Vaya por delante que pienso que, en términos generales, no hay que echarle muchas cuentas a lo que dice la presidenta "popular" de la Comunidad de Madrid, pues eso justamente es lo que buscan ella y quienes la asesoran, y que, por el contrario, hay que poner todo el énfasis político en lo que hace, dado que precisamente eso es lo que no desean ni ella ni sus asesores. Frente a lo que pudiera parecer, no estamos en presencia de una lunática política ni de un ser con pocas luces, aunque estoy dispuesto a admitir pruebas y evidencias de que reúne ambas condiciones. Ella cumple un papel y ejecuta unas funciones, que están milimétricamente analizadas por los ideólogos de la derecha más montaraz. Y lo hace con probada solvencia, visto lo visto.

Toda su altanería, toda su estridencia, todo su ruido y toda su acreditada insolvencia política, dialéctica y argumental están dirigidas a "sujetar" o incluso a "atraer" hacia el espacio político del PP, no sólo (cómo se suele señalar) a sectores de extrema derecha, coyunturalmente votantes de Vox, sino además a toda suerte de "trumpistas patrios"...

Toda su altanería, toda su estridencia, todo su ruido y toda su acreditada insolvencia política, dialéctica y argumental están dirigidas a "sujetar" o incluso a "atraer" hacia el espacio político del PP, no sólo (cómo se suele señalar) a sectores de extrema derecha, coyunturalmente votantes de Vox, sino además a toda suerte de "trumpistas patrios", negacionistas de todo lo negable, antisistemas varios y demás ralea descerebrada que existir existen. Por tanto, insisto, conviene no gastar muchas energías en detenerse en lo que "dice", y centrar los esfuerzos en contrarrestar con datos y razones lo que "hace". Que es justamente lo contrario de lo que hacen sus voceros mediáticos, que es darle todo el altavoz a sus salidas de tono, para intentar tapar los desmanes de su gestión, para que su función se cumpla.

Cómo si no, entender que denomine sin despeinarse, "gran estafa" a la emergencia climática que, día a día, ofrece desastres naturales, desertización a las puertas ya, aumento de las temperaturas y aumento del número de personas muertas. Cómo si no, comprender que sostenga, cual ignorante al uso, que "desde que la tierra existe siempre ha habido cambio climático". Y cómo si no, contextualizar las dos anteriores soflamas en una supuesta política de favorecimiento de lobbies (¡ella precisamente!) que perjudican a la ciudadanía y que, cómo no, obedecen a las consignas del "comunismo", así, a lo bruto. Afirmaciones que no resisten la más mínima constatación científica ni empírica, de hecho, no resistirían una pregunta de un periodista en prácticas (si alguien se la formulara), pero que ocupan páginas y minutos de medios de comunicación.

Por tanto, considero que la cuestión es cómo afrontar políticamente el debate sobre las políticas de la presidenta madrileña, obviando sus intentos de desviar la atención

Por tanto, considero que la cuestión es cómo afrontar políticamente el debate sobre las políticas de la presidenta madrileña, obviando sus intentos de desviar la atención. Porque éstos últimos van a subir paulatinamente de volumen y de intensidad, a medida que se hagan evidentes los déficits gravísimos de su gestión, ésta si que verdaderamente perjudicial para la inmensa mayoría de ciudadanos de Madrid.

Y pienso que la manera es una larga cambiada de tercio. Debatir de sanidad, de educación, de movilidad, de servicios públicos y de control del gasto público. No es evadir la polémica, ni dejar de "entrarle al trapo"

Y pienso que la manera es una larga cambiada de tercio. Debatir de sanidad, de educación, de movilidad, de servicios públicos y de control del gasto público. No es evadir la polémica, ni dejar de "entrarle al trapo". Es situar la polémica en la gestión o falta de la misma, es poner el foco, con datos y evidencias, en su pésimo hacer respecto a las necesidades básicas de la ciudadanía. Y, sobre todo, es plantear en términos políticos y de salud social, el necesario y conveniente desalojo del poder de esta señora. En términos estrictamente democráticos, de debate ciudadano y de contundencia en las urnas.

Exactamente igual al planteamiento político y estratégico que se está desarrollando a nivel nacional, de debatir de las políticas y las prioridades presupuestarias que benefician a la mayoría, y de hacer todos los oídos sordos posibles al ruido y a la distracción que empobrece y desanima. Es más costoso y mas trabajoso, desde luego, pero a la larga, la sociedad agradece que se hable (y se haga) de lo que le importa.

Madrid, por mucho que se empeñe nadie, no es diferente al resto de España. No hay un gen específico ni de la capital del Estado ni de la comunidad autónoma. Hubo, justo es reconocerlo, una coyuntura política y social, favorecida por errores históricos de las izquierdas madrileñas y por la propia caracterización de la capitalidad, que la derecha política supo aprovechar en Madrid. El tiempo está demostrando que la política con mayúsculas no puede ser sustituida por la chabacanería permanente. Ni en Madrid, ni en Brasil, ni en Estados Unidos. Llegada es la hora de poner a cada cual en su sitio.