Cruzando los dedos
Es la historia que más se repite en las últimas semanas: lo que ayer era un idílico sueño a alcanzar se ha transformado en una pesadilla de lo que no se puede escapar. El problema es que esta historia tiene nombres propios que sufren en sus propias carnes las consecuencias.
David es un joven de treinta y dos años al que siempre se le dio bien bailar y el modelaje, entre otras cosas. En 2018 se convirtió en Primer finalista y Míster simpatía en el certamen de Míster Granada. Unos años antes, desde muy jovencito, ya había decidido convertirse en empresario y en vez de hacer como el resto de chavales que se dejan llevar por la vida, que disfrutan del ocio nocturno y esperan que les llamen para trabajar en cualquier sitio y olvidar sus sueños o también podría haber buscado un hueco en el sector, pero con tan solo veinticinco años, después de estudiar baile, este modelo y coreógrafo decidió tomar las riendas de su vida. Se lió la manta a la cabeza, se escabulló de quiénes le decían que no lo conseguiría y lo hizo porque no sabía que era imposible. Se embarcó en una preciosa aventura: poner en marcha un gran proyecto musical consistente en dos orquestas, una destinada a ser de las punteras de Andalucía, de la cual se encargaría él mismo y otra algo más modesta que llevaría su pareja, José Carlos.
Gracias a un sobrehumano esfuerzo, al tiempo restado del cuidado de la persona que más adora, su hijo de tres años, la orquesta Pekado se ha convertido en un referente en Granada con un montaje espectacular de luces, música, color y sonido que todos los municipios quieren tener en sus fiestas
Gracias a un sobrehumano esfuerzo, al tiempo restado del cuidado de la persona que más adora, su hijo de tres años, la orquesta Pekado se ha convertido en un referente en Granada con un montaje espectacular de luces, música, color y sonido que todos los municipios quieren tener en sus fiestas; además, una última inversión de 75.000 euros ha servido para que la segunda orquesta, Buda, se haya posicionado también entre las más llamativas e importantes. El año pasado apenas tuvieron un respiro, con cerca de doscientas galas que dieron de comer a nada menos que treinta y seis personas.
David dio por buenos sus continuos esfuerzos anuales para mejorar la calidad de ambos conjuntos, que le han obligado a solicitar varios créditos de más de 100.000 euros que imaginaba poder pagar con el sudor de su frente.
Y entonces llegó el virus, con su aislamiento, su cancelación de fiestas, su distanciamiento. Y el sueño que crecía y se convertía en realidad se hizo añicos. David se planteó dejarlo todo, dedicarse a cualquier otra cosa, pero había deudas que abonar, personal contratado por él y que no eran solo empleados sino buenos amigos, por lo tanto quería responder ante ellos. Y mientras veía cómo las galas de este año se le escurrían de entre los dedos después de ser pactadas, que el dinero y los recursos del día a día iban mermando más de lo que jamás hubiera podido imaginar, fijó su mirada en su marido y en el pequeño angelito que se había convertido en el centro de sus vidas y afloraron a su rostro lágrimas incontenibles para aplacar la frustración. Cualquiera se hubiera rendido, pero David no estaba dispuesto a hacerlo ni por su marido, ni por su hijo, ni por sus trabajadores, ni por él mismo. Así que emprendió un nuevo sueño dedicado a los más pequeños: la fiesta de Mickey Mouse, un espectáculo dirigido a niños de entre 1 y 10 años, especialmente, donde los padres disfrutan igual o más que los hijos.
Con esta nueva composición recién estrenada de luz, magia, color, música y baile, David ya tiene contratadas algunas fechas para los próximos meses, alguna con aforos cercanos a las 1500 localidades, concretamente en Torremolinos en octubre
Con esta nueva composición recién estrenada de luz, magia, color, música y baile, David ya tiene contratadas algunas fechas para los próximos meses, alguna con aforos cercanos a las 1500 localidades, concretamente en Torremolinos en octubre. Obviamente, cuenta con todas las nuevas medidas de seguridad surgidas a partir de la Covid-19 y por el momento va a realizar actuaciones al aire libre, contratadas por Ayuntamientos o por recaudación en taquilla y están a la espera de poder llenar su agenda con el apoyo de los municipios andaluces.
Ejemplos como el de David ponen en evidencia la afirmación de que los jóvenes de hoy en día son caprichosos, perezosos y no se buscan su propio futuro. El caso es que no es el único. De repente, el virus ha detenido en seco el trayecto de decenas de orquestas de toda Andalucía que se encuentran con el problema de la falta de ingresos para todos sus trabajadores y de que les acucian créditos astronómicos que iban pagando con su trabajo y que ya no pueden hacerlo porque nadie les va a contratar este año. Algunos han vuelto a casa de los padres para tratar de reducir gastos, otros se plantean incluso actuar en la calle para ganar el dinero necesario para poder alimentarse ellos y a sus propias familias.
Sus peticiones pasan por crear una mesa de trabajo con el Gobierno, ayudas para mantener los equipos, instalaciones y locales, paralización de pagos aplazados e impuestos a las empresas del sector y acceso a la prestación por desempleo por régimen de artistas y general. Asimismo, quieren que los ayuntamientos mantengan para el año próximo los contratos ya firmados para este verano
Por eso, las asociaciones que forman la Coordinadora Estatal de la Verbena y espectáculos convocaron una manifestación para esta misma semana que finalmente desconvocaron ante la llamada del ministro de cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, que aceptó recibirles, pero no se han sentido escuchados, porque después de la reunión siguen pensando en continuar su plan de movilizaciones. Sus peticiones pasan por crear una mesa de trabajo con el Gobierno, ayudas para mantener los equipos, instalaciones y locales, paralización de pagos aplazados e impuestos a las empresas del sector y acceso a la prestación por desempleo por régimen de artistas y general. Asimismo, quieren que los ayuntamientos mantengan para el año próximo los contratos ya firmados para este verano.
Durante muchos estíos, nuestros pueblos se han vestido de fiestas, de alegría, de música y color gracias a orquestas como Pekado o Buda. Al ritmo de esos sonidos hemos vivido momentos entrañables, hemos construido recuerdos imborrables, hemos conocido a nuestras parejas y, por tanto, no es lícito que, a la primera de cambio, nos olvidemos de estos hacedores de magia e incitadores a la diversión que son las orquestas de las fiestas de los pueblos. Se han dado a nosotros a través de su arte, es momento de que les devolvamos como sociedad una parte de su generosidad mediante esas instituciones que votamos para que nos protejan a todos; recordemos que emprendedores como David siguen aportando sus ilusiones y cruzando los dedos aun a sabiendas de que en otoño podría haber un nuevo confinamiento que les acabaría de hacer añicos.