Las estrellas del deporte todavía tienen tirón, pero hay que reconocer que para los chicos de hoy en día no son tan importantes como lo eran para los de nuestra generación.

Muchos padres me han trasladado su inquietud porque sus hijos alcanzan la adolescencia antes que nosotros en nuestra época. Tal vez sea por el hecho de entrar con doce años al Instituto y estar rodeados de compañeros mayores o quizás sea porque les hacemos crecer antes, pero el caso es que la actitud retadora y desafiante, las discusiones con los padres, los pensamientos de que lo saben todo y de que sus progenitores no saben nada, llegan demasiado pronto

Conozco a niños que se pasan nueve o diez horas al día con la consola, que no quieren salir a la calle, que no tienen más amigos que los virtuales con los que juegan frente a sus pantallas, ni los buscan. Los parques, afortunadamente, siguen llenos gracias a los más pequeños, pero en cuanto cumplen ocho o nueve años y consiguen su consola, estos lugares se convierten para ellos en imágenes pasadas, demasiado infantiles para platearse siquiera volver a ellos.

Muchos padres me han trasladado su inquietud porque sus hijos alcanzan la adolescencia antes que nosotros en nuestra época. Tal vez sea por el hecho de entrar con doce años al Instituto y estar rodeados de compañeros mayores o quizás sea porque les hacemos crecer antes, pero el caso es que la actitud retadora y desafiante, las discusiones con los padres, los pensamientos de que lo saben todo y de que sus progenitores no saben nada, llegan demasiado pronto, lo cual reduce ostensiblemente la infancia y eso habrá que ver cómo afecta a la sociedad en general. En pocos años acabaremos descubriéndolo.

La mayoría de los niños ya no juegan con juguetes, no saben hacerlo, se cansan muy pronto, les aburren. El 'scalextric' ya no está de moda, ni las piezas de construcción, ni el 'monopol'y o el 'risk'. Ahora todo gira en torno a una pantalla de móvil, de Tablet, de televisión o de consola

Muchos se alimentan de bollería industrial, por la falta de tiempo de los padres para hacerles bocadillos y porque a ellos les encanta. Apenas ven la televisión, prefieren Youtube o las plataformas, no entienden eso de que no puedas ver cuando lo desees lo que pretendas, como ocurría en nuestra época, con dos únicos canales nacionales y uno autonómico.

La mayoría de los niños ya no juegan con juguetes, no saben hacerlo, se cansan muy pronto, les aburren. El scalextric ya no está de moda, ni las piezas de construcción, ni el monopoly o el risk. Ahora todo gira en torno a una pantalla de móvil, de Tablet, de televisión o de consola.

Los tiempos cambian, eso es evidente, y es absurdo lamentarse por ello. Es más inteligente adaptarse rápido a esas transformaciones, por eso muchos padres tratamos de integrarnos y compartir algún juego de esos que a ellos tanto les gustan, aunque nos cuesta trabajo comprender cómo lo prefieren antes que una tarde con amigos en la plaza o un día de monte.

¿Afectará ese cambio del modo de costumbres a sus vidas? Obviamente, sí. Los expertos ya avisan de los prematuros problemas de visión en los pequeños, de la obesidad infantil creciente, de la apatía ante los problemas sociales, de las dificultades tempranas generadas por la adicción a las pantallas…

De los adultos depende ahora tratar de devolverles la ilusión, animarles a apagar los aparatos y llevarles a la calle para que se relacionen y descubran el mundo más allá de 'Fortnite'. De lo contrario, es factible que en unos años veamos cómo surgen como champiñones asociaciones para ayudar a desengancharse de la adicción a los videojuegos, a los móviles o a las tablets

Estamos creando un mundo más individualizado, más aislado y curiosamente eso nos ha servido en la pandemia, porque hace cincuenta años probablemente hubiera sido muchísimo más difícil controlar a toda la población para que cumpliera unas normas cambiantes a diario sin internet ni las ventajas de la globalización. De hecho, los niños han sido los grandes olvidados durante estos meses porque les hemos culpado de la trasmisión del virus y les hemos confinado a las casas, excepto durante el tiempo que estaban en el colegio, con los parques, los cines o los espectáculos cerrados. Así que es normal que se haya extendido esa individualización de juegos, esa desgana por la calle.

De los adultos depende ahora tratar de devolverles la ilusión, animarles a apagar los aparatos y llevarles a la calle para que se relacionen y descubran el mundo más allá de Fortnite. De lo contrario, es factible que en unos años veamos cómo surgen como champiñones asociaciones para ayudar a desengancharse de la adicción a los videojuegos, a los móviles o a las tablets.

La pandemia va quedando atrás, poco a poco, y aunque hay que seguir manteniendo todas las precauciones y tener cautela, también es nuestro deber ayudar a los más pequeños a recuperar lo que han perdido, a disfrutar del sol, de la playa, de una conversación con los amigos. De lo contrario, es posible que no consigan recuperar el terreno perdido y dentro de una década nos encontremos con que la compañía de alguien se traduzca más como un estorbo que como una bendición.



 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).