I, Daniel Blake, ve a verla
He visto Yo, Daniel Blake. Por fin la pone un cine de Granada (ningún multisala de gran centro comercial, no vaya a ser que a los chavales de la gorrilla daleá y a sus padres madres y abuelos les de por verla y hacer la revolución con pintadas de barrio).
La he visto en el Madrigal, un cine clásico que está, ahí al lado de El Corte Inglés, vivo de milagro. Id a verla.
Es una historia sin historia que lo cuenta todo. Recuerda en las excusas para estructurar el relato a Techo y comida. También me ha recordado al ¡QUÉ SE JODAN! de Andrea Fabra.
Uno ve ahí el porqué del Brexit, el porqué del ascenso del Lepenismo en Francia, el porqué la extrema derecha se jacta de crecer con elecciones democráticas en más de media Europa, el porqué no está claro que Donald Trump no le gane a Hillary Clinton, el porqué del grillismo en Italia.
Y el porqué, afortunadamente, en España es Podemos.
Los partidos socialistas de toda Europa han abandonado a su suerte a las clases populares (pueden llamarla clase obrera si lo prefieren, es lo mismo, tan obrero es un carpintero como un autónomo a destajo, o una enfermera o una profe de secundaria).
Los partidos socialistas de toda Europa están en manos de gentes bien, o de chicos y chicas (más o menos), que han traicionado a su clase a fuerza de ascenso con mucha militancia y altas dosis de sede y sueldo.
Si quedan socialistas militantes o votantes de corazón, deberían ver en esa película el hecho irreversible de que los partidos socialdemócratas han entrado en decadencia perpetua.
Uno ve en I, Daniel Blake, el peligro de que Unidos Podemos se afinque en las instituciones y sea uno más, uno por eso sabe que prefiere la voz del barrio agitada por lo académico a la voz de lo académico que no conoce la vida de barrio.