Inagra en Navidad

'Y lo nuestro, ¿para cuándo?'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 6 de Julio de 2023
Una pancarta exhibida en Madrid en ela fiesta del Orgullo.
Redes sociales.
Una pancarta exhibida en Madrid en ela fiesta del Orgullo.

Empieza ya la campaña electoral y los partidos van soltando pinceladas de sus programas. Habrá que leérselos. Pero, lo que estamos viendo a nuestro alrededor nos ayuda a deducir muchas cosas. Y, especialmente de los grupos de Whatsapp y Telegram que andan ardiendo para advertirnos a las mujeres de lo que puede ocurrir si se hacen con el poder la derechita cobarde y la ultraderecha patria. Menos mal que tienen a bien alertarnos porque si no, las mujeres, estarían perdidas. Esas locas seguro que andan de rebajas, tostándose al sol en la playa y ajenas completamente a lo que ocurre en la calle.

Es curioso ver cómo, de repente, los posmodernos que se dicen de izquierda se preocupan por nosotras. Provocan hasta ternura. En pocas semanas y desde que han visto en las encuestas cifras que no les gustan, se han acordado de que casi el 52% de la población de sexo femenino también vota

Es curioso ver cómo, de repente, los posmodernos que se dicen de izquierda se preocupan por nosotras. Provocan hasta ternura. En pocas semanas y desde que han visto en las encuestas cifras que no les gustan, se han acordado de que casi el 52% de la población de sexo femenino también vota y, aunque para otras cosas es mejor no escuchar sus sandeces, para llenar las urnas de papeletas convenientes son útiles. Se multiplican las informaciones que tienen como tema central las consecuencias para las mujeres de la llegada a las instituciones del tándem azul verdoso y lo que puede ocurrir con las políticas destinadas a combatir la violencia machista. Mientras, y aún no ha llegado el desembarco del total de las huestes, en una semana han sido asesinadas cuatro mujeres. Las del ministerio de Igualdad andaban de fiestuqui.

Gracias pero no hace falta que nos avisen. Los conocemos bien. Que se lo digan al ministro Gallardón. Su intención de volver a la ley de supuestos de la interrupción voluntaria del embarazo le costó el puesto. Y no fueron los alertadores los que se subieron al Tren de la Libertad. Fueron las mujeres. Lecciones a las feministas, pocas.

Lo que es sorprendente es la falta de opiniones críticas y el desparpajo con el que están pidiendo insistentemente el voto a las mujeres olvidando todas las traiciones cometidas durante la presente legislatura

Lo que es sorprendente es la falta de opiniones críticas y el desparpajo con el que están pidiendo insistentemente el voto a las mujeres olvidando todas las traiciones cometidas durante la presente legislatura. Saben que han perdido ya miles de votos feministas. Es temerario esbozar la más mínima discrepancia sin que el grupo de Whatsapp o Telegram se eche encima a dentelladas. ¡Unidad, unidad frente a la derecha!! gritan con fervor  para añadir después que no es el momento de andarse con remilgos. Las importantes ahora no sois vosotras. Y, ese cuento, ya lo conocemos.

Y, quizás, sólo quizás, tendrían razón si no fuera porque estamos asistiendo a una clara ofensiva contra las mujeres desde esas opciones a las que dicen que hay que votar. Además de las promesas incumplidas esta legislatura –Ley de la abolición de la prostitución o la eliminación de la instrucción del 2010 para evitar la inscripción de bebés nacidos por gestación subrogada allende nuestras fronteras- nos han impuesto una ley mordaza mejorada y ampliada que nos multa si decimos que un hombre nacido varón es un hombre. Y qué decir de los violadores y pederastas que campan por sus fueros después de la aplicación de la Ley del Sí es Sí.

Sustituye el término violencia por razón de sexo por el de violencia por razón de género y considera que el género es una expresión identitaria

Aún no han llegado los liquidadores y nuestros representantes en Europa -todos- han acodado dejar fuera de la directiva europea contra la violencia de género el proxenetismo, el aborto (su garantía) y los vientres de alquiler pero se han ocupado de introducir, aunque no tenga nada que ver con la violencia machista, la identidad de género y el delito de discurso de odio por negarla. Sustituye el término violencia por razón de sexo por el de violencia por razón de género y considera que el género es una expresión identitaria. Si esto se aprueba, condicionará las definiciones de todos los países con lo que abrirá la puerta a que los fondos que se destinen a luchar contra el asesinato de mujeres se puedan desviar a las fiestas multicolor mientras las víctimas del machismo quedan desprotegidas e ignoradas.

Allí estaban las lideresas y los líderes pescando votos del ‘colectivo abecedario multicolor’ y nadie  ha dicho nada

Durante el mes de junio hemos visto varias manifestaciones del Orgullo y en ellas, sin esconderse, se ha gritado en favor de los vientres de alquiler para visibilizar las ‘familias diversas’. Allí estaban las lideresas y los líderes pescando votos del ‘colectivo abecedario multicolor’ y nadie  ha dicho nada. Parece que les parece bien. Esta práctica es ilegal en España pero algunos partidos, a derecha e izquierda, ya están dejando asomar la patita. El PP ha pasado de calificar la gestación subrogada como una pérdida de derechos y dignidad de las mujeres a mostrarse a favor siempre que sea altruista. Por su parte, Sumar está recogiendo en su web donde alojan las peticiones de sus votantes la aprobación de la explotación reproductiva en nuestro país. Es, cuanto menos, preocupante.

Imagen viral en redes sociales.

¡Pelillos a la mar! nos gritan desde los grupos de Whatsapp y Telegram. ¡Ahora no es tiempo de hablar de esto! nos espetan. ¡Unidad, unidad! nos reclaman. ¡Los que vienen son peores! nos recuerdan con insistencia por si no nos hemos enterado aún. Y, nosotras, las mujeres sólo podemos preguntar ¿y lo nuestro, para cuándo?

El 23 de julio se nos llamará a votar y el feminismo responderá. Porque, aunque haya quien lo crea, las mujeres no somos tontas y estamos muy hartas.

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.