La ignorancia es muy atrevida

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 15 de Mayo de 2020
Pablo Motos, otra vez, criticando el acento andaluz, en esta ocasión con Roberto Leal.
Antena 3
Pablo Motos, otra vez, criticando el acento andaluz, en esta ocasión con Roberto Leal.

De verdad, una vez más vuelvo a estar indignado. Y eso que ni tengo acento andaluz ni he nacido en esta bella tierra, pero mis dos hijos sí que lo son, sí que pronuncian en granadino y no solo no me disgusta sino que me encanta que compartan acento con Federico García Lorca, Rafael Guillén, Pedro Antonio de Alarcón o Francisco Ayala.

De nuevo hace unos días, un presentador de esos que, pese a haber escrito muchos libros, haber dirigido emisoras de radio y productoras y haber presentado diversos programas de televisión, no dan excesivas muestras de una esmerada cultura, tiene la poca delicadeza de preguntar a Roberto Leal, que lleva veinte años hablando ante las cámaras, si va a suavizar su acento andaluz para afrontar el reto que le espera, como si se tratara de un problema o de una discapacidad. Me pregunto qué sucedería en Estados Unidos si a una estrella afroamericana un presentador le dijera si está pensando en suavizar su color para el nuevo programa que presenta o algo más cercano: ¡Imagínense qué pasaría si alguien le afeara a Buenafuente su acento catalán o a Anne Igartiburu le pidiera que abandonara el suyo, vasco, para presentar programas a nivel nacional!

No me vale eso de que para estar frente a una cámara en un programa de televisión para todo el país sea necesario tener un acento neutro, que estamos hartos de ver a profesionales de todas las comunidades autónomas con el suyo propio y sin que lo disimulen hasta que el hecho de vivir en Madrid durante años acabe consiguiéndolo

Hay un ejemplo clarísimo: el de Javier Cárdenas, profesional de la radio, al que sinceramente creo que no soy el único al que le cuesta entender cuando habla hasta el punto de que creo que debería recibir clases de logopedia, en parte por ese marcado acento catalán, y no he escuchado críticas al respecto, al revés, se le considera un gran locutor. Estoy convencido de que si fuera andaluz, sus problemas de dicción se le achacarían a este hecho.

Así que no me vale eso de que para estar frente a una cámara en un programa de televisión para todo el país sea necesario tener un acento neutro, que estamos hartos de ver a profesionales de todas las comunidades autónomas con el suyo propio y sin que lo disimulen hasta que el hecho de vivir en Madrid durante años acabe consiguiéndolo.

Da la impresión de que muchos españoles siguen creyendo que hablar con acento madrileño, catalán o incluso vasco da caché, mientras que hacerlo con deje andaluz, extremeño o murciano lo reduce.

No me cansaré de repetirlo: hablar en andaluz no es hablar mal, es tener una entonación determinada, suavizar algunas letras e incluso eliminar las eses es parte de dicha inflexión que merece la misma crítica que cualquier otra procedente de vecinos de otras comunidades.

Ya está bien de asistir impasibles al lanzamiento indiscriminado de este tipo de dardos envenenados que siembran la discordia entre unas comunidades y otras y que permiten pensar, generalmente a quienes menos cultura tienen, que hay algo malo en hablar andaluz

Obviaré aquí citar ejemplos de autores consagrados andaluces cuya dicción ha servido como ejemplo para generaciones enteras porque lo veo tan evidente como innecesario.

Lo que no me cabe en la cabeza es que a estas alturas de la película un supuesto profesional de los medios, además murciano o quizás por eso mismo, sea capaz de aconsejar a un colega que suavice su acento, cuando no creo que nadie pueda decir que Roberto Leal muestre problemas de expresión o que no se le entienda cuando habla pese a que no disimule su origen natal al hablar.

Ya está bien de asistir impasibles al lanzamiento indiscriminado de este tipo de dardos envenenados que siembran la discordia entre unas comunidades y otras y que permiten pensar, generalmente a quienes menos cultura tienen, que hay algo malo en hablar andaluz.

Porque lo que no entendemos aquí, en esta tierra, es que cada vez que desde fuera de nuestra comunidad critican de forma despectiva a un profesional universitario e ilustrado sobre su forma de expresarse en andaluz, están menospreciando la manera de hablar de todos cuantos han nacido aquí y al mismo tiempo están perpetuando una desconsideración que se convierte en un hándicap para el conjunto de los andaluces, especialmente cuando dentro de nuestra comunidad hay personas que todavía le siguen dando crédito y hacen suyas esas críticas pese a que estén dirigidas a ellos mismos.

Deberá llegar un momento en el que en nuestro país no sea popular ni esté bien visto que alguien critique a un compatriota por tener acento andaluz, extremeño, canario o catalán, que todos forman parte de ese gran idioma que es el español y ninguno de ellos debería dejar de estar representado solo porque a alguien le disguste

Igual que en la época de la esclavitud en Estados Unidos no era extraño escuchar que los afroamericanos eran inferiores a los blancos y ahora a nadie se le ocurre decirlo ni siquiera aunque lo piense, deberá llegar un momento en el que en nuestro país no sea popular ni esté bien visto que alguien critique a un compatriota por tener acento andaluz, extremeño, canario o catalán, que todos forman parte de ese gran idioma que es el español y ninguno de ellos debería dejar de estar representado solo porque a alguien le disguste; otra cosa es que no se le entienda al hablar, da igual que sea un madrileño, cántabro o valenciano, porque esos casos no están relacionados con el acento sino con la falta de cultura o con una deficiente pronunciación ocasionada por alguna dificultad física.

Por desgracia, parece que algunos profesionales de la televisión dedican gran parte de su tiempo al gimnasio, algo que me parece loable, y muy poco a la lectura, a culturizarse, pese a que también debería formar parte esencial de su actualización profesional.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).