'Con sabor a mazapán'
Las luces adornan las ciudades y pueblos, aunque acompañadas de carteles que aseguran que se apagaran durante unas horas al día para evitar un gasto extraordinario, los villancicos han comenzado a sonar, el clima por fin se ha adaptado en todo el país al final del otoño y los mantecados, mazapanes, el turrón y los polvorones ocupan un lugar prominente en nuestras casas: la Navidad ha llegado a nuestras vidas. Cada vez antes, cada vez más ruidosa y evidente, todo con el fin de que nos lancemos a la calle a consumir. Según el presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), las empresas españolas facturan entre un 25% y un 30% de su caja anual durante estas fechas, lo cual la convierte en una época clave que determinará el futuro de muchos de nuestros comercios y, por ende, de sus trabajadores.
La inflación, la subida de la luz y de los combustibles hace prever una reducción del negocio, aunque ya hay voces optimistas que aseguran que empezamos a salir de esta crisis, pero lo cierto es que esta Navidad todavía los hogares españoles no lo vamos a notar
La inflación, la subida de la luz y de los combustibles hace prever una reducción del negocio, aunque ya hay voces optimistas que aseguran que empezamos a salir de esta crisis, pero lo cierto es que esta Navidad todavía los hogares españoles no lo vamos a notar. Nos va a costar más salir a comprar y quienes más caja pueden hacer por este motivo son las grandes plataformas de venta online y, como no, los enormes centros comerciales, esos que están arrinconando poco a poco a los negocios de toda la vida.
El caso es que no se puede decir que esté todo perdido para estas tiendas de toda la vida; al contrario, es un momento propicio para convertir en ventajas los aparentes inconvenientes. Eso sí, para ello es necesaria una estrategia destinada a potenciar estos productos por parte de los profesionales, cuanto antes se realice, más posibilidades de ofrecer buenos resultados. Y es que la acumulación de compras online se encuentra en estas fechas con un inconveniente difícil de solventar: puede propiciar retrasos en los envíos, algo nefasto cuando el consumidor necesita cerciorarse de recibirlos en unas fechas clave, como Nochebuena, Navidad o Reyes. En este caso, el negocio tradicional cuenta con la ventaja de que permite llevarse el producto sobre la marcha; pero es que, además, el pequeño comercio se distingue por ofrecer un trato personalizado y especializado del que, muchas veces, adolecen las grandes superficies. Una forma de significarse para las pequeñas tiendas puede ser conceder a los clientes aquello que se resisten a hacer sus competidores: por ejemplo, dedicarles tiempo para conocer sus verdaderos intereses en cuanto a los regalos que quieren hacer y asesorarles más puntualmente, hacer sorteos característicos de estas fechas o incluso envolver los regalos con papeles propios, originales, diferentes, cuyo coste no es muy elevado aunque a los compradores les puede suponer un plus a sus regalos.
Estas pautas, que ya han adoptado desde hace años algunos negocios y les han funcionado, serán necesarias no solo para los pequeños comercios sino para que ese ambiente navideño no se traslade a los macrocentros comerciales o a enormes superficies instaladas en las afueras de las ciudades, dejando los centros de los municipios y capitales más vacío
Es imposible para los pequeños alcanzar los niveles de venta de los grandes, pero unos como otros van a recibir un aumento considerable de beneficios en estas fechas y por tanto es la época idónea para embarcarse en obtener nuevos clientes por medio de promociones, como un descuento para la siguiente compra y potenciar la página web porque cada vez es más habitual que los usuarios busquen los productos que necesitan en cualquier lugar de internet, siempre que haya unas garantías de seguridad.
Estas pautas, que ya han adoptado desde hace años algunos negocios y les han funcionado, serán necesarias no solo para los pequeños comercios sino para que ese ambiente navideño no se traslade a los macrocentros comerciales o a enormes superficies instaladas en las afueras de las ciudades, dejando los centros de los municipios y capitales más vacíos.
Teniendo en cuenta que los consumidores debemos mirar hasta el último céntimo en las próximas fiestas, en función de cómo está la situación actual, también deberíamos pensar que no siempre los precios de aquello que buscamos van a ser más baratos en grandes superficies o en internet y que la cercanía del negocio del pueblo, de la ciudad, nos va a permitir aprovecharnos de ventajas como la experiencia de un profesional de la venta que lleva toda la vida en su tienda o hablar directamente con el principal responsable del negocio, que dispone de un mayor margen de maniobra a la hora de adoptar decisiones sobre los productos que queremos adquirir o que hemos adquirido.
Ya que se incrementa el porcentaje de negocio, que no se lleven la mayor parte del beneficio unos pocos sino que pueda repartirse entre todos los trabajadores del sector servicios, que tan duro trabajan durante todo el año para sacar adelante sus pequeños comercios. Los economistas siempre hablan de la importancia de mover la economía, para que todo el país pueda recibir ese beneficio, pero por desgracia ese movimiento cada vez está más centrado en depositar nuestros sueldos al servicio de las fortunas más grandes representadas por las grandes superficies y los macronegocios online.