'La consagración de Repion'

He llegado un poco tarde al fandom de Repion, pero he llegado con ganas. Y eso que había muchos argumentos en favor de las hermanas Marina y Teresa Iñesta. En primer lugar, mi admiración por Teresa viene de antes, por su papel como guitarrista, cantante y dinamo humana en Aiko el grupo. En segundo lugar, las vi en el Canela Party de 2023 y ya entonces me ganaron con su combinación de frescura y contundencia. Sin embargo, en ese momento no llegué a escuchar su fantástico álbum homónimo, que supuso su debut en un sello discográfico, ya que sus discos anteriores fueron autoeditados cuando aún eran adolescentes. Y este es un tercer aspecto bonito del grupo: estas dos llevan tocando juntas desde que eran unas crías, y su éxito tardío, después de más de una década de hacer las cosas a su manera, es la típica historia que genera un cariño especial por ellas y por lo que representan.
¿Cuántos estribillos tan buenos como el de “Viernes” ha dado el rock español en lo que va de década?
Además, incluso después de aquel disco, el mencionado éxito ha ido llegando progresivamente. El año pasado lanzaron Entre todas lo arreglamos, un EP de apenas cuatro canciones y 12 minutos que rozaba la perfección. ¿Cuántos estribillos tan buenos como el de “Viernes” ha dado el rock español en lo que va de década? Se aceptan candidatos. Después de eso, las cántabras han ido calentando motores de cara a un nuevo LP con colaboraciones de todo tipo, desde sus paisanos de Casapalma hasta la M.O.D.A., pasando por Triángulo de Amor Bizarro, Rufus T. Firefly o Tulsa. Esa falta de complejos a la hora de colaborar o de hablar de sus referentes, que incluyen tanto a PJ Harvey como a Amaral, siempre ha sido una parte importante de su encanto: en aquel Canela, una de las cosas que captaron mi atención fue su excelente versión de “Inevitable”, de Shakira. De hecho, Marina lleva años tocando con Mikel Erentxun, santo patrón del pop-rock español.
Así pues, y a juzgar por el impacto que está teniendo, 201 parece llamado a ser el disco de consolidación de estas dos como figuras de referencia en la música española, trascendiendo divisiones entre lo mainstream, lo indie o lo alternativo. Y ello es gracias, en primer lugar, al enorme talento que tienen ambas a tantos niveles: la voz de Marina es oro puro, las armonías vocales de Teresa elevan cada pasaje en el que aparecen, las letras retratan “dramas costumbristas” con sencillez y a la vez con mucha personalidad, las melodías se te quedan adheridas a la segunda escucha... Sus canciones son directas y pegadizas como el mejor pop, pero casi siempre tienen requiebros compositivos inesperados y muy efectivos, y ambas son grandes instrumentistas, de modo que no dejan lugar al aburrimiento: en la segunda estrofa, puedes tener por seguro que Teresa meterá un nuevo fill de batería que hará que se sienta fresca.
Precisamente porque tengo una opinión tan alta de ellas, me preocupó un poco escuchar “Otro día será”, el primer tema del tracklist
Precisamente porque tengo una opinión tan alta de ellas, me preocupó un poco escuchar “Otro día será”, el primer tema del tracklist. Si bien no hay nada en ella que sea desastroso, tampoco encuentro esos detalles extra que hacen que su música siempre sea apasionante. Ante esta ausencia, queda una canción perfectamente aceptable, pero que no me despierta la emoción acostumbrada. Por fortuna, no es esta la tónica general del álbum. Enseguida llegan temas tan adictivos como el single “El sueño dura una semana” o “Tus fotos”, que rezuma potencial de himno (los pelos como escarpias con esos “dime, ¿qué tal nena?/Dímelo de verdad”). En “Cerrar los ojos”, entre otras novedades, introducen un piano que hasta ahora no había tenido encaje en su paleta sonora, mientras que “Me sabe a poco” brilla en su contención: apenas una guitarra, unas armonías vocales impolutas, un órgano y unos pocos elementos más que ayudan a subrayar la melancolía de su melodía. De “Columnas”, por otra parte, sorprenden los tonos de guitarra que recuerdan al math rock o el Midwest emo, que le van como un guante a esa letra tan agridulce (“Y no opongo resistencia/a una foto de recuerdo,/ni a ese abrazo que me has dado/en señal de despedida”).
El clímax del LP llega con “X”, el segundo single, donde todo funciona: la batería hiperactiva del inicio, que refleja la ansiedad de la que habla la letra (“voy mirando al suelo:/tengo miedo de encontrarme con X”); el bajo, que le da el contrapunto a la guitarra a cada paso; y ese crescendo final lleno de la garra grunge por la que siempre han destacado. El tercio final arranca con menos brillantez: “Uñas de amarillo” y “Quiero más”, aunque no desentonan en absoluto y, de hecho, aportan detalles interesantes (el colorido estribillo de “ooh-oohs” de la primera, la curiosa progresión melódica del puente de la segunda), tampoco resultan tan esenciales como la mayoría de cortes mencionados. No obstante, para terminar, estas dos replican la jugada de sus anteriores trabajos y cierran con un precioso tema acústico, “Atocha”, que condensa el romanticismo de lo cotidiano propio de sus mejores canciones (“Aunque me duerma viendo películas/y no te importe ver siempre la misma,/yo te tapo los pies con mi espalda/y te leo en alto un cuento bonito”).
Y así, en apenas 30 minutos, Repion consiguen asentar definitivamente su identidad como grupo
Y así, en apenas 30 minutos, Repion consiguen asentar definitivamente su identidad como grupo. Diría que no se trata de su trabajo más redondo, pero sí es exactamente el tipo de disco que tenían que sacar en este momento: uno que les va a permitir dar el salto a un público aún más amplio sin renunciar a ese delicado equilibrio entre accesibilidad y complejidad, entre melodía y furia, entre pop y rock, que las define. Su estupendo directo (no os perdáis su tour, que hace parada en Granada en marzo) hará el resto: Marina y Teresa van a estar encabezando carteles de festivales bastantes años. Personalmente no podría alegrarme más: pocos grupos que puedan aspirar a ese rol tienen la creatividad de estas dos. ¡Arronti Repion!
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Puntuación: 7.8/10
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