Esquía en primavera en Sierra Nevada.

'Día de la Mujer Trabajadora'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 6 de Marzo de 2025
Cartel de la convocatoria del Bloque Abolicionista para el próximo 8M.
Cartel de la convocatoria del Bloque Abolicionista para el próximo 8M.

Nunca se ha hablado tanto de feminismo y nunca se ha estado más lejos de él institucionalmente. Nunca se dio tanta publicidad al 8M y nunca se ha vaciado tanto de contenido esta fecha como en los últimos años. Nunca se ha hecho tanto daño a una teoría política con un corpus tan bien estructurado desde hace tres siglos como en los últimos años cuando llegaron a la Administración pública los que decían que sí se podía aupados por los que reconocían que ellos solos no llegaban. Nunca se vieron las feministas tan excluidas del debate público como cuando sus puestos fueron ocupados por las que dijeron que ser mujer era sólo un sentimiento.

Es sorprendente cómo la evolución de esta fecha, tan significativa para las mujeres de todo el mundo, se ha ido reduciendo a la fiesta y la algarabía de quienes ocupan las calles sin saber muy bien el significado de la jornada reivindicativa

Es sorprendente cómo la evolución de esta fecha, tan significativa para las mujeres de todo el mundo, se ha ido reduciendo a la fiesta y la algarabía de quienes ocupan las calles sin saber muy bien el significado de la jornada reivindicativa. Bailando y cantando a ritmo de batucadas, se sitúan tras cabeceras donde agarran la pancarta las mismas que deciden reducir las penas a los violadores que acechan en las esquinas. Las que dicen a las más jóvenes que su cuerpo es su negocio, que ser puta es un trabajo como otro cualquiera y que la capacidad de agenda de cada una está en función del mercado donde se subasta la carne de mujer como los carriles de ganado en los mataderos. Esas a quienes no les parece mal que el colectivo más marginado de la historia compuesto por la retahíla de letras sin fin, defiendan con vehemencia los vientres de alquiler porque han sumado el derecho a ser padres a toda la lista de reclamaciones sin fin que ahora llaman derechos humanos.

El 8 de Marzo ya no parece el día de la mujer trabajadora sino el día de toda aquella persona que quiera reivindicarlo para sí

Nos quitaron primero de la definición de la efeméride lo de ‘trabajadora’ porque decían que discriminaba a las mujeres que no ejercían un trabajo remunerado fuera de sus hogares y ahora nos quitan la palabra mujer para dejar sólo un número y una letra. No hay más que observar alguna cartelería para ver que en ellas ya no se hace un llamamiento a las mujeres para reivindicar sus derechos sino a un catálogo de feminismos inexistentes e inventados para dar cabida a otras realidades, las de los hombres. El 8 de Marzo ya no parece el día de la mujer trabajadora sino el día de toda aquella persona que quiera reivindicarlo para sí. Por las calles vemos desfilar con sus pancartas y banderas a todas las minorías del colectivo abecedario, a los que performan como Drags Queens, a quienes se disfrazan de sus parafilias favoritas, a las que dicen que la prostitución empodera y a quienes defienden a capa y espada la libre elección de las mujeres para alquiler sus vientres ante la pobreza extrema, la disyuntiva de dar de comer a sus hijos o la decisión que ha tomado su marido para, con el dinero obtenido, hacer algunos arreglos en sus casas.

Debemos volver a reivindicar el 8 de Marzo como lo que es, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora porque ya estamos viendo cómo cada vez nos restringen más nuestros derechos y no podemos ceder también un día al año

Debemos volver a reivindicar el 8 de Marzo como lo que es, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora porque ya estamos viendo cómo cada vez nos restringen más nuestros derechos y no podemos ceder también un día al año. No he conocido a ninguna mujer que se sintiera excluida del término ‘trabajadora’ por no contar con una actividad laboral remunerada fuera del hogar porque, si algo no hemos parado de hacer a lo largo de la historia todas las mujeres que han poblado la Tierra, ha sido trabajar. Y tenemos que hacer frente a las que dicen que el velo empodera y que, incluso, es un símbolo de rebeldía, aunque nunca se vea a ninguna de estas defensoras con ese trozo de tela que implica sumisión y rebaja el valor de cada una de las mujeres que lo lleva. Y también tendremos que negarnos a formar parte de ese movimiento tan ecofriendly que defiende la vuelta a los pañales de gasa para tenernos todo el día lavando o las alegres tradwife que se encuentran plenamente realizadas cocinando y limpiando para que sus maridos, cuando vuelven a ese lugar de descanso del guerrero que es su hogar, se encuentren todo listo para pasar revista.

Todas se llaman feministas y el próximo sábado se sumarán a las manifestaciones convocadas en muchas ciudades de nuestro país, pero defienden un feminismo que no libera ni iguala. Incluso, este año también, tenemos que escuchar los lamentos del feminismo institucional del Ministerio de Igualdad a través de su titular, Ana Redondo, por lo terrible que es la prostitución y la trata. Sin embargo, nunca escuchamos que van a sacar del cajón la propuesta elaborada por el movimiento feminista para terminar con ellas. No hay ninguna voluntad para combatir la esclavitud del siglo XXI pero, al menos, abandonen ya la hipocresía.

Volveremos a las calles por las que ya no están, por las víctimas de la violencia machista, por las mujeres con menores y mayores dependientes a su cargo a las que la Ley ha decidido castigar, por las que realizan doble y triple jornada con trabajos mal remunerados, por las madres que luchan por arrancar de los brazos de maltratadores y pederastas a sus hijos e hijas, por las que intentan coeducar a pesar de las consignas transgeneristas en los centros educativos… y, por las que no pueden hablar ni expresarse bajo un laberinto de tela del que no pueden salir.   

 

 

 



 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.