El gobierno municipal de Ciudadanos y Partido Popular parece que sólo adopta decisiones "organizativas", si nos atenemos a las peregrinas declaraciones de sus dirigentes cuando anuncian (o más bien se ven forzados a explicarse cuando el anuncio ya está hecho) las decisiones adoptadas. La creación, justo al inicio del mandato, de siete tenencias de alcaldía, siete, se basó en cuestiones organizativas. Al parecer se necesitaban siete capitanes (más el jefe mayor) para coordinar el trabajo de los tres restantes componentes del gobierno. Una "organización" sin duda asombrosamente peculiar. Organizativa debe ser también la decisión de esconder y ocultar la posibilidad de que cientos de familias granadinas pudieran acogerse a la Tasa Cero de Recogida de residuos.

El cambio en la Asesoría Jurídica municipal, encargada de defender los intereses municipales (que son los de todas las granadinas y granadinos y no otros), obedeció, y es literal, a una "cuestión meramente organizativa". Igualmente, el rocambolesco cambalache de cambiar, de la noche a la mañana y saltándose el procedimiento legalmente establecido, la Mutua municipal es también una cuestión organizativa. Cómo, sin duda, será un asunto "organizativo" la turbia relación de dirigentes del PP con la nueva Mutua. En este caso, suponemos que se referirán a la "organización del PP".

Todo es "organizativo" para el gobierno municipal; parece que PP y C,s sólo organizan y no hacen política

Todo es "organizativo" para el gobierno municipal; parece que PP y C,s sólo organizan y no hacen política. Y lo peor del caso, es que la mayoría de las veces, de tanto "organizar" se pasan de frenada, como en el caso de la, sin duda "organizativa" renuncia a los fondos europeos para el programa Granada en clave de Empleo, que parece ser, ya no es tan organizativa, y mediante una decisión política del Pleno Municipal, acompañada de una actuación política de los grupos de la oposición y las fuerzas sindicales, han forzado a un intento de solución política por parte del mismísimo alcalde, que en este caso, ha dejado de lado la "organización", en vista de lo que se le venía encima.

Y que decir de la subida del IBI, aprobada por el Pleno municipal recientemente, con los votos esperados (pese al teatrico que suelen montar) de los 14 socios de la derecha, y los inesperados y sorprendentes votos de UP. Una subida lineal y general para toda la ciudadanía, como es propio de la derecha, pero una subida que olvida los criterios de progresividad con los que tanto se llena la boca la autodenominada izquierda verdadera, que, no obstante, la ha apoyado. Una subida que ahora si ha aprobado el Pleno, que en la legislatura anterior, sin embargo no apoyó (ni PP, ni C,s, ni los entonces separados Izquierda Unida y Podemos), pese a que entonces sí era progresiva, pues contemplaba una subida de los tipos especiales del IBI a las empresas con mayor valor catastral y mayores ingresos, y una bajada del 4% del IBI a las familias y a las pequeñas empresas.

No se han atrevido a calificar de "organizativa" esta subida lineal del IBI, pero si han intentado enmascararla en una situación de las arcas municipales "dramática", no siendo muy diferente a cómo lo era en años anteriores, y también han intentado sacudirse la responsabilidad en que la subida de los valores catastrales vía Presupuestos del Estado es obligada. Justamente por eso, las fórmulas planteadas por el PSOE anteriormente buscaban la compensación y que dicha subida no repercutiera en los bolsillos de las granadinas y granadinos.

Insisto, comprensible y dentro de lo normal, el apoyo de las derechas. Desconcertante e inexplicable (para unas normales entendederas) el entusiasta apoyo de las autodenominadas izquierdas auténticas. Esperemos que no estemos ante otra cuestión "meramente" organizativa.

Es hora ya de que el gobierno municipal se ponga a hacer política, que para eso está, que explique lo que hace y para qué lo hace, que se exponga a la crítica y asuma las consecuencias de su acción, sin esconderse tras las alusiones a las cuestiones organizativas. La ciudad necesita de la política, de las decisiones audaces, del debate público y de la participación ciudadana. Y reniega del escaqueo explicativo como norma, pues éste solo esconde intenciones poco claras y oscuros intereses.