Francés y el peso mosca
La concejal María Francés es una mujer que, en términos boxísticos, ha combatido en los últimos lustros con los púgiles de la oposición municipal en categorías que van desde los pesos welter a los pesados. Y nunca ha pasado nada grave. Quiero decir que el carácter enjuto o fornido de un edil no ha causado ninguna crisis ni ha azuzado un intercambio de denuncias. El concejal (peso mosca) del flequillo, por ejemplo, asumió con agilidad de libélula la gestión de TG7 y la puso del revés; y el semipesado de Economía, con sus movimientos cargantes y sus ganchos cómicos y destructivos, arruinó al Ayuntamiento sin que nadie culpara del desastre a su juego de piernas.
Todo fue bien hasta que el PP perdió la alcaldía después de trece años de hábitos absolutistas y la púgil María Francés trató de impedir que los socialistas de Paco Cuenca, tan educados y rondando casi siempre el peso gallo, reorganizaran el Cuerpo de la Policía Local que es -y aquí no hay duda- un corpachón colosal, una mezcla de Frazier y Mohamed Ali.
Francés, el PP, Ciudadanos y los sindicatos afines pusieron en marcha una estrategia disuasoria contra el nombramiento de José Antonio Moreno consistente en vigilar cualquier movimiento extraño del candidato, por sutil que fuera, para impugnar su atrevimiento.
¡Y lo encontraron, por supuesto! Según la concejal Francés, el intendente Moreno, durante una reunión a puerta cerrada dijo (o le oyeron que dijo): “Cómo si ella no comiera con ese cuerpo que tiene”. Si se compara la supuesta frase que ha desatado el ciclón con las manifestaciones de los políticos encausados por corrupción más que un insulto parece una plegaria.
La Policía Local es una corporación que no solo exhibe atributos orgánicos poderosos sino que además sus integrantes, sobre la presilla del pantalón, lucen cananas y revólveres. El ingente cuerpo está integrado por más de 500 agentes (una cuarta parte de la plantilla total).
Nadie ha conseguido poner orden en un cuerpo que, desde hace más de quince años, rueda a su bola, empujado por los intereses sindicales y corporativos, y con la mecha prendida. Por fortuna aún no ha estallado aunque le ha faltado poco. El tripartito de Moratalla trató de apaciguar las guerras pero sólo consiguió volver la tortilla varias veces y dejarla aún más chamuscada. El ex superintendente de la Policía Local Luis de Haro, entonces socialista, hoy en Vamos Granada, se quemó entonces las manos en el intento y, en el último cambio de las tornas políticas, tuvo que escapar de la Huerta del Rosillo a las embajadas de París y México, antes de ser jefe de Policía de Andalucía Oriental.
¿Qué dirá ahora el juez del penúltimo embrollo y del comentario sobre la corpulencia de María Francés? Supongo que los peritos tendrán que determinar si la suya es hambre justa o desmesurada, y de lo que acuerden y fallen los magistrados dependerá si el intendente de la policía, comisionado por el alcalde para desbaratar las mamandurrias de tantos años, tiene carta libre para usar el bisturí.
¡A ver qué cuerpo trae María Francés del veraneo, si sosegado por las judías verdes con limón o instruido por el secreto ibérico y los daiquiris!