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'Esclavas del siglo XXI'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 15 de Febrero de 2024
Mabel Lozano, en sus palabras de agradecimiento al recibir el Premio Goya al Mejor cortometraje documental.
@PremiosGoya
Mabel Lozano, en sus palabras de agradecimiento al recibir el Premio Goya al Mejor cortometraje documental.

Apenas bastaron unas líneas y unos segundos en algunas televisiones para recoger la denuncia de la cineasta Mabel Lozano en la entrega de los Premios Goya. Su documental AVA que cuenta el horror vivido por una joven discapacitada explotada sexualmente, se llevó el premio al mejor trabajo en esta categoría. Lozano, que desde hace años es bien conocida por su activismo contra la prostitución, pronunció unas palabras Víctor Hugo cuando subió al escenario para recoger el galardón. "Se dice que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea, pero no es cierto. Todavía existe pero solo se aplica a las mujeres y se llama prostitución". Contundentes las palabras de Mabel Lozano, tanto como su documental que invito desde estas líneas a ver porque es, sencillamente, estremecedor.

Las palabras de la directora toledana al recoger su premio fueron tan acertadas como decepcionante fue la actitud de una importante parte del público. Les costó aplaudir. Les faltó mostrar apoyo al mensaje lanzado por Mabel Lozano

Las palabras de la directora toledana al recoger su premio fueron tan acertadas como decepcionante fue la actitud de una importante parte del público. Les costó aplaudir. Les faltó mostrar apoyo al mensaje lanzado por Mabel Lozano. No hubo respaldo a sus palabras y sí un batir de manos lento, un tanto desganado y sin calor tanto entre el público masculino como femenino. Cuesta creer que esta falta de entusiasmo se deba a que no estén de acuerdo con las palabras de la directora. Sería tanto como decir que se muestran contrarios a la abolición de la esclavitud. Por otra parte, podría entenderse que, entonces, lo que realmente estaban pensando es que la prostitución no es una esclavitud. Quizá esa parte del público, tan entendido en cultura, cine y otras artes visuales, pertenezca a ese sector progre y posmoderno que piensa que la prostitución es como cualquier trabajo y que, además, puede ser muy inclusivo con las mujeres discapacitadas porque ellas pueden ofrecer los mismos ‘servicios’ a la clientela. Si esto fuera así, no cabría mayor hipocresía.

Miles de cuerpos violados humillados o golpeados que son sustituidos cuando ya han sido exprimidos por nuevas remesas de mujeres y niñas pobres

Casi semanalmente nos enteramos de acciones policiales que culminan con la detención de proxenetas que obligan a mujeres a prostituirse en pisos, pequeños locales o tiendas camufladas. El goteo es continuo y el flujo de dinero constante. Recordemos que la venta del cuerpo de las mujeres es un negocio ilícito muy lucrativo, equiparable al tráfico de armas o de drogas. Pero nuestros gobernantes prefieren mirar para otro lado o, peor aún, banalizar el infierno en el que viven miles de mujeres en nuestro país cada día. Ni siquiera hay una cifra cierta, más allá de estimaciones que la fijan en una banda que oscila entre las 60.000 y las 100.000 mujeres. Miles de cuerpos violados humillados o golpeados que son sustituidos cuando ya han sido exprimidos por nuevas remesas de mujeres y niñas pobres.

Cartel de 'Ava', de Mabel Lozano, Premio Goya al Mejor cortometraje documental.

Sin embargo, para la ministra de Igualdad, es necesario abrir un debate para ver qué hacemos con la prostitución. ¿Qué hay que debatir? Es la pregunta que se hacen las feministas ante la barbarie de las continuas violaciones pagadas que se perpetran a diario en los clubes de las carreteras españolas o en edificios enteros situados en lugares muy céntricos de nuestras ciudades

Sin embargo, para la ministra de Igualdad, es necesario abrir un debate para ver qué hacemos con la prostitución. ¿Qué hay que debatir? Es la pregunta que se hacen las feministas ante la barbarie de las continuas violaciones pagadas que se perpetran a diario en los clubes de las carreteras españolas o en edificios enteros situados en lugares muy céntricos de nuestras ciudades bien conocidos por puteros y fuerzas del orden que no intervienen. Se escuda Ana Redondo en la necesidad de conocer de cerca la experiencia de otros países y ver qué medidas se han implementado porque parece decirnos la titular de Igualdad que hay que escuchar, por igual, a quienes creen que es un trabajo como cualquier otro y a quienes denuncian que estamos ante la esclavitud del siglo XXI.  “España tiene una situación específica y el acuerdo tiene que ser amplio para poder abrir el debate y avanzar, si es posible, hacia el abolicionismo” han sido las palabras textuales de Redondo en una entrevista concedida al diario El País hace pocos días cuyo extracto puede verse en Youtube.

Y, después de escuchar estas declaraciones, se pueden entender mucho mejor las actitudes vistas en la ceremonia de entrega de los Premios Goya cuando Mabel Lozano se atrevió a interpelar, indirectamente, a quienes se encontraban tan a gusto en sus butacas para intentar buscar su complicidad

Y, después de escuchar estas declaraciones, se pueden entender mucho mejor las actitudes vistas en la ceremonia de entrega de los Premios Goya cuando Mabel Lozano se atrevió a interpelar, indirectamente, a quienes se encontraban tan a gusto en sus butacas para intentar buscar su complicidad. No lo consiguió porque, como dice la ministra, no es posible abrir el debate sin un acuerdo amplio y, sabemos que el acuerdo amplio no se conseguirá porque la parte que siempre gana –puteros y proxenetas- no va a ceder ante la que siempre pierde –las mujeres en situación de prostitución- porque perderían el poder que otorga una de las bases más sólidas del patriarcado.

Si somos capaces de imaginar que en ese patio de butacas podría estar representada la sociedad, entenderemos por qué nunca se alcanzará el acuerdo. Sin embargo, recordemos que para la aprobación de otras normativas, como la denominada Ley Trans, no se requirió ningún consenso, se obviaron todas las propuestas del movimiento feminista, se acortaron los plazos en el Congreso todo lo que permitía el reglamento para conseguir su aprobación y se rechazaron todas las comparecencias expertas que podrían haber aportado datos al debate. Háblenos de amplios acuerdos, señora ministra.

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.