Por el ejercicio democrático de debate en libertad que hemos mantenido el 99% de la militancia socialista en las últimas semanas. Por las muestras de leal, sana y limpia competencia interna que hemos desarrollado. Por el impresionante ejemplo que hemos ofrecido al resto de fuerzas políticas de cómo desarrollar, sin alharacas circenses, un proceso transparente, del que muy bien deberían tomar nota. Por haber trasladado a la ciudadanía el mensaje de que las legítimas divergencias que conviven en el seno de nuestra centenaria organización, nos hacen más fuertes y más sólidos. Por haber arrumbado en el rincón de la mezquindad política los pomposos titulares alarmistas de unos medios de comunicación sin crédito, que han fracasado en su intento de hacernos creer que sus interesados deseos eran la realidad.

Gana, sin duda, el PSOE, por el impulso imparable de una militancia orgullosa que quiere reivindicarse como imprescindible. Que quiere manifestar, alto y claro, que el PSOE es su PSOE. El de los momentos buenos y el de los no tan buenos

Por todo eso, y por mucho más, hay un claro ganador de las primarias del PSOE, que es el propio PSOE. Porque el PSOE organiza sus Primarias para que sean primarias, es decir, para debatir, contrastar y compartir. Para que todas las inteligencias individuales se pongan al servicio de la inteligencia colectiva. Y para que esa inteligencia colectiva se ponga al servicio de la ciudadanía, de quienes nos necesitan y de quienes nos desean a su lado, sin imposturas y sin atajos. Porque un Partido político se construye contando con toda su gente, con toda su ilusión y con todas sus capacidades. Porque para eso hacemos las primarias. Así lo demanda una sociedad formada, informada y exigente. Porque a la izquierda se nos exige mucho más. Y tenemos que estar a la altura de esa exigencia, porque a veces, las menos, no hemos estado. Y lo hemos pagado.

Gana, sin duda, el PSOE, por el impulso imparable de una militancia orgullosa que quiere reivindicarse como imprescindible. Que quiere manifestar, alto y claro, que el PSOE es su PSOE. El de los momentos buenos y el de los no tan buenos. El de las grandes victorias electorales y el de algunas derrotas amargas. El de las Casas del pueblo abiertas, de par en par, sin miedos ni temores a que entre el aire fresco, la libertad de expresión, incluso la crítica constructiva. El PSOE que hizo grande a este país y el que lo va a volver a hacer grande. Y que, justo por eso, tiene que hacerse grande al ritmo que le marca la sociedad que ha contribuido a modernizar.

Por eso, la mejor respuesta, la más sincera, la que más une y la que mejor cose a nuestro Partido la dio Odón Elorza, al ser preguntado por quién había ganado no se qué debate. El ganador ha sido el PSOE. Pues eso, a ganar.