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'Impuestos'

Blog - Reflexiones del Por Venir - Chema Rueda - Martes, 5 de Abril de 2022

Procuraré no trasladar a estas, espero que didácticas, aunque simplificadas, reflexiones sobre los impuestos, el hartazgo, el hastío, incluso el profundo desprecio que siento hacia aquellas posiciones políticas, doctrinales o ideológicas que plantean, como un mantra, el hecho de que bajar impuestos (así, sin más especificación) es bueno, saludable y beneficiosos para la sociedad, y que, por tanto, el hecho de subir los impuestos, o el mero hecho de su existencia, es algo insano, malvado y perjudicial para la buena marcha de una sociedad. En el actual contexto y en cualquier contexto. Creo que lo lograré.

Las teorías sobre el nacimiento del Estado moderno son variadas y variopintas. Si existe acuerdo en algo, es que el nacimiento del Estado, como hoy se concibe, va indisolublemente unido al hecho de la necesidad de que exista un "ente", un "algo" que se ocupe de recaudar primero y de distribuir después lo recaudado

Las teorías sobre el nacimiento del Estado moderno son variadas y variopintas, su origen, su conformación, su plasmación o no en textos constitucionales, su consideración como Estado sin más o sus caracterizaciones como social, de derecho, democrático, etc., ofrecen un sugerente mundo de debates, contrastes e ideas, al que cada cual puede darle la importancia que considere. Pero si existe acuerdo en algo, es que el nacimiento del Estado, como hoy se concibe, va indisolublemente unido al hecho de la necesidad de que exista un "ente", un "algo" que se ocupe de recaudar primero y de distribuir después lo recaudado. Es decir, alguien o algo que allegue recursos de la ciudadanía y posteriormente, destine el fruto de esa recaudación a las necesidades del común. Debatible por supuesto cuánto recaudar, de quienes recaudar más y de quienes menos, y cómo repartir, con que objetivos o criterios lo recaudado. Ese ha sido, es y será el gran debate político, social y ciudadano del mundo, mientras sea mundo. Pero es fundamental, en mi opinión, fijar el punto de partida de manera didáctica y comprensible. Ha de existir un ente (Estado en su acepción general) encargado, entre otras funciones, de recaudar para distribuir. Porque de manera general, hemos aceptado que es necesaria esa función para el mejor desenvolvimiento de una sociedad que merezca llamarse democrática, solidaria o simplemente decente.

Y ello es así, en base a una axioma muy simple (y de nuevo simplificado, este post no es una teoría de derecho impositivo), y es que como decía mi abuela, "no existe una máquina de hacer billetes"

Y ello es así, en base a un axioma muy simple (y de nuevo simplificado, este post no es una teoría de derecho impositivo), y es que como decía mi abuela, "no existe una máquina de hacer billetes". Por el contrario, las cuentas públicas, a fecha 1 de enero de cada año, están a "cero". Empiezan a llenarse a medida que la ciudadanía empieza a pagar impuestos. Y una vez llenas, es cuando el Estado puede empezar a invertir en nuestras escuelas, carreteras, hospitales, pensiones, subsidios, aeropuertos, etc. Si no hay dinero, pues no se puede. Creo que esto lo entiende cualquiera, incluso quienes aún piensan que el mejor sitio para que el dinero esté es en el bolsillo de la ciudadanía. Algo que puede ser pensado en momentos de esplendor económico, pero que seguramente lo deja de ser cuando en momentos de crisis, todos y todas (sin excepción) miramos al Estado para que nos ayude o directamente nos salve, gracias al gasto público, y cuando ha huido el gasto privado.

Por eso, abomino de la expresión "bajar los impuestos", como eslogan facilón o solución milagrosa para solventar una sitaución difícil

Por eso, abomino de la expresión "bajar los impuestos", como eslogan facilón o solución milagrosa para solventar una situación difícil. Si las arcas públicas están llenas (una vez efectuada la recaudación proporcionada, progresiva, justa y mayoritariamente aprobada) se podrán atender las demandas y necesidades de la población, además de procurar unas inversiones justas y equitativas en servicios e infraestructuras públicas de uso común, para que todos recibamos en función de lo que precisemos. Quizá lo valiente sería decir, qué impuestos bajar, en qué cuantías, a qué tramos de población, por qué razones, durante cuánto tiempo, etc. Y qué consecuencias tendrían esas bajadas. Pocas veces se escuchará algo más que el simplón (e injusto) eslógan, aparentemente llamativo de "bajar impuestos".

Pero ya el colmo de la indecencia pública es proclamar el mantra, a la par que se reclaman más inversiones públicas y más gasto público para determinados sectores sociales. Indecente, injusto, insolidario e hipócrita, pues como ya he señalado antes no existe una maquinita de hacer billetes, por mucho que se quiera insistir en ello.

Soy consciente de la dificultad del razonamiento argumentado frente a la simpleza del grito "bajar impuestos", muy consciente. De ahí la imperiosa necesidad de ser didáctico, explicar minuciosamente de donde sale y a donde se destina cada euro de dinero público. Porque se recauda más a unos sectores que a otros y porque se gasta más en unas cosas que en otras. De huir de la generalidad del subir o el bajar los impuestos y de penetrar en los conceptos de justicia, solidaridad, progresividad, equidad, necesidad de armonizar las demandas y necesidades sociales con una política fiscal adecuada.

Y, sobre todo, es hora de ser rotundos y contundentes en la convicción de que hoy, como cuando empezó, es función fundamental del Estado (poderes públicos organizados) recaudar para distribuir. Y por supuesto, labor fundamental de la sociedad conocer y controlar los mecanismos para desarrollar ambas acciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

Imagen de Chema Rueda

Nacido en Guadix (Granada) en 1963, por tanto de la generación de "A hard days night" y "Satisfaction". Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y funcionario de Administración Local, grupo A, trabaja en el Edificio de Los Mondragones. Fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Granada (desde 2003 y hasta junio de 2015. Ha sido Secretario General del PSOE de la ciudad de Granada entre 2008 y 2017 y Miembro del Comité Federal del PSOE desde 2017 a 2021. Actualmente es miembro del Comité Director del PSOE-A. Me apasiona escribir (lo que pienso), debatir y participar en la vida pública, desde todos los ángulos posibles. Me duelen bastantes cosas de la vida y de la política actual, y no pienso dejar de intentar arreglarlas. Me apasiona la vida, la amistad, la Alpujarra y el Atlético de Madrid.