Culebrón Merlos para el confinamiento

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 1 de Mayo de 2020
Alfonso Merlos.
Tele 5
Alfonso Merlos.

Parece que estábamos necesitados de una historia que nos evadiera del confinamiento y nos distrajera como si de una telenovela se tratara. He oído que hasta ha atravesado nuestras fronteras y medios de comunicación de todo el mundo hablan de este caso sobre el comentarista político, la tertuliana de corazón y la reportera. Esa historia de un señor que se había hecho popular por haberse convertido en la voz mediática de un canal de televisión católico, apostólico y romano, un hombre que defiende los valores tradicionales y que, por supuesto, está al lado de la derecha política. ¡Ojo! Que no hay nada de malo en ello. El problema es que defiendas el matrimonio católico y las parejas para toda la vida y después te pillen rompiendo la tuya a la primera de cambio.

Sinceramente, este hombre jamás ha sido para mí ejemplo de nada, no le considero un gran periodista ni tampoco una persona excepcional, por lo que no voy a cuestionar su forma de actuar, sus valores ni sus pensamientos. Es probable que aquellos que se sientan decepcionados con él sean quienes le juzguen y le condenen, aunque yo les aconsejaría simplemente que dejen de escuchar y valorar sus opiniones y ya está

Lo siento, me niego a juzgar al tal Merlos ni a su novia de unos meses, aunque parezca que llevaba con él años de convivencia, ni a la nueva incorporación, esa especie de modelo reportera de la que hasta ahora muy pocos habíamos oído hablar. Me la suda, con perdón, que uno le haya puesto los cuernos a la otra, que la otra no supiera que habían cortado, que haya o no una historia de amor… Ni siquiera me importa que se hayan saltado el confinamiento todos ellos, como han hecho otras miles de personas en España e incluso en el resto del mundo, aunque eso sí deberían de haberles pasado la multa correspondiente como a todo hijo de vecino al que le pillan saltándose la ley. Tampoco me preocupa que este hombre haya arrojado al barro sus valores, su forma de entender la vida y sus creencias. Eso es una cuestión tan personal, que él sabrá lo que hace y por qué lo hace.

Sinceramente, este hombre jamás ha sido para mí ejemplo de nada, no le considero un gran periodista ni tampoco una persona excepcional, por lo que no voy a cuestionar su forma de actuar, sus valores ni sus pensamientos. Es probable que aquellos que se sientan decepcionados con él sean quienes le juzguen y le condenen, aunque yo les aconsejaría simplemente que dejen de escuchar y valorar sus opiniones y ya está.

No obstante, hay muchas cosas en este tema que me horripilan. No me gusta nada el hecho de que en este trío amoroso vuelva a aparecer el tal Merlos como el machote y las dos chicas como las luchadoras en el barro por él. Esta historia rezuma machismo por todos los costados. Y pese a que la joven reportera estoy seguro de que se está frotando las manos porque cree que es su momento y que esto la va a beneficiar, también creo que si alguien va a sufrir al final de todo esto va a ser ella, a no ser que cuente con un apoyo poderoso en televisión. No tardarán en sacar sus trapos sucios, en dibujarla como una chica fácil que engatusó al pobre periodista tradicional admirado que solo pensaba en casarse con su novia de seis meses. Es lo que siempre ocurre en estos casos.

Claro que, esta reportera ha elegido su camino y yo tampoco soy nadie para cuestionarlo. Ella sabrá los jardines en los que se mete, al igual que la tal Marta y el tal Merlos.

Sí me repatea es que algunos de los que se autoproclaman periodistas serios, por el hecho de hablar de política, cuando en realidad muchos de ellos están ahí por ir de la mano de uno o varios políticos poderosos, tengan la desfachatez de considerar que la izquierda está utilizando el tema para arremeter contra la derecha mediática. Llega ya a ser hasta cansino

Como veis, no es que este tema me apasione como para hablar de él en este blog, pero lo que sí me repatea es que algunos de los que se autoproclaman periodistas serios, por el hecho de hablar de política, cuando en realidad muchos de ellos están ahí por ir de la mano de uno o varios políticos poderosos, tengan la desfachatez de considerar que la izquierda está utilizando el tema para arremeter contra la derecha mediática. Llega ya a ser hasta cansino. Me refiero a pseudo periodistas como Javier Negre, aspirante a Inda, al que se le llena la boca al decir que el gobierno está detrás de la utilización del caso Merlos para desviar la atención del supuesto daño que su canal de internet le está haciendo. Asusta el egocentrismo de algunas presuntas estrellas del llamado periodismo serio.

Pongamos un ejemplo inventado: si un hombre famoso condena a los gays y a las personas transexuales y defiende que los chicos tienen pene y las chicas vulva, todo ello en público, y después en privado se viste de mujer y pide a su entorno que le llame Julia, debe comprender que es posible que algún periodista descubra su juego y lo destaque como un ejemplo de hipocresía extrema. No cabe interpretar esto como una conspiración contra los homófobos en general, que tampoco tendría nada de malo.

Lo que ocurre en este país es que hemos asistido durante años al espectáculo de ver cómo los políticos decían una cosa y hacían otra. Todavía recuerdo al infame Francisco Granados gritando en distintos medios de comunicación que «hay que sacar del país a los sinvergüenzas corruptos» solo un año antes de ser condenado precisamente por corrupción. Hay ejemplos en todos los colores políticos de este tipo de discordancias.

El problema es que hoy en día la línea divisoria entre muchos periodistas políticos y profesionales de la política es tan endeble que apenas se distingue. Sucede porque tanto los canales de televisión como las emisoras de radio y los medios escritos buscan a profesionales para hablar de política que estén vinculados personalmente a algunos de los protagonistas de la noticia, de manera que acaban apoyando a sus amigos más poderosos y criticando a los rivales de estos amigos. ¿Dónde queda la objetividad? Yo defiendo al Ministro X porque es amigo de mi familia o incluso miembro de ella y critico a la oposición para beneficiarle a él o a sus colegas directamente.

Afortunadamente hay medios de comunicación como El Independiente de Granada, que no se venden a nadie y que por el hecho de contar de forma objetiva y criticando lo que sea necesario sin posicionarse a favor de una ideología en exclusiva tienen más dificultades para salir adelante, menos apoyos institucionales. Eso sí, su credibilidad y profesionalidad quedan fuera de toda duda.

Lo dijo claramente Aristóteles: «No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto».

Afortunadamente hay medios de comunicación como El Independiente de Granada, que no se venden a nadie y que por el hecho de contar de forma objetiva y criticando lo que sea necesario sin posicionarse a favor de una ideología en exclusiva tienen más dificultades para salir adelante, menos apoyos institucionales. Eso sí, su credibilidad y profesionalidad quedan fuera de toda duda.

Así que lo que más me preocupa del caso Merlos es que haya personajes que traten de convertir un asunto de alcoba en una cuestión política, solo para echarnos de nuevo en cara a los que nos consideramos de izquierdas, a los rojos, que somos culpables de desviar la atención de la gestión del gobierno durante el periodo de aislamiento destrozando la credibilidad de un periodista que la crítica, solo porque no haya sido capaz de ocultar sus secretos conyugales. Incluso tiene derecho a defender lo que atacaba hasta ayer mismo, pero cada uno debe ser consecuente con sus actos y no desviar la culpa hacia otro lado, claro que es lo más cómodo, pero también puede ser la granada que acabe estallándole en la cara.

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).