Lido Pimienta encuentra su propia combinación de modernidad y tradición

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 20 de Mayo de 2020
Lido Pimienta – Miss Colombia
Lido Pimienta presenta su 'Miss Colombia'.
Lido Pimienta presenta su 'Miss Colombia'.

Escribir sobre música es complejo. Lo es por una razón obvia: la música habla por sí sola. No necesita nadie que la transcriba, que la explique, que la analice. A veces, hablar sobre por qué te gusta una canción casi puede arruinar la canción: la pura experiencia estética de oír algo y que te atrape puede verse entorpecida, ofuscada por las palabras. Pero al mismo tiempo, dar con las palabras adecuadas puede revelar nuevos matices, nuevas capas de disfrute. Esa es la tensión que hay que navegar constantemente: dar con la manera de ilustrar el por qué de una sensación, hacerla accesible y contagiar el entusiasmo, cuando sabes que esa sensación es en gran medida inefable.

La otra función que tiene la crítica musical, quizás menos profunda o ambiciosa pero indispensable en el panorama actual con tantísima música disponible y tan poco tiempo, es sencillamente señalarnos la existencia de cosas que suenan bien, e invitarnos a darles una oportunidad

Una de las dudas que siempre me asaltan es cómo de relevante es el contexto. Suelo ser profuso en este sentido, porque siento que es una de las cosas que sí puedo hacer: situar un disco en una tradición musical, en una conversación o en un cruce de caminos sonoro, de modo que quien me lea pueda mirar de otra manera la música y quizás así facilitar la magia. Pero la realidad es que a veces soy yo quien no conoce el contexto: me encuentro con sorpresas que reclaman mi atención inmediata y, antes de darme cuenta, estoy enganchado a algo que ni siquiera sé de dónde sale. Pese a que investigo de forma obsesiva a los y las artistas a quienes escucho para poder tener ese marco de referencia, a veces la pura música se carga todo marco y me obliga a escuchar, sin más.

Eso me ha pasado, en buena medida, con Miss Colombia, el nuevo disco de Lido Pimienta. Su nombre no me era enteramente desconocido, pero no lo asociaba con nada concreto. No sabía que pertenecía a una colombiana afincada en Toronto, Canadá, ni había oído La Papessa (2016), su anterior LP. Pero la otra función que tiene la crítica musical, quizás menos profunda o ambiciosa pero indispensable en el panorama actual con tantísima música disponible y tan poco tiempo, es sencillamente señalarnos la existencia de cosas que suenan bien, e invitarnos a darles una oportunidad. Así que cuando vi que varios medios especializados recogían elogios hacia el disco, eso hice: sin profundizar demasiado en los elogios, le di una oportunidad. No sabía qué me esperaba cuando pulsé el play.

Miss Colombia resulta ser un cruce apasionante de tradición y modernidad, un ejercicio artístico de introspección, homenaje y fusión que cautiva inmediatamente

Miss Colombia resulta ser un cruce apasionante de tradición y modernidad, un ejercicio artístico de introspección, homenaje y fusión que cautiva inmediatamente. El álbum construye, especialmente en su primera mitad, una estética propia, inmediatamente reconocible, mediante delicadas combinaciones de vientos, percusiones y sintes, mezcladas dejando mucho espacio para que la bonita voz de Lido entre y salga a placer, dibujando melodías radiantes por el camino. Con este tejido están hiladas las cinco canciones iniciales, cada una con sus propios ribetes. “Para Transcribir (SOL)” empieza a capela y después introduce varias capas de suaves vientos. “Eso que tú haces” en cambio, es la más maximalista, con una explosión de colores y sonidos en el estribillo que acompañan las palabras desafiantes de Lido (“no exagero cuando te digo:/eso que tú haces/no es amor”).

“Nada” es más oscura y sinuosa, con la colaboración de su compatriota Li Saumet, de Bomba Estéreo, que aporta otro matiz vocal, más firme aunque menos evocador. “Te Quería”, por su parte, es la más pop, con esos sintes luminosos a contratiempo que recuerdan al dancehall y una estructura más lineal pero que engancha por completo. “No Pude” cierra esta primera mitad de disco con más agresividad, acercándose por momentos al sonido industrial. A estas alturas ya ha quedado clara una estrategia: el uso de la voz como instrumento, para generar tanto texturas como contrastes. Esto emparenta el disco con trabajos que se interrogan sobre la vulnerabilidad y la identidad en torno al diálogo de tradiciones folk con el pop contemporáneo, como el estupendo Magdalene (2019) de Fka twigs o El mal querer de Rosalía, todas ellas herederas del legado de Björk. Y de hecho, lo que consigue la colombiana en esta primera mitad es construir un sonido y un discurso artístico coherente en su diversidad, en el que todas las canciones destacan pero el conjunto brilla aún más, y en el que su voz reina como instrumento predilecto; justo lo que intentaba sin terminar de conseguirlo María José Llergo en Sanación, hace unos meses.

Tan integrada está la estética que incluso una canción a todas luces de transición, como es “Coming Thru”, tiene carácter propio y embelesa con su instrumental desprovisto de percusión

Tan integrada está la estética que incluso una canción a todas luces de transición, como es “Coming Thru”, tiene carácter propio y embelesa con su instrumental desprovisto de percusión. Pero la sorpresa viene al ver hacia dónde se dirige esa transición: primero oímos una breve entrevista con Rafael Cassiani Cassiani, “fundador, director y la primera voz del Sexteto Tabalá de San Basilio de Palenque”, y a continuación “Quiero que me salves” resulta ser una grabación en vivo de Lido cuasi improvisando con el Sexteto mencionado. El contraste es chocante: frente a la cuidadísima producción de las canciones anteriores, aquí oímos a Lido introducir la grabación gritando “¡toma tres!”, y en varios momentos la percusión del sexteto sepulta la voz de la cantante. Pero la energía es tan poderosa que olvidamos enseguida cualquier reserva. La herencia africana de la música de la costa Caribe colombiana es evidente en las improvisaciones rítmicas y la estructura de llamada y respuesta, y es casi imposible no arrancarse a bailar.

“Pelo Cucú” se queda a medio camino: aunque grabada en buena parte en vivo, los toques de estudio como el reverb en la voz de Lido (que no usan en las voces de las mujeres que la acompañan) rechinan un poco. Eso sí, su letra sobre el pelo afro como marcador racial es de las más interesantes del disco (“Mi mamá quiere casar/Pa' mejora' la raza/Y ya nunca tener más/Ya no más pelo cucú”). Entonces “Resisto y ya” nos devuelve de lleno al sonido digital del principio del álbum, y aunque este nuevo bandazo podría sacarnos del todo del disco y la producción se acerca más en esta ocasión al pastiche, los tambores y vientos llevan fácilmente a la euforia. Precisamente por eso terminar con “Para transcribir (LUNA)”, una versión aún más desnuda de la canción inicial que se extiendo durante cinco minutos, es un pequeño anticlímax.

El disco refleja el proceso por el que Lido ha resituado su relación con su país de origen en el contexto de su identidad

Pero al explorar un poco más ese contexto que había dejado de lado, entiendo mejor esta decisión: todas las letras del disco parecen dedicadas a una amante, pero en otro sentido están dirigidas a la propia Colombia. El disco refleja el proceso por el que Lido ha resituado su relación con su país de origen en el contexto de su identidad. “Hoy comprendí, sentada en tu arena/que fue por ti, que dejé de ser yo”, dice con serena tristeza en “Eso que tú haces”. “Si tú a mí nunca me querías, ¿yo por qué tengo darte perlas?”, se plantea, orgullosa, en “Te Quería”, antes de reconocer que “Yo te quería, te quería también/como instrumento de lo que yo podía ser”. Y a pesar de todo ello, como muestran esas canciones acústicas, Lido no puede renunciar a sus raíces. Así pues, como reconoce en ambas “Para transcribir”, necesita esa parte de su identidad para poder seguir adelante, aunque sea incómodo y tenso.

Y esa es la cuestión: este contexto ha hecho que un disco que me gustaba mucho me guste aún más. Algo que sin duda formaba parte de las intenciones de la artista, como muestra el cuidado con que ha tratado las letras y la estructura del disco, sacrificando cierta fluidez para reflejar sus propias contradicciones. Así que sí, creo que contaros esto sirve de algo. Pero en todo caso, leáis o no esta crítica en detalle, lo importante sigue siendo que le deis una oportunidad al álbum. De verdad que merece la pena.

Puntuación: 8.4/10

Si quieres escucharlo, pincha en el siguiente enlace: Lido Pimienta – Miss Colombia

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com