'Espinete, presidente'

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 20 de Septiembre de 2019
P.V.M

En los casi cuatro años que llevo escribiendo en este blog apenas he tocado la política porque para eso están los analistas, pero lo que ha ocurrido en los últimos días es más un tema de incompetencia ante la negociación, lo cual supondría a miles de españoles el despido inmediato, justificado e irrevocable. Hace unos meses, cuando el PSOE ganó las elecciones escuché decir muchas veces aquello de “gracias” y “nos vamos a poner de acuerdo”. Ahora, como si fueran niños malcriados que buscan el apoyo de los adultos, se contentan con acusarse unos a otros del fracaso de las conversaciones.

¿Qué clase de políticos tenemos que no son capaces de hallar puntos de confluencias? ¿Cómo es posible que se queden tan anchos después de haber fallado en llevar a cabo la voluntad popular? ¿Dónde está la autocrítica de cada uno de estos líderes?

¿Qué clase de políticos tenemos que no son capaces de hallar puntos de confluencias? ¿Cómo es posible que se queden tan anchos después de haber fallado en llevar a cabo la voluntad popular? ¿Dónde está la autocrítica de cada uno de estos líderes?

 No soy analista político, ni falta que hace. Veo a un Pablo Casado que no ha movido un solo dedo para llegar a ningún acuerdo y además se vanagloria de ello, a un Albert Rivera que se creyó el líder de la oposición y se ha dedicado más a engatusar a Malú que a ofrecer alternativas o propuestas, a un Pablo Iglesias que pide la mitad de los ministerios y parece buscar más el beneficio personal que el general y a un Pedro Sánchez que pretende que los demás se plieguen a sus deseos, con genuflexión incluida, solo por ser alto y guapo. 

Esto es indiscutible, evidente, un hecho que está más allá de toda discusión: el que no ha logrado pactar ha sido el líder socialista, da igual que se pase el resto de la vida justificándolo con que son los demás los que no han querido sentarse con él: una de las principales funciones del político es la negociación, el compromiso, y no alcanzarlo debería ser motivo de despido

Todos van a negar su responsabilidad a partir de ahora, todos van a justificar sus posturas y a culpar a los de enfrente, todos van a exonerar a sus propios líderes, todos van a volver a lanzarnos la pelota, todos van a mostrar la peor cara de su adversario político y, que nadie lo olvide durante las próximas semanas: los cuatro o cinco líderes de las agrupaciones con representación son culpables de este estrepitoso fracaso desconocido hasta ahora en la historia de la joven democracia española, todos, y el que más, por supuesto, Pedro Sánchez; ese al que la mayoría de la población eligió hace unos meses para encargarle el mandato de ponerse de acuerdo con el resto de formaciones, con el fin de formar un gobierno que represente a todo el país. Esto es indiscutible, evidente, un hecho que está más allá de toda discusión: el que no ha logrado pactar ha sido el líder socialista, da igual que se pase el resto de la vida justificándolo con que son los demás los que no han querido sentarse con él: una de las principales funciones del político es la negociación, el compromiso, y no alcanzarlo debería ser motivo de despido.

Imagina lo que ocurriría si tu jefe te pidiera que te reunieras con tus compañeros de trabajo para la elaboración de un proyecto y volvieras al mes ante él a decirle que no nos ponéis de acuerdo y que es mejor que te lo encargue únicamente a ti. Estarías en la calle al día siguiente.

 He aguardado paciente durante las vacaciones de unos y otros, perdonando que descansaran más de lo que reconocían, mientras sus colegas les justificaban ante los medios de comunicación en su ausencia; he asistido desde las últimas elecciones a las posturas enfrentadas de unos y otros, que parecían más dispuestos a mirar lo que les distanciaba que lo que les aproximaba; he callado al sentirme ninguneado por los altos cargos de todas las formaciones que han despreciado tanto mi voto como el del resto de la sociedad, porque no era de su agrado, como si buscaran barajar de nuevo por si tienen la suerte de recibir un as más, pero ya no quiero escuchar.

Decía mi profesor de historia que la democracia era el sistema menos malo de todos, pero a veces es insuficiente para expresar lo que uno siente. Y es que estoy seguro de que hay muchos, como yo, que consideran que hay que despedir a estos líderes políticos, a todos ellos, por no haber sido capaces de realizar la voluntad popular, por no llegar a un consenso

He decidido que no voy a oír las explicaciones de Pedro Sánchez ni de ningún otro líder porque no deseo que nadie me convenza. No, hasta que cambien el discurso y empiecen a ofrecer disculpas, golpes sinceros de pecho, autocríticas, alabanzas de lo bueno que han hecho los otros y como no tengo ninguna duda de que no va a suceder próximamente porque ellos se han encargado de arrojar al fango la reputación del sector político, me abstendré de ver informativos, de escuchar debates electorales, de entregarles ni un solo minuto más de mi tiempo a unas personas que han demostrado que les importa una mierda la gente y solo buscan el bien personal.

Decía mi profesor de historia que la democracia era el sistema menos malo de todos, pero a veces es insuficiente para expresar lo que uno siente. Y es que estoy seguro de que hay muchos, como yo, que consideran que hay que despedir a estos líderes políticos, a todos ellos, por no haber sido capaces de realizar la voluntad popular, por no llegar a un consenso.

Y ahora nos piden que volvamos a votar, los del Partido Popular para recuperar el pastel que entregó a los de Ciudadanos, que han pecado de novatos y no han movido ficha, y los del Partido Socialista para robarle votos a Podemos, que no ha sabido jugar bien sus cartas; en definitiva, para volver al carril que consideran idóneo: el bipartidismo. No nos engañemos, cuantos más partidos menos toca a cada uno, cuantos menos, más fácil es de controlar todo el poder y repartírselo.

Hemos visto cómo en las últimas décadas Aznar trató de engañar a toda la población al culpar a ETA del atentado más terrible cometido en España solo para ser reelegido, sin pensar en las dos mil víctimas; cómo sobrevuela en el imaginario colectivo la consistente sospecha de que Felipe González creó un grupo terrorista para acabar con otro; como el Partido Popular y sus máximos responsables pagaban en negro y recibían sobresueldos; como los socialistas andaluces admitían una estafa flagrante como la de los ERE… Y todo esto fue más fácil porque solo había dos partidos con destacada representación. Ahora pretenden despojarse definitivamente de las demás opciones políticas y recuperar a sus antiguos electores y los mismos derechos.

Y aunque sigan recriminándose entre ellos lo que sea, es indudable que los más inocentes somos los votantes y también los que más estamos sufriendo la paralización de un país sin gobernantes por su incompetencia. ¿Y encima les pagamos? ¿Tienen la desfachatez de cobrar por llevarnos a la ruina?

Están muy seguros de que la jugada les va a salir bien, de que después de noviembre solo contarán PSOE y PP, pero no sé si han valorado el nivel de repugnancia al que hemos llegado muchos ciudadanos, tan hartos de que nos tomen el pelo que estamos abiertos a otras opciones. Y aunque sigan recriminándose entre ellos lo que sea, es indudable que los más inocentes somos los votantes y también los que más estamos sufriendo la paralización de un país sin gobernantes por su incompetencia. ¿Y encima les pagamos? ¿Tienen la desfachatez de cobrar por llevarnos a la ruina?

Risto Mejide ya ha anunciado que va a crear un partido político a través de su programa de televisión para competir en las próximas elecciones e Iñigo Errejón también se lo está planteando. Quizás Belén Esteban se lo piense igualmente, que todos sabemos el tirón que tiene, aunque yo preferiría a Espinete, que siempre me hacía reír cuando era un niño. ¿Quién sabe? Tal vez entre unas propuestas frikis, otras, inauditas y algunas más cabales acabe saliendo la que nos permita despedir a estos cuatro o cinco líderes políticos que han fracasado, han hecho el ridículo y se están riendo a la cara de todos nosotros, porque su intención es seguir haciéndolo durante muchos años. Y lo cierto es que ninguno de ellos merece recibir un solo voto

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).