¿Eje o ajo?

Blog - De repente - Alejandro V. García - Jueves, 3 de Septiembre de 2015
El alcalde se quiere agregar de repente al Eje como el pepino se añade al ajo para elaborar una orza de gazpacho. Llega el alcalde a la cocina del futuro de Andalucía, se sube por los bordes de la cacerola, comprueba que en el fondo ya espera el medio de kilo de Málaga y el medio de Sevilla, rectifica de sal, hecha su poquito de Granada ¡y a la turmix! Bien batido, sin grumos, denso, con su canto de pan remojado. Se pone en frío y ya tenemos nuestra ración de Eje a la Granadina. A comer o, mejor, a sorber, que hay confianza.  Ay, señor, qué cocinero.
 
Lo de Granada y el Eje suena a guerra mundial, a aspiración antigua que nadie sabe bien qué es. El propio Torres Hurtado ha dicho, sin ir más lejos, que Granada irá al Eje cuando llegue el AVE, como si el Eje fuera un país muy remoto al que sólo se puede llegar en tren. 
 
En realidad Granada pudo llegar al Eje caminando, pero entonces, en la época en que todos éramos peones camineros, no estuvo interesada. Ahora, cuando ha caído en cuenta que dos provincias andaluzas han tomado la delantera para repartirse la capitalidad política y la económica, el ayuntamiento quiere sumarse al club como si fuera menos una decisión derivada de la propia fortaleza provincial que un deseo caprichoso y frívolo. 
 
Todas las aspiraciones en que se ha empeñado últimamente Granada tienen ese carácter de pasividad, de premio a la inacción: la Alhambra y las maravillas del mundo, Alpujarra Patrimonio de la Humanidad, Granada Ciudad de las Letras, Granada capital cultural... Echas la solicitud y a esperar tranquilamente el fallo. Y si se pierde por el camino o falta documentación siempre se podrá culpar a algún traidor político. 
 
Granada quiere ir al Eje como una miss decadente concurre a un concurso de bellezas veteranas. ¡El patio de los Leones, la hermosura inmacersible del Albaicín, la luz rosada del atardecer sobre el Veleta! 
 
¡Granada! ¡Qué más Eje, hijo! ¡Ojú!